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Los vecinos desalojados por el incendio de Ateca vuelven a sus casas tres días después

  • Los 1.700 vecinos de las cinco localidades desalojadas han dormido ya esta noche en sus casas

  • El incendio permanece estabilizado y perimetrado en 14.000 hectáreas y 72 kilómetros

CHÍO M. ROCAFORT / SILVIA BARRACA | RTVE ARAGÓN
3 min.

El Centro de Coordinación Operativa Integrada (CECOPI) ha acordado en su última reunión rebajar el nivel de emergencia por el incendio declarado el lunes en Ateca (Zaragoza) -a situación 1 nivel 1 del Plan Especial de Protección Civil- y se ha desmovilizado por tanto a la Unidad Militar de Emergencias (UME), que durante estos días ha desplegado a 220 efectivos en la zona.

El incendio permanece estabilizado perimetrado en 14.000 hectáreas y 72 kilómetros cuadrados y a lo largo de este viernes se espera dar por controlado, pero no será hasta dentro de unos días cuando se dé por extinguido, como ha reiterado el consejero de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente del Gobierno de Aragón, Joaquín Olona, al término del Centro de Coordinación Operativa Integrada (CECOPI).

La situación ha permitido dar la orden para que los vecinos de los cinco municipios desalojados (Moros, Villalengua, Alhama de Aragón, Bubierca y Castejón de las Armas) puedan volver a sus hogares.

Así lo han vivido en Moros

Solo las campanas rompen el silencio que reina en Moros, en Zaragoza, desde hace tres días cuando desalojaban a sus 400 vecinos. Algunos han empezado a volver a sus casas.

Llamé al 112 y enseguida llegó el bombero

Una de ellas es Rosario, de 88 años, el fuego llegó hasta la puerta de su casa pero sin alcanzarla. Se quedó todo en un susto. Anoche, asegura, que volvió a arder un pajar de al lado de su puerta pero “llamé al 112 y enseguida llegó el bombero que lo apagó y me fui a dormir toda la noche”, celebra.

El fuego se lo comió todo en cuestión de minutos

La casa de Víctor, otro vecino de Moros, no ha corrido la misma suerte: “El fuego se lo comió todo en cuestión de minutos En cuanto el fuego saltó el barranco no había Dios que lo parase”, lamenta. Además, “había poliespan, que hacía de aislante, pero, cuando el fuego empezó a quemar ese material, salió mucho humo y los cristales –de su casa- se rajaron”, lamenta Víctor viendo como los peritos valoran los daños de su edificio y de las viviendas particulares.

No sé qué va a ser del pueblo

Otro vecino de Moros es Javier, al que el fuego ha dejado su campo reducido a cenizas. Este viernes ha podido visitar por primera vez sus tierras: “He bajado a dar una vuelta porque no me fio. Todavía hay zonas por ahí que están ardiendo. Aquí nos encontramos con este panorama, no sé qué va a ser del pueblo”, lamenta contemplando su campo quemado.

A pesar de todo, no ha habido que lamentar daños personales y ahora es momento de tratar de que el paisaje de la localidad zaragozana de Moros recobre su verdor característico.

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