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María empezó a sufrir abusos sexuales antes de tener recuerdos: "Me sentía sucia, me quería morir"

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EMILIA AYALA FERNÁNDEZ
8 min.

No es sencillo que una persona que ha sufrido abusos se atreva a hurgar en sus recuerdos. María prefiere que no digamos su verdadero nombre, pero nos regala la mañana entera de un domingo en época de exámenes para contarnos los años más duros de su infancia.

En portada - ¿Por qué a mí? - Ver ahora

"Las historias se deben contar para tener más consciencia de lo que ocurre cada día en nuestra casa. Me gustaría que estas situaciones se pudiesen evitar". Es lo primero que nos dice María cuando la entrevistamos para el documental ¿Por qué a mí? del programa En Portada. Totalmente convencida añade que “No es fácil llevarlo dentro de ti sin poder explicarlo, sin poder expresarte, sin poder sentirte que alguien te esté escuchando.”

“Nos rompemos en un momento que no llegamos a recordar”

Pregunta.- María, ¿Cuándo te diste cuenta que tu infancia no era como la de otros niños?

Respuesta.- Mi situación empezó cuando yo era pequeña. Vengo de padres metidos en las drogas. Me quedé sola con mi madre. Madre soltera y padre desaparecido y claro, nos rompemos en un momento que incluso no llegamos a recordar porque somos muy pequeños.

P.- María, tus padres venían también de familias desestructuradas. ¿Qué es lo que ocurría en tu casa para decir que te rompiste incluso en un momento que no recuerdas?

R.- A los ocho años es cuando empiezo a tener recuerdo de situaciones difíciles que no entendía, pero siempre me negaba. Mi madre tenía amigos que derivaban también de las drogas, entonces aprovechaban muchas veces que a mi madre la pillaban débil, la pillaban drogada y se aprovechaban de mí. Me sentía sucia, me sentía que no me quería. Tuve épocas en las que me quería morir, me cortaba y bueno, de todo esto nadie se daba cuenta. Nadie llegaba a ver lo preocupante que era mi situación.

Cuando es tu madre la que no te cree

P.- ¿Te atreviste a contárselo a tu madre? ¿Qué te dijo?

R.- En esas situaciones lo que tienes es miedo a que no te crean y mi miedo era real, no me creyó. En ningún momento se planteó que pudiera ser verdad. Era imposible porque sus amigos me querían mucho.

P.- Durante unos años tú también fuiste una chica rebelde. En alguna ocasión te escapaste de tu casa y para evadirte tomaste alguna droga. Pero hubo un día que lo pasaste especialmente mal.

R.- Como tantas noches yo llegué bastante ebria y drogada. Tengo como flases en la cabeza de esa situación, pero intento no acordarme de ella. No llegó a ser violación gracias a Dios, pero estar bajo los efectos de las drogas no ayudó nada. No pude pedir auxilio, no pude impedir que esa persona hiciese conmigo lo que quiso y bueno, pasar la peor noche de mi vida. Hubiese preferido que pasase fuera a mi casa porque en mi propia casa pasó y nadie hizo nada.

María se toma unos segundos y continúa.

R.- Cuando tuve el valor de contárselo a mi madre tampoco me creyó. Entonces te ves sola, muy muy sola y dices si la persona que te ha traído al mundo no te cree ¿a quién se lo vas a contar?

Con 14 años decide que no aguanta más

P.- Llego un momento en el que dijiste que así no podías continuar y advertiste a tu madre que si no arreglaba esta situación, te ibas a ir de casa. ¿Qué pasó?

R.- Se lo explico a mi educadora social. Llevaba mucho tiempo diciéndole que todo estaba bien, pero ella sabía realmente que no estaba bien. Mi educadora social habló con menores.

María ingresa en un hogar de acogida con 14 años. Ahora se refiere a este lugar como su casa, pero los comienzos no fueron fáciles. No confiaba en nadie ni aceptaba el cariño de las personas que vivían allí. Se puso escudos para prevenir que la hicieran daño.

R.- Tenía mi propia manera de defenderme y era no aceptar el cariño de desconocidos.

P.- Tú cuando llegas a esta casa de acogida conocías bien el ambiente en el que vivían muchas chicas vulnerables, algunas eran tus amigas.

R.- Amigas mías viniesen de donde viniesen, de sus propios hogares con sus familias o directamente de casas tuteladas, tenían unas situaciones muy complicadas. Querían evadir sus problemas, el cariño que no tenían, a base de drogarse, de buscar atención en otros lados. Entonces las personas se aprovechaban. Les daban a entender que lo material era cariño. Que si hacían según qué favores tenían recompensas. Ellas aceptaban porque tener cualquier cosa material era lo mejor que les podía ocurrir en la situación en las que vivían.

Así describe María un mundo desconocido para muchos, pero real; un mundo en el que los abusadores utilizan el engaño y se aprovechan de la fragilidad de algunos menores.

R.- Que vienen a pegarte, cuenta conmigo, que tus padres no te entienden, ven cuenta conmigo. Que en los centros, con los malos que son los educadores, no te van a querer y no te van a dar lo que yo te puedo dar. Tú le dices, pues si de verdad me quieres pues cómprame estos zapatos de 200 euros, pues él va y te dice yo te he comprado lo que tú has querido, puedes confiar en mí. Sentías digamos el dolor que ellas tenían en su interior, el vacío, el quererse nada y menos, el sentirse vacías y solas, rotas porque lo que ellas buscaban nadie se los transmitía, solo las personas que querían aprovecharse de ellas.

María ha conseguido superar una infancia marcada por los abusos EN PORTADA

P.- ¿A ti te intentaron captar cuando estabas viviendo en la casa de acogida?

R.- Un día hubo una persona que por las redes sociales llamaba mucho la atención. Esa persona intentó captarme a mí. Esta persona quería abrir un negocio, y buscaba personas y dices pues mira si dentro de unos años ya cumplo la mayoría de edad yo puedo entrar a trabajar aquí.

P.- ¿Y qué pasó después?

R.- Los proyectos de esta persona no avanzaban. Empezó como a vender cosas materiales, móviles, productos. Le dije que el precio que pedía por los productos era una barbaridad. Ahí es cuando se delató, dame 100 euros y envíame unas fotos y unos videos. Claro, yo tenía 16 años, sabía por dónde iba. Empezó con las preguntas de ¿tú sabes lo que es un sugar daddy? Dice yo puedo ser una persona así, yo te puedo dar lo que quieras a cambio de que tú me des tu compañía.

P.- Pero tú no accediste. ¿Rompiste la comunicación con él?

R.- Hubo un momento en el que me dijo que como yo no quería un sugar daddy por decirlo así, que si tenía amigas, podíamos hacer un trato. Yo le traía amigas y me llevaba 60 euros de comisión.

P.- Al final denunciasteis este caso, pero ¿qué pasó con esa persona?

R.- Yo ya me mantuve al margen. Lo único que tuve que hacer fue declarar. Todo ya fue entre mi casa de acogida y servicios. Se hicieron las denuncias, se presentaron todas las pruebas y hasta el día de hoy seguimos a la espera de que alguien nos dé información si se llegó a descubrir o no a esta persona.

18 años, mayor de edad

P.- ¿Crees que la gente que ha conocido en parte tu historia o la historia de otras chicas que han vivido situaciones parecidas a la tuya os comprende? ¿Cuál es la reacción más habitual?

R.- Lo único que saben decir es que pena, que lástima, tiene que haber sido muy duro para ti. La mayor responsabilidad para ellos es de los servicios sociales y dices, ellos tienen una parte de responsabilidad pero mucha más responsabilidad tiene tu entorno, tus familiares, todo aquel que está en tu día a día que a veces se ven bloqueados en esta situación y no saben cómo ayudar.

P.- Hoy ya eres mayor de edad, estás trabajando y estudiando. ¿Qué has aprendido de tu paso por una casa de protección de menores?

R.- Yo llevo varios años que me siento querida y protegida y cada vez más me han ayudado a saber qué es lo que quiero en mi futuro. Que quieres estudiar, termina tus estudios, desarróllate, conócete, vive la vida, quiérete, protégete, valórate y sobre todo, sal hacia delante.

P.- María, un consejo para el que haya llegado al final de esta entrevista.

R.- Hay que saber entender las situaciones aunque no las vivamos, las situaciones ajenas; no juzgarlas y sobre todo, ayudar a esas personas.

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