La reforma laboral ha sido uno de los proyectos estrella del Gobierno de Pedro Sánchez y ya una realidad gracias a jornadas eternas de negociación con la patronal y sindicatos, durante meses. Pero esas larguísimas horas de negociación pudieron desvanecerse en segundos. No se imaginaba el Gobierno, ni nadie, la forma en la que saldría adelante en el Congreso de los Diputados en una jornada que ya queda para la historia del parlamentarismo en España y que ha provocado una de la mayores broncas políticas que se recuerdan con acusaciones cruzadas muy graves de "compra de voluntades", "pucherazo", "fraude democrático y legal", "trumpismo" y "tamayazo", y que podría tener consecuencias en los tribunales. Una jueza ya ha abierto diligencias para investigar la votación tras una denuncia. Ahora son muchas las preguntas que quedan en el aire y diferentes las versiones que explican lo sucedido en el Congreso.
Los diputados asistentes a la jornada de este jueves hablan de "espectáculo bochornoso", "esperpento", "surrealismo puro" o "locura" para describir lo vivido dentro de un hemiciclo donde las caras iban por barrios y cambiaban por segundos: primero, gestos de pánico en la bancada del Gobierno cuando por un momento de confusión la reforma se dio por derogada; saltos de alegría entre PP y Vox, ante la posibilidad real de tumbar la reforma; para dar paso a la explosión de júbilo al grito de 'sí se puede' cuando finalmente los 'síes' superaban a los 'noes'. Y caras, las de todos, de sorpresa mayúscula cuando se descubría que solo un voto telemático del diputado del PP Alberto Casero hacía posible el triunfo del Gobierno en un final de infarto que no esperaba nadie. Una votación con consecuencias políticas, jurídicas e institucionales que seguro vendrán y que promete ser la protagonista en los próximos días y más en plena campaña para las elecciones autómicas en Castilla y León, absolutamente condicionada ya por este asunto.
Fue una premonición lo dicho por la vicepresidenta primera del Gobierno, Nadia Calviño, la noche antes en TVE: "Hasta el final de la votación no lo voy a celebrar". Casi no lo celebra y si lo celebró- con un abrazo de total alivio a tres con Sánchez y la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz- fue por una carambola inesperada que el ministro Félix Bolaños no ha dudado en calificar como "justicia divina". Las calculadoras echaban humo y, aunque muy justas, al Gobierno le salían las cuentas horas antes de la votación gracias a una mayoría transversal con los votos de PSOE, Unidas Podemos, Ciudadanos, PdeCat, Más País, Compromís, el PRC, Teruel Existe, Coalición Canaria, Nueva Canarias y UPN, -comprometidos antes de la jornada de votación- una suma que le valía al PSOE pero que convencía muy poco a su socio de Gobierno. No obstante, los diputados de UPN no hicieron lo que tenían que hacer, según las directrices de su partido.
Esta votación ha puesto en evidencia que la geometría variable en el Congreso anda sobre un alambre cada vez más fino que hace que una reforma del calado de la laboral dependa de un solo voto, llegado este de puro rebote y por error. Hay que recordar que Pedro Sánchez fue elegido presidente en enero de 2020 con una diferencia de dos votos, el margen más estrecho de la historia. Tiempos de mayorías muy líquidas en un Congreso donde la crispación ya es lo cotidiano con partidos lanzándose acusaciones muy graves en las que ellos mismos ponen en duda a las instituciones que representan.
¿Por qué se saltó UPN la disciplina de voto?
UPN tenía reservada la sorpresa de la jornada: los dos diputados de Unión del Pueblo Navarro se saltaron la disciplina de voto y votaron 'no', lo que movía la balanza totalmente y hacía inviable la luz verde a la reforma, en lo que hubiese sido un durísimo golpe al Ejecutivo de coalición. El otro voto de la discordia- el del diputado del PP- dio un nuevo giro a los acontecimientos y finalmente el Gobierno, y solo por ese voto erróneo, pudo celebrar la victoria. Una sonrisa del destino para Sánchez, que diría un exdiputado y exvicepresidente.
El PSOE asegura que el voto de los diputados navarros apoyando la reforma laboral estaba pactado de antemano y decidieron cambiarlo. Los dos diputados reconocen que existía un acuerdo de la dirección de su partido con los socialistas, pero que ellos no conocían los términos del mismo y se oponían a esa reforma laboral. Se quejan de que nadie de la dirección les explicase los motivos por los que tenían que dar el 'sí'.
Lo cierto es que la dirección de UPN desconocía lo que iban a hacer y hablan en el partido de "daño incalculable con repercusiones". El propio presidente de la formación, Javier Esparza, que pilotó la negociación con el PSOE, dejó claro este viernes que la instrucción era clara y dijo sentirse "muy dolido" porque "UPN cumple sus compromisos y es un partido de palabra". "Ya no representan a UPN", aseveró. La dirección ha decidido que si los diputados no dejan su acta, serán expulsados del partido, en la que sería la primera consecuencia política de calado tras esta votación.
El diputado de UPN Sergio Sayas- que se enfrentó a Esparza en primarias para la dirección del partido- dijo este viernes en TVE que en todo momento sabían que iban a votar 'no', pero lo cierto es que el día de la votación por la mañana lo que dijeron es que, a pesar de no estar de acuerdo, respetarían la disciplina de voto. Se mostraron ambiguos, pero nada hacía presagiar que votarían 'no'. El propio Sayas ha negado cualquier presión por parte del PP para que cambiaran el sentido de su voto. Los 'populares' también niegan la versión de que el PP esté detrás del voto de los navarros y piden a los socialistas "no inventar". Algunos diputados han asegurado a TVE que vieron hablar a estos dos diputados a lo largo del día con otros parlamentarios de PP y Vox.
Desde Génova, su secretario de Comunicación, Pablo Montesinos, ha señalado que el PSOE está "nervioso" porque "sabe de la debilidad política" de Sánchez y de la "fractura" del Gobierno.
El PSOE habla de "compra de voluntades" y el PP de "pucherazo"
Pero el PSOE lo tiene claro. Afirma que el PP, al que tilda de "trumpista y negacionista", no asume el resultado de la votación, y acusa directamente al partido de "comprar las voluntades" de los dos diputados de UPN, a los que acusa de "transfuguismo político". "Solo queda saber cuál ha sido el precio", dijo este viernes la vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra, en una comparencia muy dura.
"La compraventa de voluntades es corrupción y el Partido Popular es un partido corrupto", aseguró también Lastra.
El Gobierno lamenta que se usaran "todo tipo de artes" para "tumbar la reforma laboral". Las críticas del Gobierno y de los socialistas van más allá y creen que PP y Vox han querido dar un "golpe" contra el interés general de España, de los trabajadores y de las empresas.
Y el PP sigue con su otra versión de los hechos, no menos grave. Califica de "pucherazo a la soberanía nacional" lo ocurrido y pide que se "revierta" la situación y se vuelva a votar porque insiste en que su diputado votó lo que tenía que votar y hubo un error. De no hacerlo así, el propio líder 'popular', Pablo Casado, ha anunciado que el partido acusará a la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, de "prevaricación" y pedirán amparo al Tribunal Constitucional.
"Es un fracaso para Sánchez que la medida estrella de su legislatura haya tenido que aprobarse con este pucherazo parlamentario", sostiene el presidente del PP.
Fuentes parlamentarias han asegurado a TVE que el PP sabía que los dos diputados de UPN darían un vuelco a la situación y algunos diputados han afirmado que desde la bancada 'popular' y la de Vox se mostraban "extrañamente contentos" antes de una votación que en teoría, y con los números previos en la mano, iban a perder.
En una situación inédita, los parlamentarios de ERC y PNV se mostraban atónitos, como ha reconocido el propio Aitor Esteban en conversación con RNE, en esos segundos de confusión en los que nada se daba por seguro. Ellos votaron en contra a sabiendas de que salía adelante con otras sumas.
Casero insiste en que se "quebrantó su voto"...
El PP mantiene la versión de que el diputado, muy cercano al número dos del PP, Teodoro García Egea, votó 'no' y él mismo ha enviado una carta a Batet en la que insiste en que él voto en contra a la reforma y en el certificado emitido por la Cámara constaba como 'sí', lo que le pareció un "fallo del sistema". Casero se trasladó de Cáceres a Madrid para votar presencialmente cuando comprobó minutos después el PDF del comprobante de su voto, algo que le fue "impedido", reza el escrito. Vio entonces un 'sí' a la reforma laboral que dice no pulsó. El reglamento deja claro que una vez que el voto se ha emitido de forma telemática no se puede hacer presencial.
Las imágenes que muestran a Casero sentado en la bancada 'popular' son posteriores a la votación presencial. Aunque hubiese entrado antes- el hemiciclo cierra puertas al iniciarse las votaciones, pero la pandemia ha relajado esta medida- el sistema no hubiese permitido contabilizar ese voto porque ya había votado desde casa.
A última hora de este viernes, el PP se volvió a quejar ante el Congreso de que la presidenta "no haya tomado ninguna acción tras la polémica votación" ni haya respondido a sus demandas de que reúna de forma urgente a la Mesa de la Cámara para tratar la "anomalía" en el voto. Diputados del PP instaron a Batet para que Casero volviera a votar otra vez de forma presencial, pero esta lo denegó argumentado que los servicios de la Cámara le comunicaron que no había fallo alguno en el voto telemático.
...y el Congreso defiende una votación "garantista"
El Congreso señala que el sistema informático no ha fallado, que es "absolutamente garantista", que han hecho las comprobaciones y que el diputado del PP voto 'sí' a la reforma laboral. Casero se equivocó en otras dos votaciones de la veintena que tenían en ese pleno, en el que no solo se votaba la reforma laboral.
Según fuentes a RTVE, desde la puesta en funcionamiento de este sistema telemático, en 2012, no se ha producido fallo técnico alguno y, cuando ha habido reclamaciones, se ha concluido que estas se debían a un error humano. Nunca se ha repetido una votación en el Congreso por el error de un diputado. Y hay precedentes importantes: el exministro José Luis Ábalos emitió por error un voto en blanco en la elección de Enrique Espejel y Concepción Arnaldo para el Constitucional y, a pesar de que advirtió del fallo, los servicios jurídicos no le permitieron cambiarlo.
"Casi todos los grupos nos hemos equivocado alguna vez pero esto va a misa, no se puede cambiar", reconocía este viernes Gabriel Rufián en TVE. De hecho, los errores en las votaciones son relativamente habituales en el Parlamento, que tiene un procedimiento muy tasado para proceder a ese voto telemático que requiere de una confirmación doble.
¿Qué pasa con el bloque de la investidura?
Tres votos- los dos de UPN y el del diputado del PP- han provocado esta tormenta política y han eclipsado cualquier otro debate derivado del pleno de la reforma, pero hay otros votos- principalmente los de ERC, PNV y Bildu- que se le escaparon a Sánchez. De haber amarrado el Gobierno la mayoría del bloque de investidura, ese voto por error se hubiera quedado en mera anécdota, como otros tantos, y nada se hubiera hablado de él.
Tanto los republicanos catalanes como los nacionalistas vascos han afeado a Sánchez precisamente que no haya hecho, a su juicio, los esfuerzos necesarios para amarrar unos apoyos que no le hubieran puesto contra las cuerdas con mayorías "que pueden resultar fallidas", ha dicho Rufián.
Ni PNV ni ERC ven rotas las relaciones con el Gobierno y ambos destacan que esta votación estaba al margen de su acuerdo de investidura, aunque "todo afecta", ha reconocido Esteban, que ha manifestado que hasta horas trató de acordar con el Gobierno su 'sí'. Ambos abogan ahora por reconstruir los puentes para otras votaciones que se esperan en el Congreso y para las que el Gobierno, seguro, tratará de amarrar mayorías más amplias.