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Los reparos y miedos a la vacuna infantil brotan entre padres y madres que sí se vacunaron

SOFÍA SOLER
7 min.

"No soy nada conspiranoica. Mis padres han pasado el coronavirus, mi hijo también. Sé que la enfermedad existe y no soy negacionista por decir que no quiero vacunar a mi hijo". Por primera vez, este miércoles, los niños españoles menores de 5 a 11 años reciben la vacuna contra la COVID-19, pero a algunos padres y madres como Elena les asaltan las dudas.

El miedo y la incertidumbre han sido notas sostenidas en esta pandemia, que se agudizan cuando hablamos de los más pequeños. Ocurre incluso en España, donde se han vacunado contra el coronavirus nueve de cada diez personas que han tenido la oportunidad y la cartilla de vacunación infantil alcanza altas coberturas cada año.

"¿Por qué ahora?"

En las conversaciones sobre la vacunación de niños, se repite un recelo: "¿por qué ahora?". Tanto Jorge como su mujer, Carol, están ya inmunizados. Ella ha recibido hasta una tercera dosis por haber padecido un cáncer y a su hijo mayor, de 13 años, lo vacunaron en cuanto se pudo. Sin embargo, con la pequeña, de 8, no lo tienen tan claro. "Si estando vacunado, sigues pudiendo ser portador del virus y puedes contagiar a otras personas, no veo yo cuál es el beneficio que tiene vacunar a mi hija", aduce el padre. "No conozco casos de niños que estén graves en las UCI ni nada por el estilo".

Elena, en cambio, critica "la manera en que se están haciendo las cosas" en torno al coronavirus en los últimos meses. Encuentra contradicciones y mensajes "sesgados", que le han llevado a desconfiar de la recomendación de vacunar a los niños. "En vez de tranquilizarme, me ponen más nerviosa", confiesa, tras contar que su hijo de cinco años pasó la COVID-19 de forma asintomática en febrero y no lo contagió a ningún miembro de la familia. Apoya también la decisión en su experiencia en el colegio en el que trabaja, donde no han registrado apenas brotes. "Ahora, de repente, se tienen que vacunar de manera masiva y, claro, me crean dudas, cuando no se ha hecho así con ningún tipo de enfermedad", argumenta.

Ante esto, la pediatra Marisa Navarro, coordinadora de la sección de enfermedades infecciosas pediátricas en el Hospital Gregorio Marañón, nos explica lo que puede parecer un cambio de criterio: las circunstancias han cambiado. "Es recomendable porque actualmente los menores de once años son los que están teniendo las tasas más altas" de contagios, expone. Antes la baja incidencia no justificaba la medida, pero ahora, con el país en nivel de riesgo alto, urge frenar las cadenas de transmisión de cara a la Navidad, y la vacuna es la mejor arma para ello, como apuntan la Asociación Española de Pediatría y la Asociación Española de Vacunología.

"Los menores de once años tienen las tasas más altas de contagios"

Y es que, a menudo, se ha puesto el énfasis en que las vacunas no evitan por completo el contagio y sí son muy eficaces para evitar la COVID grave. Pero también reducen el riesgo de infección. De hecho, el ensayo clínico de la vacuna de Pfizer-BioNTech cifró en un 90 % la eficacia para prevenir el contagio en niños de 5 a 11 años. Además, "si una persona vacunada se contagia, el virus enseguida deja de replicar en la vía respiratoria y se deja de ser contagioso. Entonces, una persona vacunada transmite mucho menos la infección que una persona no vacunada", desarrolla la doctora Navarro.

Estos efectos se reflejan en los datos. Actualmente, la incidencia en el grupo de 0 a 12 años, el único no vacunado, es de 649 casos por cada 100.000 habitantes en los últimos catorce días, esto es, 135 puntos por encima del siguiente grupo más afectado (40 a 49 años) y más de 200 puntos sobre la media nacional.

"Si reduce las posibilidades de contraer el virus, si la vacunaría. No solo por ella, sino por los abuelos y la madre, que ha tenido un proceso de cáncer. La cosa cambia mucho", responde Jorge, al conocer el dato.

El "miedo" a los efectos secundarios

Padres y madres temerosos insisten en que no son "negacionistas", pero les asustan los efectos adversos de las vacunas en sus hijos. "Estábamos a favor de la vacuna hasta que han dicho que la autorizan, entonces no hemos quedado así… ¡es que tiene ocho años!", sostiene Carol, y cuenta que la niña padece una especie de irritación alérgica, que cree que podría hacerle vulnerable.

"Me da más miedo que pueda tener una reacción negativa a la vacuna a que pueda coger el COVID"

En esto mismo repara Nanda. "Yo estoy vacunada y lo pasé fatal con la segunda dosis. Mi mayor miedo es el tipo de reacción que pueda tener esta vacuna en un niño. Y más en mi hijo, porque él es muy asiduo a que las vacunas le den reacciones, sobre todo, en la piel. Ahora mismo me da más miedo que pueda tener una reacción negativa a la vacuna a que pueda coger el COVID", explica, aunque su marido sí tiene claro que prefiere que el pequeño, de 7 años, reciba la inmunización. Ambas familias lo consultarán con su pediatra para poder tomar una decisión.

En ese sentido, la experta en enfermedades infecciosas pediátricas, Marisa Navarro, asegura que hay "algunos casos que se comportan con gravedad", aunque la mayoría superan la infección de forma leve o muy leve.

Más que las neumonías, destaca el "síndrome inflamatorio multisistémico", una fuerte reacción de todo el organismo al virus. Afecta a un "porcentaje muy pequeño de niños", pero todavía no se han identificado factores de riesgo y, por lo tanto, "no sabemos qué niños van a desarrollar una enfermedad grave y qué niños no". La pediatra recuerda, además, que en el calendario habitual se incluyen vacunas para enfermedades igual de poco frecuentes que la COVID grave en niños.

Navarro cita otros posibles riesgos, como las coinfecciones graves junto a la gripe u otros virus. O el COVID persistente, que también afecta a menores. "Hemos visto casos de niños en consulta (...), desde al que le molesta mucho porque no huele nada al que tiene sensación de falta de aire, mucho dolor de cabeza...", confirma la pediatra.

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Y desconfianza por la rapidez de las vacunas

Con todo, existe otro miedo compartido por todos los padres con dudas que han hablado con RTVE.es. "Ninguna vacuna se ha hecho de manera tan rápida, pueden tener efectos secundarios que no se están sabiendo", valora Elena. "No sabemos las consecuencias que tiene, me da pánico", coincide Nanda. "Cuando me vacuné corrí el riesgo porque entendía que era un beneficio para todos", expresa Jorge.

Sin embargo, la doctora Navarro argumenta que las vacunas no se han autorizado para los menores hasta que no ha habido ensayos clínicos que certificaran que "es segura y eficaz". Los estudios, además, se han desarrollado de principio a fin de nuevo, pasando por cada una de las fases necesarias para poder establecer la dosis adecuada (un tercio de la de los adultos) y describir las reacciones adversas.

"Tenemos las vacunas con ensayos clínicos bien hechos y eso nos garantiza que no vamos a tener problemas con las vacunas (…). Cuando pones millones de vacunas a lo mejor algún caso va a tener efectos secundarios, pero es peor pasar la infección de manera natural que estar vacunado", zanja la pediatra, con una opinión que comparte (y estima) el catedrático de química José Luis Jiménez, en un hilo de Twitter.

En cualquier caso, el balance y la decisión final está siempre en la mano de los padres.

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