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Análisis | Argentina

Polarización, corrupción y un intento de asesinato: las claves del fenómeno Cristina Fernández

  • La vicepresidenta argentina ha sido víctima de un intento de asesinato en la puerta de su vivienda

  • Su figura despierta tanto odio como adoración entre los argentinos

LAURA GÓMEZ DÍAZ
8 min.

La vicepresidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, es uno de los personajes públicos del país que despiertan tanto adoración como odio. Este jueves ha sido víctima de un intento de asesinato mientras un grupo de personas la esperaba en la puerta de su vivienda para mostrarle su apoyo en respuesta a la reciente acusación de la Fiscalía, que pidió que la vicepresidenta fuera condenada a 12 años de prisión e inhabilitación para ejercer cargos públicos.

La figura de Cristina Fernández “levanta odio y levanta pasiones”, según opina en declaraciones a RTVE.es el investigador del Real Instituto Elcano, Rogelio Núñez. “Es una figura que con su propio comportamiento, con sus propias actitudes, con su propio discurso -muchas veces hiriente con el adversario y victimizante- ha contribuido a polarizar a Argentina”, señala Núñez, que añade que “esto no justifica el ataque”.

Para el experto, la vicepresidenta argentina “es una mujer con una trayectoria política muy larga, con un indudable carisma que se ha acrecentado con el hecho de ser presidenta y ser la líder del kirchnerismo”. “Yo diría, sin temor a equivocarme, que es la principal figura política de Argentina”, añade.

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Cristina Fernández, hacedora de presidentes

Cristina Fernández de Kirchner nació el 19 de febrero de 1953 en la capital de la provincia de Buenos Aires, La Plata. Ahí estudió Derecho, donde conoció a Néstor Kirchner, con quien se casó en 1975. No fue hasta finales de 1980 cuando Cristina Fernández inició su carrera política, primero como diputada provincial y después como diputada nacional, mientras su marido ascendía en las filas del movimiento político peronista.

En 1991, Néstor Kirchner fue elegido gobernador de Santa Cruz, un puesto que ocupó durante dos mandatos contando con el apoyo de su mujer como diputada, y en 2003 Kirchner asumió la Presidencia en medio de una de las peores crisis económicas y sociales de Argentina.

En ese momento, Cristina Fernández era senadora en el Congreso y durante la Administración de su marido casi no se tomó ninguna decisión en la que ella no tuviera voz y voto. Cristina Fernández sucedió en 2007 en la Presidencia a su esposo, quien murió en 2010 debido a un ataque cardíaco. Este fue un golpe duro para Fernández de Kirchner con el que tuvo que cargar en la campaña a las elecciones presidenciales de 2011. Los comicios le dieron un segundo mandato obteniendo el 54% de los votos y se convirtió en la primera mujer elegida por el voto popular en ocupar la Casa Rosada.

“Cristina lleva en la política argentina desde hace décadas. Ha sido presidenta dos veces, su marido fue presidente y ha sido el eje central del partido peronista, que es el partido por antonomasia en Argentina”, afirma la investigadora senior del CIDOB, Anna Ayuso.

La división en Argentina: odio y pasión por Cristina Fernández de Kirchner

El ‘kirchnerismo’ que representaba Fernández de Kirchner, cuyos problemas con la Justicia ya habían comenzado, perdió las presidenciales de 2015, lo que le obligó a abandonar la Casa Rosada para cedérsela al conservador Mauricio Macri.

Cuatro años después, tras meses sin anunciar si presentaría su candidatura para lograr un tercer mandato, Cristina Fernández sorprendió a Argentina al ofrecer al que fue jefe de Gabinete durante cinco de los 12 años del ‘kirchnerismo’, Alberto Fernández, el liderazgo. En octubre de 2019, el centroizquierdista Alberto Fernández fue elegido presidente y Fernández de Kirchner asumió el cargo de vicepresidenta.

“Es verdad que pierde las elecciones en 2015, pero luego se convierte en una especie de hacedora de presidentes”, señala Núñez. “En 2019 se da cuenta de que no puede ganar porque no le da el voto. Entonces hace una jugada política muy buena y se alía con Alberto Fernández, que representa otra tendencia dentro del peronismo. Lo hace incluso con un Alberto Fernández que había sido extremadamente crítico con ella, pero se alía con él porque le da lo que no tiene ella: la capacidad de llegar al votante de centro”, asegura.

La "grieta": idolatrada y odiada

La actual vicepresidenta de Argentina se encuentra entre algunos personajes públicos del país latinoamericano que despiertan tanto adoración como odio. Mientras algunos argentinos la ven como una “madre” de los desamparados, para otros es una populista corrupta.

La imagen de Fernández de Kirchner lleva años manchada por casos de corrupción. A finales de agosto un fiscal pidió que la vicepresidenta fuera condenada a 12 años de prisión e inhabilitación para ejercer cargos públicos debido a presuntas irregularidades en la adjudicación de obra pública cuando presidía la nación entre 2007 y 2015. Cristina Fernández respondió diciendo que su “sentencia ya estaba escrita” y que no existen pruebas en su contra.

“Cristina Fernández ha cultivado mucho populismo, la figura de Evita, la viuda dedicada a los pobres… Hay un sector que va a muerte contra ella, pero luego hay un sector del peronismo que la sigue porque hay intereses”, explica Ayuso, quien afirma que la vicepresidenta disfruta de en torno a un 25% de apoyo popular.

Incidentes en una protesta frente al domicilio de Cristina Fernández

Según la investigadora, Cristina Fernández “ha ejercido un poder muy autoritario”. “Ha tenido una forma de hacer política muy populista, autoritaria en algunos casos. Mucha gente rechaza ese personalismo y autoritarismo a la hora de ejercer el poder”, aclara.

Por su parte, Núñez afirma que en Argentina existe una “grieta”, que es “la división que en estos momentos sufre el país entre kirchneristas y antikirchneristas”. “Esta grieta rompe familias y hace que muchas veces en las familias no se pueda hablar de dos temas: fundamentalmente de fútbol, pero tampoco de política, porque o eres kirchnerista o eres antikirchnerista”, añade.

La posible ola de simpatía después del atentado

Cristina Fernández de Kirchner ha sufrido este jueves un ataque cuando regresaba a su domicilio en el barrio de la Recoleta, en la ciudad de Buenos Aires, tras una sesión en el Senado. Un grupo de personas había acudido a las puertas de su domicilio para mostrar su apoyo a la vicepresidente en respuesta a la reciente acusación de la Fiscalía. Fue entonces cuando un hombre sacó una pistola del calibre 40 cargada con cinco balas, apuntó a Cristina Fernández, apretó el gatillo, pero no consiguió que saliera el proyectil.

Los expertos coinciden en que el suceso “le ha servido para tener más exposición pública y dejar en un segundo plano todo el tema de la corrupción”, según afirma Ayuso. “En ese sentido le va a favorecer. No se va a hablar tanto de todos los problemas de corrupción, pero yo creo que esto tiene un recorrido corto”, indica la investigadora del CIDOB.

Intento de asesinato frustrado a Cristina Fernández

En este sentido, la profesora de Relaciones Internacionales de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), Susanne Gratius, señala que Cristina Fernández “siempre se representa como la víctima diciendo que es acosada, que están intentando quitarle de encima”. “Esto le conviene”, recalca.

Por su parte, Rogelio Núñez subraya que “los atentados suelen favorecer a los políticos porque, evidentemente, se produce una especie de ola de apoyo y sentimiento de solidaridad con la persona que ha sido víctima de intento de atentado, en este caso”.

El experto recalca que, a pesar del apoyo que pueda recibir, este suceso “no hará que la Justicia ni la población se olviden de sus problemas con la Justicia” y que tampoco “le dará para ganar las elecciones”. “Por mucho que los antikirchneristas puedan sentirse abochornados por lo que ha ocurrido, su figura política les desagrada hasta tal extremo que nunca la votarían ni a ella ni a nadie que ella pusiera, como hizo con Alberto Fernández”, asevera.

Enorme crispación en Argentina y el resto de América Latina

El ataque a la vicepresidenta de Argentina se produce en un momento de creciente crispación y descontento social en América Latina. La crisis económica, la corrupción y el aumento de la violencia en esa región han disparado la polarización y las tensiones políticas.

En Chile, este jueves un grupo de desconocidos agredió a Simón Boric, hermano del presidente chileno. En este mismo país, un diputado miembro del Partido Republicano propinó un puñetazo en la cara a otro diputado del Partido Radical Socialdemócrata. Mientras, en Brasil, en el primer debate presidencial cara a cara entre el actual presidente, Jair Bolsonaro, y el candidato Lula da Silva, ambos protagonizaron un intercambio de insultos y acusaciones.

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“Todo esto da un poco la imagen de la enorme crispación política que padece América Latina”, indica Núñez. “En realidad, el mundo entero está experimentando un enorme proceso de polarización y crispación política”, añade.

Según Ayuso, “durante los últimos 10 o 12 años ha habido un proceso de polarización dentro de la política muy vinculado a la crisis económica y a la corrupción y todo eso ha generado descontento”.

“Después de lo que fue lo que se llamó la ‘marea rosa’, la llegada al poder de los gobiernos de izquierda después de las dictaduras, hubo un proceso de giro a la izquierda que se fue radicalizando también por la respuesta que dio la oposición de derechas. Un proceso de radicalización de los dos lados, de la izquierda y de la derecha que ha llevado a esa polarización”, indica la experta. “Las elecciones se han planteado como elecciones entre el bien y el mal, tanto por parte de la derecha como por parte de la izquierda, y esto va a acompañado de un descontento social muy grande”, asevera.

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