Las calles de Kiev se han vuelto a quedar vacías. Desde la noche del lunes hay un nuevo toque de queda después del ataque a un centro comercial.
Si se da un paseo por Kiev, lo que se ve en estos días de guerra son calles desiertas, barricadas, y en las zonas atacadas, coches calcinados, escombros y cristales rotos. Pero hay otro Kiev en las profundidades, en los refugios, donde la gente se protege de las bombas y muchos ya se han quedado a vivir.
Es lo que ha hecho la veintena de miembros de una compañía de teatro independiente, 'Pro-English', la única que hacía teatro en inglés, en la ciudad.
Desde que comenzó la guerra decidieron quedarse en el sótano del teatro. Y ahí permanecen, recibiendo a vecinos y a amigos, y ensayando las obras. Porque la vida, según dicen, debe continuar.
"Esto es más bien un refugio emocional. Nos juntamos todos, somos como una familia cultural porque estas cosas mantienen el espíritu, el alma" cuenta Anabel Soto, actriz, profesora de español y editora de libros. Algunos de los cuales aún están en paquetes que protegen ahora las ventanas de este refugio donde comen, duermen, trabajan y actúan.
"Tratamos de crear arte para soportar nuestro encierro"
Para los miembros de la compañía, tan importante como las medicinas, como el agua o la comida es la cultura, y por eso en este refugio se hace teatro y se toca el piano. Según cuentan, esta es la mejor forma de aguantar la situación que se vive afuera.
Alex Vororensky, director de la compañía, señala que "tratamos de crear arte para soportar nuestro encierro y si tenemos arte, la vida continua".
Desde aquí, según explican, apenas se escuchan las bombas ni las sirenas. Afortunadamente, tienen el sonido del piano que les ayuda a olvidar que, arriba, hay una guerra.