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El pasaporte COVID inyecta ritmo a la vacunación en España, que entra en las navidades subida a la sexta ola

  • En vísperas de empezar la vacunación a los niños, el certificado COVID anima a los reticentes

España ve subir rápidamente la incidencia acumulada, aunque los efectos no son como los del año pasado

JAIME GUTIÉRREZ / JOSÉ Á. CARPIO / ANA MARTÍN PLAZA | DatosRTVE
8 min.

A 10 de diciembre de 2021 la incidencia acumulada (323 casos) era más de 100 puntos superior a la de la misma fecha del año pasado. Ese 10 de diciembre de 2020 empezaba justo el repunte de la incidencia y el inicio de la tercera ola de contagios, que llevaría a unas posnavidades de mucho sufrimiento, con un pico de ingresos hospitalarios de gravedad y muertes.

Entonces no teníamos vacunas y las comunidades se pertrechaban con restricciones, cierres perimetrales y limitaciones al tiempo que intentaban 'salvar la Navidad'. En esta ocasión, las autoridades fían la gestión de la pandemia al 'pasaporte COVID' y las rondas de vacunación, pensando que lo primero estimula a lo segundo. Con el temor a la variante ómicron, parece más urgente la vacunación de los menores de 12 años, que protagonizan las mayores tasas de incidencia.

1. El pasaporte COVID estimula la vacunación

Desde que Murcia anunció su intención de implantar el pasaporte COVID voluntario en el ocio nocturno y la hostelería el pasado 18 de octubre, una docena de territorios se han sumado a esta medida para hacer frente a la sexta ola de la pandemia. Con matices en cada región -que van desde la exigencia en los vuelos que aterrizan en Canarias a su uso para las visitas en centros penitenciarios de Melilla- la exigencia de un certificado y la amenaza de una nueva variante de preocupación han animado a vacunarse a muchos reticentes.

El ritmo diario de personas con al menos una dosis repunta en toda España desde finales de noviembre. Pero como se puede ver en el siguiente gráfico, lo hace especialmente en aquellas comunidades en las que se ha implantado el pasaporte COVID.

El País Vasco es el primer lugar en el que se aprecia cómo el efecto 'llamada' del anuncio del certificado de vacunación produce un aumento de la media diaria de personas con al menos una dosis. Esta tendencia se replica más adelante en Galicia, Canarias, Navarra, Andalucía y Cataluña.

En territorios como Cantabria y Baleares, el efecto tiene lugar antes del anuncio de implantación del pasaporte en la región, quizá impulsado por las decisiones en otras comunidades. En Murcia, el cambio de tendencia ocurre entre el uso voluntario del certificado y la decisión del Gobierno de la Región de pedir su implantación definitiva.

Con la Navidad a la vuelta de la esquina y ómicron llamando a nuestras puertas, los datos de primeras dosis han repuntado hasta en territorios donde no se espera que el pasaporte COVID sea una obligación: Madrid, La Rioja, Castilla-La Mancha y Extremadura.

2. ¿Se repite la historia antes de Navidad? Nueva ola, riesgo viejo

En España nos felicitábamos por estar en mejor situación que los países europeos, algunos de los cuales, como Bélgica y República Checa, superan los 2.000 casos por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días. Y ya estamos de nuevo con la incidencia en nivel de riesgo alto.

Así que sí, estamos inmersos en la sexta ola de la pandemia, y subiendo. Un escenario que recuerda al de hace justo un año, cuando después del puente festivo de diciembre la incidencia empezó a escalar y con ella, semanas después, se dispararon las hospitalizaciones y los fallecimientos.

¿Pero es igual? No exactamente. La tercera ola de la pandemia empezó justo hace un año. Desde el 10 de diciembre y hasta alcanzar el pico el 22 de enero, los contagios diarios fueron creciendo. Ahora no estamos iniciando una nueva; la tendencia al alza comenzó en realidad hace dos meses, el 13 de octubre. Sin embargo, como se ve en el gráfico siguiente, la escalada fue mucho más abrupta en 2020 y ahora se observa en general un ritmo de contagios menor que el pasado invierno.

Las UCI están cada vez más llenas, pero también aquí se notan las diferencias: mientras que el año pasado la saturación de estas unidades siguió rápidamente al aumento de los casos, en esta ocasión la saturación avanza lentamente a pesar de que hace ya casi un mes que comenzó la tendencia ascendente.

Hoy hay 5.569 pacientes ingresados por COVID-19 y 1.056 se encuentran en la UCI. En 2020 eran más del doble: 11.965 y 2.158, respectivamente.

Esto no significa que la situación no sea preocupante, al margen de las citadas tendencias. La tasa de ocupación de las UCI por pacientes con coronavirus es del 11,4 % a nivel nacional, pero hay seis regiones por encima del 15 %, en nivel de riesgo alto en este indicador.

De que no se esté repitiendo hoy mismo la historia del año pasado y contemos los fallecimientos diarios por centenares nos están salvando las vacunas. Ahora bien, no es definitivo. El avance de la variante ómicron y la posibilidad de que sortee esa barrera de inmunidad podría dar una gravedad inesperada a esta ola de contagios. Que la incidencia media en España no esté aún disparada no oculta que hay comunidades como Navarra y País Vasco donde los contagios crecen fuera de control. Y ya explicamos en DatosRTVE que Navarra -que ya ha superado su pico de la quinta ola- ha sido precursora de lo que luego se generalizó en toda España en anteriores olas de la pandemia.

No hay que olvidar que a mayor transmisión del virus, mayor riesgo de enfermedad grave o muerte, se esté vacunado o no.

3. La vacuna también es para los niños

La semana que viene llegarán las primeras dosis para empezar a vacunar a cerca de 3,3 millones de niños y niñas de entre 5 y 11 años, según los planes que está fijando cada comunidad autónoma.

Llegan en un momento oportuno, cuando la incidencia en este grupo de edad está muy por encima del resto, tanto a nivel nacional como en la mayoría de autonomías, como se ve en el gráfico a continuación. Se espera que la inmunización de este grupo, que representa el 11 % de la población española, contribuya a rebajar la transmisión de contagios como lo hizo antes del comienzo de curso la vacunación de los adolescentes de 12 a 19 años.

Frente a las dudas de por qué es necesaria la vacunación infantil, una batería rápida de argumentos para no temerla:

Es una vacuna eficaz. En octubre, la avaló en Estados Unidos la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), y en Europa, a finales de noviembre, la Agencia Europea del Medicamento. Los ensayos clínicos han determinado que la vacuna de Pfizer (la que se ha estudiado) tiene una eficacia del 90,7 % en prevención de infección con síntomas.

Es una vacuna segura. Los efectos secundarios en los ensayos fueron leves o moderados y desaparecieron en uno o dos días. Estos efectos fueron sobre todo enrojecimiento e hinchazón en el lugar del pinchazo, además de fatiga, pérdida de apetito, dolor de cabeza, dolor muscular y articular. Los síntomas como fiebre y escalofríos eran menores que en el grupo de 16 a 25 años, y sucedían más tras la segunda dosis que tras la primera.

La población infantil está expuesta a la enfermedad. La gran mayoría de los niños que contraen la COVID-19 sufren cuadros leves o asintomáticos, pero el riesgo cero no existe. Desde que ha empezado la pandemia ha habido 20 muertes de menores de diez años, más de 3.450 hospitalizados y 188 ingresos en UCI. Como recordaba la microbióloga María del Mar Tavío, catedrática en la Universidad de Las Palmas, el 26 % del total de hospitalizaciones de menores de diez años se produjo en los apenas tres meses del transcurso de una quinta ola protagonizada por la contagiosa variante delta. Y además, niños y adolescentes también pueden experimentar COVID persistente.

Garantiza la continuidad del curso escolar. Los colegios han trabajado por permanecer abiertos, aunque sigue habiendo cierres temporales de aulas por positivos. Vacunarles facilitaría una educación en normalidad dentro de las aulas.

4. Ómicron, solo sabemos que no sabemos mucho -pero no es malo-

Ómicron se secuenció por primera vez el pasado 11 de noviembre en Botsuana, pero ha sido Sudáfrica quien ha dado la voz de alarma. Y, aunque la mayoría de los casos que se han detectado en el mundo están en Europa, esta nueva variante va ganando la partida a sus predecesoras en África.

Todavía no está claro cómo interferirán sus más de 30 mutaciones en nuestra respuesta inmune. No obstante, tanto la OMS como algunos laboratorios ya dan por segura la protección frente a problemas graves de salud provocados por ómicron en los países donde la vacunación está más extendida.

Tendremos que esperar a que se notifiquen más casos y se produzcan en más sitios para responder a preguntas como si ómicron es más contagiosa, si produce una enfermedad más grave o si habrá que modificar las vacunas para bloquearla. Mientras llegan, los científicos celebran que la detección temprana haya funcionado y que esté sirviendo para incentivar las medidas preventivas y la vacunación.

Posdata. La pandemia en la demografía: menos nacimientos, más muertes

Salud, vida y muerte. La pandemia deja sobre todo una huella demográfica, que poco a poco desvelan las estadísticas oficiales. Y según los datos definitivos de nacimientos y muertes de 2020 publicados esta semana por el INE, el año pasado murieron 493.776 personas, un 18 % más que el año anterior -75.000 decesos más- debido a la pandemia.

Los nacimientos siguieron su tendencia descendente del último año y bajaron otro 5,35 % hasta los 341.315 bebés. En este caso, la pandemia solo explica el descenso de los últimos meses del año, cuando nacieron menos niños de lo habitual (un 10 % menos en noviembre y casi un 20 % menos en diciembre) porque menos mujeres decidieron quedarse embarazadas coincidiendo con el gran confinamiento.

Por cuarto año consecutivo, España ha registrado un saldo vegetativo negativo, es decir, más muertes que nacimientos.

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