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La violencia económica, otra forma de machismo: "Me hace sentir como cuando vivía con él, enjaulada"

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  • El Gobierno estudia incluir otras formas de violencia en la Ley Orgánica de Protección Integral contra la Violencia de Género

  • La económica es una de las cuatro violencias invisibles que sufren las mujeres: "No podemos despiezar la violencia de género"

ALBA URRUTIA (RNE)
4 min.

Elena -nombre ficticio-, sufre violencia económica por parte de su exmarido, que no paga la pensión de alimentos de sus hijos. "Esto me hace sentir como cuando vivía con él, enjaulada, y él sigue ejerciendo sobre mí violencia económica y psicológica..., y yo sigo encerrada en mi casa y sin saber cómo voy a salir de aquí", explica a RNE.

Su exmarido también dejó de pagar su parte de la hipoteca y desde hace siete años ella ha tenido que asumir todos los gastos. Su situación es, reconoce, como una "encrucijada", aunque advierte que a sus hijos nunca les va a faltar un plato de comida. "Antes de quedarse ellos sin comer me quedo yo", sentencia.

El de Elena es uno de tantos relatos de violencia económica que nos han llegado a la redacción al hacer este reportaje. Es, probablemente, la vez que más mujeres nos han pedido altavoz para que se conozca su realidad.

Dejó de pagar la pensión de alimentos de sus hijos: "Sigue ejerciendo sobre mí violencia económica y psicológica"

Reconocerel daño económico en la ley

El Gobierno va a estudiar cómo incorporar la violencia económica en la Ley Orgánica 1/2004 de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género. Desde el Ministerio de Igualdad se ha apuntado varias veces en este sentido y el Ejecutivo ha transmitido su intención por carta a la magistrada titular del juzgado número 2 de lo Penal de Mataró, Lucía Avilés.

Fue ella la que lo solicitó hace siete meses en una sentencia en la que condenaba a un padre por el impago de la pensión y en la que elevaba una iniciativa legislativa judicial solicitando al Gobierno que estos casos se tipifiquen en el Código Penal como violencia de género.

Avilés solicitaba que además de reconocer el daño económico se considere también el social. "Hasta ahora la responsabilidad civil que se contempla en el delito de impago de pensiones comprende únicamente las pensiones atrasadas. Lo que se pretende con la regulación del daño social es la reparación integral, la lesión que ese impago ha generado en los ámbitos educativo, social... Pensemos en alimentación, la adquisición de productos farmacéuticos, tratamientos médicos, ocio, actividades extraescolares, culturales, ropa, calzado. Y a la madre le ha supuesto una afectación directa en sus esferas personales, familiares y sociales y especialmente en su esfera laboral y expectativas economicas relacionadas", explica Avilés.

"Supone una afectación directa en sus esferas personales, familiares y sociales"

La magistrada ha recurrido a una herramienta a la que los jueces tienen acceso, pero reconoce que está infrautilizada y que es importante que se ponga en práctica porque ellos, en los juzgados, ven desde otra óptica esta realidad.

La descripción de Avilés describe a la perfección lo que ha vivido Elena. Y lo sigue viviendo, reconoce. "Si yo un día necesito complarles unas gafas, que pueda comprarles unas gafas, o si necesitan ir al dentista, que yo pueda llevarles al dentista", denuncia.

Cuatro violencias contra las mujeres

La violencia económica, apunta Avilés, es una de las cuatro violencias ocultas que sufren las mujeres -la económica, la psicológica, la sexual y la institucional- y que apunta a que deben reconocerse porque solo así se puede comprender la complejidad de la violencia de género. "No podemos despiezar la violencia de género porque estamos ante una realidad en la que se entrecruzan todos estos tipos de violencia", aclara.

María -nombre ficticio- sufrió también violencia sexual de su expareja y padre de su hija. Es, reconoce, quizá lo más duro de todo lo vivido. Más incluso, asegura, que los golpes. "Nos íbamos de comida romántica, yo me arreglaba y me ponía guapa y cuando volvíamos a casa esa comida la pagaba. Me echaba en cara que me había invitado, se ponía agresivo y me obligaba a hacer cosas que no me gustaban. Era un infierno que me fue degradando como persona. Me hacía que me vistiera como una prostituta y me humillaba..., y yo acababa pidiéndole perdón para evitar que se pusiera agresivo", nos cuenta desde Andalucía.

La violencia económica es una de las cuatro violencias ocultas que sufren las mujeres

La forma más habitual de violencia económica es el impago de pensiones, pero no es la única manifestación, ya que muchas veces se ejerce durante la relación. A Claudia -nombre ficticio- su exmarido no le dejó estudiar lo que quiso porque le pidió que eligiera entre la universidad o su amor; a Marga -nombre ficticio- le obligaba a ingresarle su subsidio cuando él ganaba 4.000 euros; a Rocío -nombre ficticio- su exmarido no le dejaba trabajar.

Son algunas de las manifestaciones en las que aparece esta violencia que, apunta Avilés, es también una forma de violencia vicaria y así lo ha reconocido la Unión Europea en una resolución reciente. En ella hace referencia a esta forma de control económico con el que se priva intencionadamente a los hijos para generar sufrimiento psicológico en las madres.

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