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Carla Simón, oro puro para el cine español: "Cuando se invierte en cultura, el cine puede llegar lejos"

  • RTVE.es entrevista a la directora de Alcarràs horas después de ganar el Oso de Oro

  • El jurado, presidido por M. Night Shyamalan, le confesó que eligió la película por unanimidad

ESTEBAN RAMÓN
5 min.

El Oso de Oro pesa cuatro kilos, pero Carla Simón carga desde ayer por la noche con el peso de abanderar una nueva era. El premio en la Berlinale coloca a la cineasta como punta de lanza de quizá demasiados conceptos difusos: cine de autor, cine joven, cine en catalán o cine de mujeres. En resumen: oro de 24 quilates para el cine español

Simón (Barcelona, 1986) ha pasado la mañana en un hotel de Berlín atendiendo telefónicamente a la prensa. A sus pies, el Oso de Oro en una caja. Tras la ceremonia de premios, la directora cenó con el jurado de la sección oficial, en el que se encontraban cineastas como M. Night Shyamalan (El sexto sentido) o Ryusuke Hamaguchi (Drive my car). “Es muy fuerte porque me dijeron que mientras veían la película pensaban que los actores eran familia de verdad y que, cuando llegaron los créditos, se dieron cuenta de que tenían apellidos distintos”, afirma en una entrevista con RTVE.es.

El jurado también le transmitió que Alcarràs fue elegida por unanimidad, algo realmente difícil en los festivales y que ilustra bien la contundencia del impacto de su película: algunos certámenes se ganan por eliminación; la victoria de Simón fue por aclamación. “Para mí fue muy bonito porque la película ha sido muy compleja de hacer porque es coral. Valoraron que todo fluía y parecía que ocurría por casualidad”.

Con solo dos películas, la mirada de Simón ha quedado ligada para siempre a la Cataluña interior y viceversa. La historia Alcarràs es la de una familia de tres generaciones que cultivan melocotones. Cuando el propietario del terreno les avisa que va a destinar la tierra a otros usos, se preparan para la última cosecha. Una ficción dentro de un universo que conoce bien: parte de su familia es de allí y ella pasaba veranos y vacaciones. El pueblo celebró el Oso de Oro como una Champions League. Algunos actores habían presentado la película el día anterior en Berlín y llegaron justo a tiempo a Alcarràs desde Barcelona, en el tren de las siete de la tarde, para ver en directo la gala.

“Me emocioné mucho al verlo. Con los actores hemos creado una familia. Verlos juntos me hizo mucha ilusión. El pueblo entero siente la película muy suya y es así: sin la colaboración de todos no hubiéramos podido hacerla. Es muy fuerte”, confiesa. También es un éxito del cine en catalán: Alcarràs supone la primera victoria de un festival de clase A de una película en esta lengua. "Es algo que ya viví con Verano 1993: había público internacional que descubría que existía el catalán. Ahí me di cuenta de que con el cine tienes el poder de diseñar una ventana al mundo. Es maravilloso que ahora tengamos esa oportunidad de que esto se vea en muchos sitios".

[Disfruta de Verano 1993, en RTVE Play]

En el Festival de Cannes de 2019, el entonces ministro de Cultura, José Guirao, paseaba con Carla Simón en el sótano del Palais, donde se cuece la industria mundial, afirmando la necesidad de impulsar proyectos como la película que entonces la cineasta preparaba. Simón no ha variado su discurso, pero ahora sus palabras suenan con la autoridad que tienen Almodóvar o Bayona.

“Hay un hecho: este año había dos películas españolas en sección oficial, la nuestra, que es una coproducción con Italia, y la de Isaki Lacuesta (Un año, una noche), que es una coproducción con Francia. Eso significa que las dos han tenido más dinero a los que estamos acostumbrados, porque estamos acostumbrados a hacer cine de autor o independiente de manera casi heroica y precaria", sostiene. "No es casualidad: esto es una prueba muy válida de que, cuando se invierte en cultura el cine puede llegar lejos. Ojalá sirva para abrirnos los ojos e invertir un poco más también”.

Además del posado con el Oso de Oro, la imagen para la historia del cine español es un abrazo. El de Carla Simón y su productora María Zamora, enlazadas en el patio de butaca cuando M. Night Shyamalan pronunció el nombre de un pueblo de Lleida. Un momento catártico: la pandemia detuvo el rodaje y complicó sobremanera el proyecto.

Maria Zamora y Carla Simón, con el Oso de Oro para 'Alcarràs'. EFE

Simón se siente parte del momentum de las cineastas en el mundo. Audrey Diwan ganó el Festival de Venceia con El acontecimiento y Julia Ducournau el de Cannes con Titane. "Es verdad que está pasando y eso significa que es algo que ha venido para quedarse. No estamos cerca de la paridad, los datos lo dicen claramente, pero al menos creo que estamos en el camino".

Por generación, su cine enlaza tambien con el de Clara Roquet (Libertad), Belén Funes (La hija de un ladrón) o Pilar Palomero (Las niñas), poseedoras cada una de su propio universo, pero con similitudes de cierto realismo y base autobiografíca. "Cada una está buscando su camino y seguramente en algún momento incluso nos separemos más. Consolidarse en una carrera es ir encontrando tu voz, ¿no?", se pregunta. "Ese tono naturalista que buscamos mucha de nosotras, y algunos chicos también, tiene que ver con una especie de evolución natural en la filmografía española, que siempre ha sido muy actuada y maravillosa, y ahora es normal que que haya gente que busque un tono un poco más realista. Ese es el punto común, aunque es verdad que muchos partimos de nuestras propias experiencias. Pero cada una tiene su personalidad y va a ir a más a medida de que vayamos haciendo más películas". Parte del futuro del cine español, es suyo.

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