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Giorgia Meloni, la incansable carrera de fondo desde las juventudes posfascistas a las puertas del Gobierno italiano

  • La líder de Hermanos de Italia comenzó su precoz recorrido político a los 15 años y ascendió rápido en la ultraderecha

  • Fue la ministra más joven de la historia italiana y ahora, con uno de cada cuatro votos, aspira a gobernar el país

ÁLVARO CABALLERO
7 min.

Giorgia Meloni se sabía ya la protagonista de la noche electoral cuando llegó a votar apenas media hora antes de que cerraran los colegios en Italia. Lo hacía segura, sonriente, confiada de su victoria y con todos los focos sobre ella. Poco después, los primeros resultados ya confirmaban que esta romana de 45 años era la gran vencedora de los comicios. Meloni será previsiblemente la primera mujer en sentarse en el Palazzo Chigi, sede del Gobierno italiano, en lo que supondrá la culminación de una ambiciosa y precoz carrera política que comenzó cuando era solo una adolescente.

A los 15 años Meloni (Roma, 1977) llegaba al Frente de la Juventud, la organización juvenil del posfascista Movimiento Social Italiano. Pronto demostró su capacidad de liderazgo y su potencia dialéctica, y a los 19 ya era la responsable a nivel nacional del movimiento estudiantil de Alianza Nacional, el partido heredero del MSI.

Fue en aquel momento cuando Meloni atrajo el interés de la televisión francesa, que la entrevistó en uno de sus vídeos más repetidos y polémicos. Frente a las cámaras, no ocultaba su nostalgia por el pasado fascista. "Creo que Mussolini fue un buen político, todo lo que hizo lo hizo por Italia, algo que no se ha visto en los políticos de los últimos 50 años", decía.

Es solo una de las muchas vinculaciones entre ella y el partido que dirige, Hermanos de Italia, con la era fascista. Durante toda la campaña, ha evitado entrar a este tema, algo que no ha tenido demasiado difícil. Ni sus rivales en el centro o en la izquierda han aprovechado el flanco identitario para atacarla, ni en la mayoría de electores ha pesado excesivamente este asunto. Meloni ha recibido uno de cada cuatro votos con un discurso nacionalista, pero con un tono moderado en las últimas semanas, dirigido a tranquilizar a Bruselas y al poder económico.

Una carrera rompiendo récords

El reportaje de France 3 mostraba a Meloni dirigiendo con decisión a un grupo de 40 jóvenes, la mayoría chicos, en el popular barrio romano de Garbatella, donde vivía. Era una de las pocas mujeres con poder en un mundo muy masculinizado, el de la ultraderecha, y así ha seguido siendo a medida que ascendía dentro de él.

Desde niña se crio sola con su madre Anna y sin padre, ya que este abandonó a su familia para irse a Canarias. Anna también militó durante décadas en el MSI, aunque aseguró que no había adoctrinado a Giorgia porque quería que la pequeña eligiera su propio camino. La joven siguió con su imparable ascenso dentro de Alianza Nacional. En 1998 fue elegida concejal en Roma y en 2004 presidenta de la sección juvenil del partido, por lo que se convertía en la primera mujer presidenta de una organización juvenil de derechas.

En 2006, ya era diputada nacional y vicepresidenta de la Cámara de Diputados y en 2008 rompía otro récord, el de ministra más joven de la historia italiana, al ser nombrada titular de Juventud en el Gobierno de Berlusconi con 31 años.

El salto al estrellato: "Soy Giorgia, soy una mujer, soy una madre"

Pronto, el intento del Cavaliere de unir a toda la derecha en su Pueblo de la Libertad se vino abajo. Meloni salió de aquel Ejecutivo y se escindió del partido creando en 2012 Hermanos de Italia, una nueva formación heredera de Alianza Nacional y que tomaba el nombre del himno italiano. Mantuvo -y mantiene a día de hoy- en su logo la llama tricolor, presente en la tumba de Mussolini y en el logo del MSI.

En 2016 se presentó sin éxito a las elecciones a la alcaldía de Roma, mientras que en las generales de 2018 logró un 4,3% de los votos, lo que la situaba como el quinto partido del país. Su momento de gloria llegaría un año más tarde, cuando en uno de sus característicos discursos encendidos, pronunciaba unas palabras que se harían virales.

"Soy Giorgia, soy una mujer, son una madre, soy cristiana", declamaba desde el atril. Un dúo de DJ remezclaron el discurso con música electrónica en lo que se convirtió en uno de los vídeos más populares del país en 2019, con 12 millones de visitas en YouTube y sonando en las discotecas. "Esto no se hizo famoso porque Meloni lo pusiera en circulación, pero ella lo supo utilizar a su favor, aunque era una crítica, y le funcionó", explica a RTVE.es Steven Forti, historiador de la Universitat Autònoma de Barcelona especializado en el estudio de la extrema derecha.

Aquel vídeo supuso el salto a la fama de su figura y de su discurso "contra el pensamiento único" que controla supuestamente la izquierda, una defensa de los valores conservadores, católicos y nacionales de Italia.

En España, Meloni fue conocida especialmente a partir de su discurso durante la campaña de las elecciones andaluzas el pasado junio. En un acto con Vox, gritaba a un enardecido público: "Sí a la familia natural, no a los lobbies LGTB; sí a la universalidad de la cruz, no a la violencia islamista; sí a las fronteras seguras, no a la inmigración masiva".

Giorgia Meloni, el rostro de la ultraderecha italiana

El rédito de ser la única oposición a Draghi y el discurso moderado

Otro punto de inflexión para la líder de Hermanos de Italia llegó con la formación del Gobierno de unidad nacional de Mario Draghi, el año pasado. Su partido se mantuvo como el único en la oposición, lo que le ha facilitado aglutinar el voto de protesta después de que aquel Ejecutivo, muy popular, implosionara por las guerras de poder entre los distintos partidos.

"Meloni está demostrando ser inteligente. No es una todoterreno como Salvini, que mete la pata a menudo. Ha entendido que tiene la posibilidad de gobernar y tiene que demostrar que puede gobernar", señala Forti.

Tras la caída del Gobierno Draghi, este verano, Meloni ascendía como la espuma en las encuestas a medida que iba rebajando el tono de su discurso. Quedaron lejos aquellas intervenciones incendiarias como la que dio origen a su vídeo viral o su discurso en la campaña andaluza.

Ahora, en un contexto marcado por la guerra de Ucrania, y ante la postura ambigua o incluso favorable de Salvini respecto a Putin, Meloni "ha tomado una postura mucho más radical" a favor de la OTAN, para "tranquilizar al establishment europeo", añade Forti. Todo ello, sin dejar de lado "algún guiño" hacia los sectores más radicales, como el mismo hecho de mantener el símbolo de la llama tricolor. Entre la izquierda y las organizaciones sociales, el temor ante su posible futuro Gobierno se centra en el recorte de derechos como el aborto, frente al que Meloni ha sido muy combativo, o los derechos LGTB.

La candidata de Hermanos de Italia ha sabido evitar salidas de tono y tropiezos como las de Salvini, el antaño líder indiscutido de la extrema derecha, que en estas elecciones no superará previsiblemente el 10% de los votos. También ha demostrado olfato político al situarse como única oposición al anterior Ejecutivo, pero ahora tiene frente a ella su misión más difícil, la de pilotar un Gobierno estable en la turbulenta política italiana, con dos socios con tanto protagonismo como el líder de la Liga y Berlusconi y en un panorama económico e internacional extremadamente incierto.

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