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La Fuerza Aérea ucraniana desmonta el bulo del 'Fantasma de Kiev', consentido por fuentes oficiales

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La historia del “Fantasma de Kiev”, el supuesto súperpiloto ucraniano capaz de derribar él solo hasta 40 aeronaves rusas, ha terminado. La Fuerza Aérea ucraniana ha publicado en Facebook un mensaje en el que pide a la “comunidad ucraniana” que deje de confundir a la opinión pública diseminando información falsa sobre un personaje inexistente. El “Fantasma” nunca existió y el modo como esta leyenda falsa se construyó y difundió nos ayuda a comprender cómo el principal aliado de la desinformación puede ser nuestra propia mente.

La Fuerza Aérea ucraniana empieza el mensaje de Facebook que entierra el mito con un ruego en mayúsculas: ”POR FAVOR, NO LLENÉIS EL CIBERESPACIO CON BULOS!” Luego añade “¡El Fantasma de Kiev es una leyenda de superhéroes cuya figura ha sido construída por ucranianos!”. Afirma que la imagen de ese héroe es en realidad el esfuerzo colectivo de todos los pilotos de su Brigada Táctica. También recomienda que la ciudadanía siga unas reglas básicas de higiene informativa: “No fingir que algo es real [y] confirmar las fuentes de información antes de difundir”.

¿Cómo empezó todo?

La historia de este bulo arranca casi a la vez que la guerra de Ucrania y es fruto de la conjunción de un mensaje en redes de un general ucraniano, un vídeo de un periódico digital y un “gamer” o “jugón” (entusiasta a los videojuegos) que afirma que vive en Australia. A las 10:42 de la mañana del 24 de febrero, unas cinco horas después de que las fuerzas rusas empezaran la invasión, Valerii Zaluzhnyi, jefe de Estado Mayor de Ucrania, publicó en Facebook: “[Nuestras tropas] han destruido al menos 6 aviones y 2 helicópteros”. Dos horas más tarde el periódico digital ‘Nueva Edición’ publicó en Telegram tres vídeos en los que se observa a cazas ucranianos sobrevolando Kiev a baja altura.

Con estos elementos, un aficionado a los videojuegos bélicos de combate aéreo que se hace llamar @sc0ttishkoala en Twitter escribió un mensaje (ya borrado) que decía: “Siguiendo las hazañas de un piloto de referencia apodado ‘El Fantasma de Kiev’”. Las primeras respuestas a su tuit son las de su comunidad de jugadores. Le responden, por ejemplo, que “El Fantasma de Kiev suena como a un protagonista del [juego] ‘Ace of Combat’”. A las pocas horas empiezan a aparecer en redes sociales mensajes de solidaridad con Ucrania que dan por supuesto que el apodo corresponde realmente al piloto que tripula el caza que aparece en el vídeo, alguien que ha derribado a seis aviones rusos por sí solo. El deseo de los usuarios de que este piloto exista en realidad se visualiza en sus palabras: “Por favor, dejad que el Fantasma de Kiev sea real” podemos leer en Twitter.

¿Cómo un juego se convirtió en bulo intencionado?

Lo que durante el día 24 de febrero podría haberse interpretado como un juego o un malentendido fruto del deseo de que una leyenda fuera cierta se convirtió en un bulo intencionado al día siguiente, 25 de febrero. A las 10:26 de la mañana una cuenta que dice ofrecer “actualizaciones en directo” sobre la guerra de Ucrania publicó un vídeo en Twitter en el que vemos cómo un caza derriba, supuestamente, a otro. Este vídeo es falso y Twitter lo ha etiquetado como “fuera de contexto” porque, según la explicación de la red social, es en realidad una escena del “juego de simulación de vuelo ‘Digital Combat Simulator’”. El video empezó a replicarse como una hazaña real de “El Fantasma de Kiev”. Ese mismo día, el “Mando Operacional Oeste” la Fuerza Aérea de Ucrania replicó en Facebook el vídeo falso del juego como si fuera verdadero.

El ex presidente ucraniano Petro Poroshenko publicó en Twitter la foto de un piloto montado en un caza con el rostro cubierto por sus gafas y su máscara de oxígeno y el dedo pulgar en alto. El mensaje decía “En la foto, el piloto de MIG-29, el mismo ‘Fantasma de Kiev’. Causa terror entre los enemigos y orgullo entre los ucranianos. Lleva 6 victorias sobre pilotos rusos”. La cadena pública alemana Deutsche Welle reveló que la fotografía del falso fantasma procedía en realidad el Ministerio de Defensa de Ucrania, que la publicó tres años antes junto con el texto: “Pilotos ucranianos prueban un nuevo casco francés en la brigada táctica aérea”.

Al tercer día de la invasión (27 de febrero), un cuerpo oficial similar al CNI español, el Servicio Ucraniano de Seguridad (СБУ, por sus siglas en el idioma de este país), convirtió el bulo ciudadano en mentira oficial al mostrar en Telegram la misma fotografía falsa que Poroshenko: “Le llaman el ‘Fantasma de Kiev’ porque protege nuestra seguridad como un auténtico ángel”. En este mensaje del Servicio Ucraniano de Seguridad, los aviones enemigos derribados ya no eran 6 sino 10. Un mes después del inicio de la guerra, se atribuía a la falsa figura el derribo de hasta 40 aeronaves enemigas.

Crecimiento y muerte del mito del Fantasma

Verificadores internacionales y medios de prestigio alertaron sobre la falsedad de ‘El Fantasma de Kiev’ desde sus primeras fases (1, 2). Sin embargo, el hecho de que fuentes oficiales avivaran la existencia del personaje, como en este mensaje de Facebook del 11 de marzo del Mando General de las Fuerzas Armadas de Ucrania, hizo que otras cabeceras picaran el anzuelo (1 y 2).

Tras prácticamente un mes de falsas hazañas por parte del ‘Fantasma’, el 25 de marzo la Fuerza Aérea ucraniana subrayó la caída en combate de uno de sus pilotos, el comandante Stepan Tarabalka, a quien condecoró como “Héroe de Ucrania” a título póstumo. Esta circunstancia hizo que las redes sociales y también medios sensacionalistas (1) vincularan la existencia del Fantasma con la muerte de este piloto. La complicidad de las fuentes oficiales ucranianas con el bulo se rompió el 30 de abril con el desmentido de la Fuerza Aérea.

La guerra, la realidad y su amplificación

La historia bélica está repleta de relatos de hazañas individuales que fueron amplificadas por el discurso oficial del con la intención de ofrecer un aporte de moral a la población civil. Estas hazañas en ocasiones eran ciertas y en otras se alteraban para conseguir mayor impacto. El investigador Phillip W. Stewart lo explica en un artículo de la revista ‘Archivos Nacionales’ del Gobierno de EE.UU.: “En tiempos de guerra, la manipulación del pensamiento y de las emociones se considera esencial para conseguir altos niveles de moral”. En 1944 el director William Wyller dirigió el documental “El Memphis Belle: Una historia de una fortaleza volante” para ensalzar a la tripulación del primer bombardero en completar 25 misiones sin ser derribado durante la Segunda Guerra Mundial. El número de misiones que se atribuyó a este avión había sido conseguido por otro aparato unos días antes pero el objetivo era crear un mito para el cine y Wyler había grabado sus imágenes el el Memphis Belle y por eso se llevó la fama.

Como otras películas del momento, esta producción contó con el apoyo del Ministerio de Defensa de EE.UU, que pretendía incentivar la implicación en la Segunda Guerra mundial de la población estadounidense. El libro “Five came back” y el documental que lo apoya revelan con enorme detalle tanto las verdades como las falsedades que grandes cineastas del momento utilizaron para construir estos mitos en EE.UU. alrededor de 1940. Otro ejemplo, el Museo de la Batalla de Stalingrado, en la actual Volgogrado (Rusia) dedica un apartado especial al francotirador Vasily Zaytsev,  que inspiró la película “Enemigo a las puertas” y al que la web del museo atribuye la muerte de “más de 300 nazis”. Zaytsev existió y fue un tirador certero pero su número real de víctimas fluctúa mucho en función de la fuente que se consulte. En cualquier caso el gobierno de la Unión Soviética necesitaba héroes y Zaystev fue el elegido para subir la moral de su población.

El cerebro de cada persona es el mejor aliado de la desinformación

La ciencia se ha interesado en numerosas ocasiones por el fenómeno de los bulos en la sociedad contemporánea. En un artículo de referencia publicado en 2018 en la revista Science, titulado “La ciencia de las noticias falsas”, sus 16 autores llegaron a una conclusión central sobre esta materia: “Las investigaciones demuestran que la gente prefiere informaciones que confirmen sus actitudes preexistentes (...), ve las informaciones coherentes con sus creencias previas como más persuasivas que aquellas que no concuerdan con ellas (...) y se inclina por aceptar las informaciones que les satisfacen (...)”. Esta conclusión entronca con teorías psicológicas construidas antes de que el fenómeno de la desinformación se convirtiera en una preocupación global, como la del “sesgo cognitivo” definida a principios la década de 1970 como el comportamiento que se realiza una interpretación sistemática y errónea de la información disponible.

El ‘Fantasma de Kiev’ nunca existió y su construcción nos ayuda a entender cómo los bulos se crean, se potencian, se replican y son finalmente aceptados como ciertos en un entorno digital.  El hecho de aceptar como verdadero algo insólito como la existencia este piloto es un ejemplo que explica el funcionamiento del mejor aliado de la desinformación: el deseo de cada persona de que un hecho no comprobado o inverosímil sea cierto.

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