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La proclamación de Carlos III trasluce el estilo del nuevo rey: elimina la palabra "poderoso" y cita al Parlamento

SOFÍA SOLER
5 min.

Carlos III de Inglaterra ya ha sido proclamado oficialmente rey. Aunque la sucesión ocurrió en el mismo momento en el que la reina Isabel II murió en el castillo de Balmoral, este sábado ha tenido lugar el apropiado ‘ritual de paso’, de príncipe a monarca.

Hurras y salvas han cerrado un acto en el palacio de Saint James, en Londres, en el que el llamado Garter Principal King of Arms (rey de armas principal de Garter) ha leído el texto de proclamación, una oración breve que apenas ha cambiado a lo largo de los años. No obstante, las pequeñas variaciones entre las palabras escogidas son una buena muestra del paso del tiempo, de la historia e, incluso, de las intenciones del nuevo rey.

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Carlos III menciona por primera vez la Cámara de los Comunes

El acto en honor al rey Carlos III ha incluido por primera vez a la Cámara de los Comunes entre quienes proclaman al soberano. Es decir, se menciona al Parlamento británico, sede de la democracia del país, cuando antes solo se nombraba a los "señores espirituales y temporales del reino, asistidos por el consejo privado" del monarca difunto, así como a concejales y ciudadanos de Londres, y otros nobles.

Por su parte, la reina Isabel II ya introdujo en 1952 una referencia a "representantes de la Commonwealth", que con Carlos III se ha modificado a "representantes de otros reinos y territorios". Si nos fijamos en las proclamaciones de los predecesores del siglo pasado, Jorge VI, Eduardo VIII o Jorge V, en cambio, no se menciona a los pueblos de ultramar, al menos, en la primera parte en la que se especifica de dónde emana la legitimidad del rey.

La corona, ¿de qué?: la pérdida del "imperio"

Porque los territorios más allá de las islas británicas sí que aparecen en todas las proclamaciones reales del siglo XX cuando se habla de hasta dónde se extiende el poder del rey. Jorge VI, padre de Isabel II, heredó en 1936 la "corona Imperial de Gran Bretaña, Irlanda y todos los demás dominios", de su hermano Eduardo VII, quien había abdicado en ese mismo año antes de llegar siquiera a ser coronado. La idea de "imperio", de hecho, aparece en todos los ascensos al trono desde 1547, con Eduardo VI.

De vuelta a nuestros días, Carlos III ha recibido la "corona del Reino Unido, Gran Bretaña e Irlanda del Norte" y, como su madre, ha sido proclamado también "Defensor de la Fe" y "Jefe de la Commonwealth". Con Isabel II, esta última denominación sustituyó a la de "Emperador de la India", pues el país asiático se había declarado independiente en 1947.

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Ni "elevado", ni "poderoso"

Si las referencias a las democracias y a la Commonwealth muestran los cambios en la casa real británica, azuzados por la historia, otros detalles evidencian las ansias de modernización y más cercanía de Carlos III. Isabel II ya restó algo de pompa al lenguaje de la proclamación, pero el nuevo rey ha ido un paso más allá eliminando los adjetivos "elevado y poderoso" que preceden a su nombre como príncipe.

Así, se ha citado al "príncipe Carlos Felipe Arturo Jorge" a secas, mientras su madre y abuelo fueron recibidos como la "elevada y poderosa princesa Isabel Alexandra María" y el "elevado y poderoso Albert Frederick Arthur George", antes de ser nombrados Isabel II y Jorge VI, respectivamente.

Muerte… o abdicación

Por lo demás, los textos de proclamación mantienen siempre una fórmula parecida en la que primero se explica por qué hay que nombrar un nuevo rey. En este caso, por la muerte de la reina Isabel II. "Considerando que Dios Todopoderoso ha llamado a su misericordia a nuestra difunta soberana reina Isabel II de bendita y gloriosa memoria…", ha leído el oficial de mayor rango del Colegio de Armas.

En el pasado siglo, solo con Jorge VI el motivo fue distinto y se argumentó "la irrevocable determinación" de Eduardo VIII de renunciar al trono "para sí mismo y para sus descendientes". De hecho, hasta esa misma proclamación no había entrado en pleno vigor la abdicación de Eduardo VIII, que prefirió el amor de la estadounidense divorciada Wallis Simpson a la corona.

Una proclamación televisada por primera vez

El último de los gestos con los que Carlos III trata de mostrarse más próximo al pueblo británico no son las palabras, sino las imágenes. Por ello, cada uno de los pasos del acto protocolario se han emitido por primera vez en televisión, como ya hizo Isabel II con la coronación.

De ese modo, hemos podido escuchar también el discurso del rey ante el Consejo de Ascensión, en el que hablado del "ejemplo inspirador" de su madre y ha reconocido que su reinado es "inigualable en su duración, dedicación y su devoción".

"A todos nosotros como familia, a este reino y al resto de la familia de naciones, mi madre nos dio un ejemplo de vida y de servicio desinteresado", ha afirmado este sábado, acompañado de cerca por la reina consorte, Camila. En la víspera, el monarca incluso se acercó a dar la mano y mirar a los ojos a los ciudadanos que se habían acercado a las puertas del Palacio de Buckingham a homenajear a la difunta reina y heredero.

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