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La apicultura valenciana, en peligro de extinción

  • El cambio climático, la contaminación, los insecticidas o la falta de ayudas amenazan la supervivencia de esta tradición milenaria

  • Una campaña ha iniciado la recogida de firmas para considerar la apicultura Patrimonio de la Humanidad de la Unesco

ENRIQUE PALLÁS | RTVE COMUNITAT VALENCIANA
6 min.

Enrique Simó lleva más de 25 años ejerciendo de apicultor. La pasión por el oficio y el amor por las abejas destilan de sus palabras, cuando se refiere a ellas como “la especie más importante del planeta”. Ahora ha iniciado una campaña para convertir a la apicultura en Patrimonio de la Humanidad. Para ello ha abierto una petición en change.org y ya llevan recogidas más de 80.000 firmas.

Las abejas son la especie más importante del planeta

“La campaña la iniciamos hace tres semanas (…) y se han superado todas nuestras expectativas. Hemos conseguido el apoyo de todos los apicultores de COAG en España. Vamos a seguir para que ese expediente que se tiene que generar llegue al Ministerio de Cultura, y sea lo suficientemente sólido para que la Unesco declare a la apicultura Patrimonio de la Humanidad. Si no lo hacemos ya, puede que no lleguemos a tiempo y no habrá marcha atrás”.

La apicultura está amenazada por la contaminación o el cambio climático, entre otros. ENRIQUE PALLÁS

Un oficio amenazado

Esta llamada de atención no es gratuita. Y es que Simó califica la situación de la apicultura de “crítica”. Asegura que es imprescindible cuidar “todo ese beneficio que nos ofrecen las abejas con la polinización. Aparte, el 70% de lo que consumimos depende de las abejas. El planeta no está para derrochar este tipo de recursos porque, en todo el mundo, el beneficio en polinización puede superar los 153 mil millones de euros al año”.

El beneficio de la polinización puede superar los 153.000 millones de euros al año

Las causas que hacen de la apicultura un oficio en peligro de extinción son varias. Según el técnico apícola Fernando Calatayud, “hay un parásito que tenemos desde hace 30 años muy pernicioso para las colmenas, y también está la contaminación ambiental en forma de insecticidas en la floración de algunos cultivos, que son importantes para la apicultura, como el azahar o los frutales”.

Pero, sobre todos ellos, aparece el cambio climático. O lo que es lo mismo, las sequías, los calores extremos o las lluvias torrenciales en época de floración. Según Enrique Simó “mientras que antes las floraciones se iban sucediendo de una forma escalonada y se podían aprovechar con una estrategia de desplazamiento de colmenas, en estos momentos todas esas floraciones se concentran en un periodo de tiempo muy corto. Y muchas desaparecen porque no hay suficiente agua, hay constantes periodos de sequía”.

Con el cambio climático (...) todas las floraciones se concentran en un periodo de tiempo muy corto

La abeja, afirma Simó, es el mejor bioindicador, y demuestra que “el cambio climático ya es irreversible. No hay posibilidad del aprovechamiento por parte de los polinizadores. Es como si te trajeran tres menús de tres restaurantes diferentes para una sola comida, no podrías aprovecharlos todos”.

En España hay aproximadamente unos 30.000 apicultores y más de 2 millones y medio de colmenas. SANTYPAN / AGENCIAS

Mantener viva la tradición

Proteger la apicultura supondría conservar toda una serie de tradiciones orales de este oficio milenario, que aparece en las pinturas rupestres de las Cuevas de la Araña, en Bicorp, de hace más de 7.000 años. “En este momento hay muy pocos apicultores veteranos que sepan manejar otro tipo de colmena tradicional, como la de corcho, la de esparto o las que los íberos manejaban de cerámica… y toda la apicultura actual depende de la experiencia de esos apicultores veteranos. Cuando les perdamos será como cuando se quema una biblioteca: toda esa información se perderá”.

Toda la apicultura actual depende de la experiencia de los veteranos

En España hay aproximadamente unos 30.000 apicultores y más de 2 millones y medio de colmenas. La española es de las apiculturas más fuertes de Europa y en la Comunitat Valenciana ha sido pionera. Sin embargo, según Fernando Calatayud, se está invirtiendo el censo de colmenas. Asegura que “la tasa de mortalidad es mayor que la tasa de reposición que pueden conseguir los apicultores, estamos entrando en una dinámica negativa y hace falta un apoyo general a los apicultores, diría que a nivel mundial. Las abejas son primordiales”.

Sin abejas, este planeta no existiría

“Siento que después de 25 años trabajando con esta especie, la más importante del planeta, cada vez que abro una colmena, es como si entraras en un santuario, como si te abrieran la puerta de la Capilla Sixtina”, afirma Enrique Simó. “Estás viendo desde dentro lo importante que es esta especie, todo el beneficio que produce al ecosistema, a las plantas silvestres, a los cultivos,… cada colmena que tenemos aquí está generando más de 1.000 euros en el entorno. Sin abejas este planeta no existiría”.

Los apicultores niegan que las abejas provoquen la polinización cruzada y el exceso de pepitas en los frutos VALENGILDA / AGENCIAS

La (difícil) convivencia con los citricultores

La posición de liderazgo en el sector de la Comunitat Valenciana ha variado en las dos últimas décadas. Algunas organizaciones denuncian que la administración no favorece su desarrollo. “Nos han adelantado otras comunidades con ayudas agroambientales, que cuidan las incorporaciones de gente joven, que permiten que esta apicultura sea una joya que hay que conservar. En la Comunitat estamos bastante arrinconados y, en épocas concretas, nos sentimos como delincuentes sin serlo, cuando estamos dando un beneficio medioambiental insustituible”.

En la Comunitat estamos bastante arrinconados y (...) nos sentimos como delincuentes

Una afirmación que tiene que ver con la pinyolà o exceso de pepitas en el fruto, el efecto que, según algunos ámbitos, provoca la polinización cruzada. Es decir, la instalación de colmenas muy ceca de campos de cítricos. Enrique Simó tiene una postura muy clara al respecto. “La mayoría de cultivos tienen la necesidad de tener abejas para incrementar la producción del fruto. Pero desde hace casi 30 años hay una normativa que prohíbe la instalación de colmenas en la época de floración de los cítricos. No tiene ningún sentido científico ni de justicia tratar de este modo a los apicultores porque tampoco se soluciona el problema de las abejas. Estamos siendo tratados como delincuentes sin ninguna explicación científica”.

Fernando Calatayud insiste en el argumento: “todo nació de una falacia, la que dice que las abejas provocan la polinización cruzada y la aparición de las pepitas. Hay que ordenar las plantaciones de cítricos, pero es un lobby muy potente y han preferido cargar el muerto a las colmenas y las abejas”.

La abeja solo es una transportista de polen, no es la culpable de esta problemática

“La presencia de semillas en determinadas variedades de mandarinos es solo una parte del sector citrícola, y la cantidad de esas semillas que provocan las abejas es aún menor”, asegura Enrique Simó. ”Hay una parte que la provoca la misma genética del árbol y una mala plantación de las variedades. La abeja solo es una transportista de polen, no es la culpable de esta problemática. Tienen que regular esas plantaciones de cítricos y tienen que decirle a ese señor que quiere plantar algo que, si planta esa variedad, va a tener consecuencias en su campo, en el campo del vecino y en todos los cultivos alrededor”.

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