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Sabina: "Ni yo mismo sé si esta va a ser mi última gira"

  • El artista anuncia que su próximo disco junto a Leiva se lanzará tras la gira de 2023

  • Fernando León de Aranoa estrena el documental Sintiéndolo mucho

ESTEBAN RAMÓN
4 min.

Joaquín Sabina cayó del escenario del Wizink Center de Madrid el 12 de enero de 2020. Un mes más tarde comenzaba el confinamiento y el artista no lo oculta: cayó en un pozo creativo que se parecía mucho a una retirada anticipada. Hasta que su amigo Fernando León de Aranoa consideró que era el momento de armar el documental que llevaba 13 años rodando sobre él. Bajo el título de Sintiéndolo mucho, se estrena en cines el 18 de noviembre.

“Durante la pandemia no tenía planes, estaba mudo en el sentido artístico. El documental de Fernando me ha puesto las pilas para escribir y cantar. Estoy en un estado de euforia que no me lo merezco”, dice Sabina en rueda de prensa para presentar el documental. Y sus planes lo corroboran: en 2023 tiene fechas anunciadas para una gira por España y América. El anunciado nuevo disco junto a Leiva, eso sí, se retrasará un poco: no saldrá hasta que finalice la gira cuyo nombre juega con ese vivir al filo de la retirada: Contra todo pronóstico.

“Ni yo mismo sé si esta va a ser muy última gira. Si no es la última será al penúltima, pero no pienso anunciar nada”, asegura. “Pienso disfrutar porque, sobre todo la gira por Latinoamérica, me cura de todas las tonterías”.

Sabina y Leiva ya publicaron el adelanto de un tema con el mismo título del documental. “Es la primera canción que hacía en tres años. No me gusta ir de gira sin canciones nuevas y podríamos ya meternos a grabar el disco, pero he decidido tomarnos las cosas con calma. Grabaremos tres o cuatro temas antes de la gira y luego sacaremos el disco completo. Todas son con Leiva, al menos las más bonitas”, explica con su risa contagiosa.

Aunque rodado a lo largo de 13 años, en Sintiéndolo mucho se muestran especialmente un puñado de días: un viaje a Rota para componer; un concierto en Aguascalientes en 2010 (México), cuando su amigo el torero Jose Tomás sufre una grave cogida horas antes de un concierto con Sabina como testigo en el tendido; otro viaje a Úbeda, tierra natal con relación de amor-odio para el músico; un concierto en Las Ventas, su templo preferido; y también el día de su caída en el Winzik Center.

Sabina lleva a gala huir de la solemnidad, pero le importa su retrato. Lo expresa en el documental cuando confiese que le revuelve una imagen pública que considera llena de clichés. “La llamaría caricatura: borracho, putero, nocturno. En alguna parte de mi vida se pareció, ya nada”, afirma.

El Sabina más político no se muestra en el documental porque, más que un resumen de su vida, es un testimonio de sus últimos años. “He estado tiempo muy enfadado con el siglo XXI porque veía que todo lo que pasaba, Trump, Putin, eran cosas feas. Incluso el lenguaje de la gente s eha ido degradando”, lamenta. “Aunque como me ponía muy pesimista, el otro día me puse a pensar en cosas buenas y me acordé lo pronto que se consiguió una vacuna para la COVID. Y, de todas las revoluciones del siglo XX, la única que avanza en la feminista y la LGTBI”.

León de Aranoa se lleva la película también al terreno que más le interesa: el proceso creativo del cantante. “La poesía es lo que más me interesa en el mundo, más que la música”, aclara el músico-poeta. “Y no me siento minusvalorado como poeta, aunque sí me gusta decir que en mis canciones hay mejor poesía que en mis sonetos”. Queda mucho Sabina para 2023 y más. “Tengo que decir que tengo 73 años y la caricatura llegó hasta los 50 años. Soy un sobrevivente”.

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