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Elecciones en Portugal

Portugal afronta unas elecciones legislativas de resultado incierto sin perspectiva de mayorías absolutas

  • Ni el PS de António Costa ni el PSD de Rui Rio obtendrán mayoría absoluta, según los sondeos

  • Los indecisos y la abstención por la pandemia podrían afectar al resultado

MIGUEL CHARTE
7 min.

Portugal celebrará elecciones legislativas este domingo, en plena quinta ola del coronavirus. El resultado es incierto: la mayoría de los sondeos dan una leve ventaja al Partido Socialista (PS) del actual primer ministro, Antonio Costa, sobre el Socialdemócrata (PSD, que pese a su nombre es de centro-derecha) de Rui Rio. El PSD ha recortado distancias durante toda la campaña y la diferencia es tan pequeña que los medios portugueses hablan de un empate técnico.

Las encuestas coinciden en que ninguno alcanzará la mayoría absoluta (116 de los 230 diputados de la Asamblea), y, por tanto, deberán contar con otras formaciones o entenderse entre sí para gobernar. El nuevo Ejecutivo deberá afrontar un inmediato futuro marcado por la salida de la pandemia y la reconstrucción económica con los fondos europeos, pero es muy probable que su primer reto sea la estabilidad.

Sin mayorías absolutas

El presidente portugués, Marcelo Rebelo de Sousa, disolvió el parlamento el pasado noviembre tras fracasar Costa en su intento de aprobar los Presupuestos Generales junto a sus socios del Bloque de Izquierdas y los comunistas, una alianza conocida en Portugal como la gerigonça.

Hasta 21 fuerzas se presentan a los comicios, pero solo unas pocas obtendrán escaños. Según la media de los sondeos, el PS adelanta aún al PSD, ambos con más del 30 % de los votos. A mucha distancia, tres partidos se disputan el tercer puesto con una horquilla entre el 5 y el 6 %: la ultraderechista Chega, el Bloque e Iniciativa Liberal.

El Partido Comunista (PCP) mantendría su resultado actual, con algo más del 4 %, seguido del derechista CDS-PP. Las formaciones Livre y Pan, ambas ecologistas de izquierda, superarían cada una el 1 % y podrían ser clave en la conformación de alianzas.

El secretario general del Partido Socialista de Portugal y candidato a las elecciones, António Costa, saluda a un tendero durante la campaña en Beja, sur del país. EFE/EPA/MIGUEL A. LOPES

Andre Freire, catedrático de Ciencia Política e investigador del ISCTE - Instituto Universitario de Lisboa, señala a RTVE.es que estas elecciones son "muy competitivas" y que hay una "gran incertidumbre". "Los resultados de los bloques de partidos de izquierda y derecha son muy parecidos - explica - El margen es mínimo, y el resultado muy incierto".

A pesar del alto número de indecisos que muestran las encuestas (en torno al 20%) y de que un millón de portugueses están confinados por coronavirus, Andre Freire cree que la participación real será alta. "Es una elección típica que anima a participación porque es disputada e incierta".

Héctor Sánchez Margalef, investigador del CIDOB de Barcelona, señala que el PS y, en mayor medida, el Bloco, pagarán el fracaso de la negociación de los presupuestos y el adelanto electoral. "Veremos qué hace el PS, porque si quedan primeros y quieren negociar a su izquierda, las negociaciones serán duras", advierte.

Posibilidades a izquierda y derecha

Dependiendo del resultado, las posibilidades son gobiernos con acuerdos amplios a izquierda o derecha, encabezados respectivamente por PS o PSD, o que gobierne la formación más votada con acuerdos puntuales.

Tras el fracaso de la gerigonça, Costa se había propuesto lograr la mayoría absoluta, pero ante la evolución de los sondeos en campaña se ha abierto a los pactos. Freire considera que Costa ha hecho una campaña "en zig zag" y ha mostrado "indefinición e inseguridad".

El profesor del ISCTE cree que si los grupos de izquierda tienen mayoría parlamentaria, podría firmarse un nuevo acuerdo sobre la base de un cambio en la legislación laboral. Una de las exigencias de PCP, dirigido por Jerónimo de Sousa, y del Bloque de Catarina Martins es la subida del salario mínimo, que este año ya ha aumentado pero que no pasa de los 705€.

"Otra hipótesis es un gobierno del PS con apoyos puntuales de la izquierda y que se apoye sobre todo en el PSD para aprobar los presupuestos. Sería un gobierno inestable que podría durar dos años", añade Freire.

Sánchez Margalef cree que esta es la opción preferida por los socialistas. "Tengo la impresión de que el PS va a intentar buscar primero un entendimiento con el PSD, después de cuatro años de matrimonio feliz y dos de matrimonio infeliz con la izquierda", subraya.

"Rui Rio dijo que dejaría gobernar al PS, lo que le permite presentarse como un partido de Estado, y cuando le interese tumbará al gobierno", añade.

El PSD necesita a la ultraderecha

En el caso de que el PSD sea el más votado, podría desalojar del poder al PS, pero para eso necesitaría a la ultraderecha. Rio ha prometido que no incluirá a Chega en el Ejecutivo, pero el caso es que el PSD ya gobierna con su apoyo en la región de Azores. El líder ultraderechista, Andre Ventura, no se ha pronunciado sobre si apoyaría al PSD.

Freire compara el posible entendimiento entre PSD y Chega con el apoyo que Vox da al PP en Andalucía o Madrid. Y advierte de que la ultraderecha portuguesa, además de defender un discurso contrario a la democracia liberal, es una formación "poco fiable e inestable". "Es un partido nuevo, dependiente de la figura del líder y muy de oposición", asegura.

Sánchez Margalef atribuye el posible ascenso de la extrema derecha al hartazgo por la pandemia y a la estrategia provocadora de su líder para llamar la atención. "Ventura es un buen agitador, y se le ha dado el espacio suficiente para que agite todo lo que pueda. Se ha metido en todas las polémicas y ha fabricado otras. El hecho de que no le hayan puesto un cordón sanitario desde el principio hace que el votante no dude de que su voto será útil y no tenga reparo en votar a Chega", argumenta el investigador del CIDOB.

"Si quedan terceros cumplen su objetivo, y se podrían considerar contentos", asegura.

La pandemia, fuera del debate político

Las elecciones estarán marcadas por la quinta ola de la pandemia, que deja cifras máximas de contagios. En un país con 10,3 millones de habitantes, actualmente hay 1.062.319 personas confinadas, entre los contagiados con la infección activa y los contactos de riesgo obligados a aislarse.

Sin embargo, la gestión de la emergencia sanitaria ha permanecido fuera de la pelea política. "La gestión del coronavirus ha suscitado poca polémica - explica Sánchez Margalef - Primero porque al principio Portugal daba la impresión de que lo hacía bien; después subieron los casos pero la tasa de vacunación ha sido muy buena, por encima de España, y el turismo ha funcionado". Además, en Portugal las competencias sanitarias están en manos del Estado, por lo que "no ha habido ruido interno ni contestación al gobierno central" por parte de las regiones.

"Hay un gran consenso entre las fuerzas políticas - señala por su parte Andre Freire - Los estados de emergencia han sido apoyados por izquierda y derecha. No es un caballo de batalla, ni hay corrientes negacionistas significativas. Todos los partidos unieron fuerzas".

El coronavirus sí ha forzado a adaptar la campaña. La mayoría de partidos ha renunciado a los grandes eventos y a las cenas con militantes, o han establecido tests para entrar a los mítines. En general se ha reforzado el papel de los medios de comunicación, en especial los debates televisivos, así como la actividad en redes sociales y otros medios digitales.

Las solicitudes de voto por correo se han disparado y el Gobierno ha decidido, en contra de la opinión de los médicos, que las personas que estén confinadas el día de las elecciones puedan salir de casa para ir a votar. Se recomienda que ejerzan su derecho a última hora.

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