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Objetivo Igualdad

Hombres frente a la violencia machista: "Hay una gran mayoría de hombres silenciosos, que no se posicionan"

  • Los talleres de coeducación intentan crear conciencia y actitudes proactivas entre los chicos

  • Los expertos explican el negacionismo en adolescentes por una reacción rebelde y acrítica

  • 'Hombres frente a las violencias machistas', en Objetivo Igualdad, domingo 14:30h en Canal 24 horas

CAROLINA PECHARROMÁN
5 min.

Las manifestaciones de hombres contra la violencia machista son cada vez más habituales. Ellos participan en las concentraciones de condena de los feminicidios e incluso organizan concentraciones únicamente masculinas en fechas como el 21 de octubre. Pero todavía son pocos. Por eso, sigue siendo relevante uno de los lemas del movimiento de hombres por la igualdad: "El silencio te hace cómplice".

"Sólo hay una minoría de hombres que siguen los patrones machistas al 100%, pero tenemos una amplia mayoría de hombres silenciosos, que no se posicionan a favor de la igualdad entre mujeres y hombres y contra la violencia de género. Es esa masculinidad que se queda sentada en el sofá de su casa cuando hay que salir a reivindicar o hay que condenar estas actuaciones", afirma Jorge Cascales Rivera, del Observatorio de Masculinidades de la Universidad Miguel Hernández de Elche.

Conciencia y coeducación: los hombres frente a la violencia machista

¿Los chicos son machistas?

Este patrón se reproduce entre los jóvenes. Hace un año, la Fundación FAD Juventud hacía sonar las alarmas con un estudio que revelaba que el 20% de los chicos entre 15 y 29 años niegan la existencia de la violencia de género y creen que es un "invento ideológico". "El problema de los hombres con la violencia y con la desigualdad es que no la vemos y no la vemos porque no la sufrimos", afirma el psicólogo Jesús Moreno Pizarro. Respecto a los adolescentes, el sociólogo Juan Lillo señala que se unen varios elementos: "Parece ahora un gesto de rebeldía compartir a estos mensajes. Los chicos jóvenes pero también algunas chicas se adscriben a estos modelos sin haber desarrollado una conciencia crítica, sino porque tienen la necesidad de ser aceptados por su grupo de referencia".

Las violencias se perciben poco en redes sociales o relaciones de pareja y más en el acoso callejero

Jesús Moreno es responsable de participación de la Fundación Iniciativa Social. A través de talleres en institutos, se han propuesto investigar si los adolescentes perciben o normalizan las violencias machistas. Para ello, les han planteado cuestiones respecto a cuatro contextos: las fiestas, las relaciones, las redes sociales y en calle o el Instituto. "Lo que vemos es que en las fiestas hay un umbral muy alto, hay muchas violencias invisibilizadas. Lo que se ven son las violencias que son más explícitas y extremas: las agresiones o las violaciones. Después tenemos un nivel intermedio en la calle o en instituto, porque se visibilizan mucho los piropos y todo el tema del acoso callejero y por último, vemos que las redes sociales y en las relaciones de pareja el índice del umbral de percepción es bastante bajo", afirma Moreno.

Esa normalización de algunos tipos de violencia machista aparece durante las dinámicas en los talleres, pero también la toma de conciencia. Jesús Moreno explica que plantean a los grupos de jóvenes posicionarse como machistas, feministas o ni machistas ni feministas: "Vemos que siempre hay un reducto de chicos muy contrarios a los diferentes contenidos que estamos impartiendo y cuchichean entre ellos. Son pocos, pero hacen mucho ruido, acaparan pronto el espacio, el debate. Pero lo que estamos empezando a observar es una cosa que nos parece fascinante y sorprendente y es que hay chicos que se desmarcan de esa posición. Cuando en ese grupo salta una violencia verbal, hay chicos que sienten esto que denominamos vergüenza de género. Se levantan, rompen con todo este pacto de caballeros y con todos sus iguales y se situan en el grupo de los feministas, porque en ese momento toman conciencia de que la posición de ni machista ni feminista lo único que hace es reproducir un modelo y están viendo ese modelo reflejado en sus propios compañeros".

Viejos machismos en los nuevos formatos digitales

Juan Lillo también lleva años trabajando en educación. Cree que el binomio familia-escuela se ve superado por el entorno digital a la hora de establecer estereotipos sexistas o luchar contra ellos. Ve tres tipos de factores de riesgo y de resistencia a la igualdad: "El primero es la difusión de modelos de relación sentimental como espectáculo en los que se hace una difusión pública de la intimidad de las personas y todo se resuelve como una pelea. El segundo es el consumo de pornografía que transmite modelos de relación sexual desprovista de cariño y no se entiende que las personas que participan, especialmente las mujeres, lo hacen condicionadas por situaciones de pobreza o directamente están explotadas sexualmente. En tercer lugar, la difusión de nuevos prejuicios neomachistas o negacionistas de la violencia masculina contra las mujeres".

Tenemos que reflexionar sobre qué tipo de contenidos estamos consumiendo

Son fenómenos que no tenían lugar hace solo unos años. Jesús Moreno enumera las manifestaciones de lo que llama "una nueva adaptación del machismo" como el que los chicos compartan imágenes privadas de chicas, o el tipo de chicas o de cuerpos de chicas que buscan en Instagram: "Tenemos que reflexionar sobre qué tipos de contenidos estamos consumiendo y tenemos además youtubers súper famosos que están dando contenidos bastante cuestionables y que reproducen el machismo".

Nueva masculinidad: el reto de desafiar la forma normativa de ser hombre

Jorge Cascales, también profesor de la Universidad de Valencia, señala que habría que buscar referentes positivos para los adolescentes: "Buscar gente joven con un discurso igualitario en Tik Tok o Instagram, gente a los que ellos vean como un igual... Necesitamos estrategias diferentes, siempre sin perder de vista que ellos vuelven a una casa y en la casa tenemos los adultos y escuchan en la calle lo que dicen otros adultos". Para Juan Lillo ayudaría también si se extendiera la ética del cuidado y el autocuidado: "Muchos hombres no saben cuidarse y por tanto difícilmente podrán cuidar de los demás, de la naturaleza o de las relaciones sexoafectivas". Esa ética del cuidado, según este sociólogo, contribuiría al bienestar de hombres y mujeres y a alcanzar el principio de igualdad entre los sexos y los géneros.

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