Si hay un mandatario que condiciona absolutamente todo en cumbres de líderes internacionales es el presidente de Estados Unidos, Joe Biden. A la cumbre de Madrid ha llegado con un enorme equipo de seguridad y se mueve en un vehículo blindado que es toda una fortaleza: 'La Bestia'. El coche pesa casi 10.000 kilos y está preparado para resistir ataques químicos o nucleares.
Ese llamativo mote lo tiene desde que fue ocupado por George Bush hace dos décadas. Pero en 20 años ha cambiado mucho. El vehículo actual que traslada a Joe Biden es una mole de casi 10 toneladas de acero y titanio con un blindaje de 12 centímetros. De hecho, cada puerta pesa como las de un avión.
'La Bestia' mide cinco metros y medio y caben siete personas dentro. Consume 63 litros de carburante cada 100 kilómetros y expulsa a la atmósfera diez veces más CO₂ que un utilitario. Durante la cumbre de la OTAN es el vehículo más contaminante de todo Madrid.
Dentro lleva bolsas de sangre y lanzagranadas
Dentro es una mezcla de hospital de campaña y trinchera. Hay bolsas de sangre del tipo de la del presidente, y mascarillas anti-gas. Lleva lanzagranadas de gas lacrimógeno y ametralladoras que pueden disparar sin bajar la ventanilla, como si del Batmóvil se tratase.
'La Bestia' no se mueve solo. Junto a él va un convoy de otros 50 vehículos. Y si los países a los que va no están preparados para esta comitiva, se realizan infraestructuras específicas para él.
"Hemos tenido que construir infraestructura que no existía en el país para asegurar todo lo que se podía hacer para proteger al presidente", asegura el exasesor de Barack Obama, Brett Bruen.
Y a veces los cambios de agenda afectan a otros líderes, como sucedió recientemente en Bruselas, cuando parte de la delegación española que acompaña a Pedro Sánchez se quedó separada del presidente del Gobierno porque iba a pasar Joe Biden.
Ningún otro presidente tiene hoy este poder. Biden sigue la estela de Obama y Trump, anteriores pasajeros de una caravana de seguridad capaz de pasar por encima de todo.