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Festival de Cannes

Hazanavicius llena de zombis, risas e indiferencia la inauguración de Cannes

  • El director de The artist ejecuta un remake que calca la cinta japonesa One cut of the dead

  • Una comedia amable que homenajea la ilusión de los profesionales del cine

ESTEBAN RAMÓN (Cannes)
3 min.

Michel Hazanavicius esperaba –según sus propias palabras- abucheos en la inauguración de Cannes. Nada de eso: Corten!, una comedia amable con muertos vivientes, casi familiar, y un peculiar homenaje a los profesionales del audiovisual, ha provocado bastantes risas y, sobre todo, mucha indiferencia. Seguramente porque las expectativas eran las justas y también porque no es más que un remake extrañamente emplazado en el mayor escaparate cinematográfico del mundo.

Que zombis inauguren Cannes tampoco es noticia, sino casi costumbre: en 2019 fue Jim Jarmusch con Los muertos no mueren. El certamen sigue sin tener claro el papel de la película de apertura, a veces reservado a películas menores de grandes autores (Todos los saben), apostando por el glamour en otras (El gran Gatsby), y, rara vez, como el año pasado, con una obra contundente como Annette.

Los abucheos fallidos de Hazanavicuis (que también aseguró “que le harían muy feliz”) no se sustentaban en que Corten! sea provocadora, sino en su original artefacto narrativo que lleva al extremo un juego de muñecas rusas y descoloca durante sus primeros 20 minutos. Comienza como el rodaje de una película de muertos vivientes cutre de serie B, en seguida es una historia -igualmente cutre- de zombis reales que aparecen en ese rodaje, y, en su parte principal y más disfrutable, es la preparación previa y la alocada filmación de la película en cuestión.

Solo que nada de esa originalidad pertenece a Hazanavicuis. Corten! es bastante disfrutable, a condición de no conocer o haber olvidado One cut of de dead (Shinichiro Ueda, 2017), el original japonés al que copia escena a escena dejando una impresión de pereza creativa (además de otra vuelta de tuerca al juego metanarrativo).

Hazanavicius, rey del pastiche

Roman Duris interpreta en Corten! a un cineasta que se define como “rápido, barato y decente” que se embarca en el loco proyecto de rodar 30 minutos de plano secuencia en directo. Es un mero profesional, pero -un poco a la manera de Tim Burton con Ed Wood- a Hazanavicuis le interesaba subrayar la idea que también las mayores aberraciones fílmicas están empedradas de ilusión desbordante. ¿O acaso no es digno de aplauso el simple hecho de idear y finalizar algo?

Tampoco es novedad un Hazanavivuis rindiendo tributo al cine. Tocó el cielo –aquí en Cannes y en los Oscar- con The artist, una propuesta más redonda pero que partía de la misma idea de juguetear con pastiche, en ese caso con el cine mudo. A Hazanavivuis se le ve el truco desde el póster: necesita canibalizar géneros y siempre deja la duda de cuánto hay de autor y cuánto de impostor en su obviedad postmodernista. La idea del autor-impostor es, de hecho, el centro de su mejor película, Mal genio, en la que azotaba a Jean-Luc Godard tan gozosamente que desarmaba hasta a los más devotos godardianos.

Empieza la 75 edición de Cannes con varias polémicas en su arranque

Hace unas semanas, Corten!, cambio su título original francés "Z (comme Z)" porque la letra es utilizada por el ejército ruso. Hizo bien: la película fue proyectada tras una ceremonia de inauguración en la que Volodimir Zelenski entró por videollamada para denunciar una vez más el sufrimiento del pueblo ucraniano. La guerra tendrá su lugar en Cannes, con la proyección de Mariupolis 2, doumental postumo del cineasta lituano Mantas Kvedaravicius, fallecido en el conflicto. Pero antes, el festival se prepara para iniciar la competición por la Palma de Oro al tiempo que recibe a Tom Cruise y su secuela de Top Gun. Las dos caras de Cannes en una sola jornada.

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