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Estimular en vez de obligar a los no vacunados: los expertos apuestan por la pedagogía frente a la imposición

SAMUEL A. PILAR
9 min.

En España quedan todavía 3,9 millones de personas, mayores de 12 años, que no han recibido ninguna dosis de la vacuna contra la COVID-19, según los datos aportados por Sanidad, que continúa haciendo un llamamiento para que se vacunen. La ministra Carolina Darias esgrime que actualmente el 60% de los ingresados en cuidados intensivos no habían recibido ninguna dosis, unas cifras que corroboran la alta protección que otorgan las vacunas contra los cuadros más graves de la enfermedad, sobre todo si se tiene en cuenta que los españoles que aún no se han vacunado apenas suponen poco más del 9% de la población diana, y que prácticamente el 100% de los mayores de 70 años, el grupo de edad más vulnerable ante el coronavirus, cuentan con la pauta completa.

La nueva oleada de COVID-19, que coincide con la llegada de los meses más fríos del año, está provocando estragos en algunos países europeos, donde las tasas de vacunación son sensiblemente inferiores a la española. Los nuevos contagios han llevado a restricciones como el confinamiento total en Austria, la obligatoriedad de la vacuna o la exigencia de un certificado de tener la pauta completa, mientras se suceden las protestas por estas u otras medidas en diferentes ciudades del continente. En Alemania, el ministro de Sanidad en funciones, Jens Spahn, ha asegurado que al final del invierno los alemanes estarán "vacunados, sanados o muertos", en un mensaje directo a la población no vacunada contra la COVID.

En España, el aumento de contagios ha llevado a varias comunidades autónomas a poner sobre la mesa la implantación del pasaporte COVID en actividades con alto riesgo de contagio, como el ocio nocturno. Los tribunales de Justicia decidirán esta semana si más gobiernos regionales se suman a Baleares, Galicia y Cataluña en su estrategia de exigir este documento, una propuesta que en general es vista con buenos ojos. Aragón está a expensas de que los jueces avalen la medida, mientras que Navarra y La Rioja han anunciado que solicitarán el permiso esta misma semana. En el caso de País Vasco, su Tribunal Superior de Justicia acaba de rechazar la petición para que el pasaporte COVID sea obligatorio en restaurantes y ocio nocturno.

Aunque también hay planteamientos que van un paso más allá, debido al alto impacto hospitalario que tiene ese poco más del 9% de la población mayor de 12 años no vacunada, y piden un endurecimiento de las medidas contra ellos. Es el caso de Luis Enjuanes, científico del CSIC, quien asegura que la pandemia que vive ahora España es la de "los no vacunados", a los que por ley no se puede obligar a hacerlo, pero en declaraciones a RNE sostiene que hay muchas medidas que se podrían adoptar. “Si ellos no colaboran con la sociedad, pues que la sociedad no colabore con ellos. Usted no se vacuna, no puede trabajar para el Gobierno. Usted no se vacuna y tiene un problema por la infección por este virus, la Seguridad Social española no se va a hacer cargo de su tratamiento. Usted no se vacuna, no puede ir a centros públicos...", ha manifestado.

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Llegar a los no vacunados "por medio de la pedagogía"

Sobre las palabras de Luis Enjuanes, Daniel López Acuña, epidemiólogo y exdirector de Acción Sanitaria de la OMS, coincide en calificar el hecho de que no vacunarse como "una irresponsabilidad social y sanitaria", pero él "no llegaría a ese extremo". "Hay que explicarlo, y hacer la suficiente pedagogía para que la gente entienda por qué no vacunarse tiene implicaciones para ellos mismos y para los demás", expresa a RTVE.es.

"Las encuestas arrojan que solo un 4% - 5% de la población se resiste a la vacunación por una razón o por otra, pero con argumentos poco sostenibles, con oscuridad y falta de evidencia. Todavía tenemos un porcentaje de la población con el que se puede trabajar para completar la vacunación, y es muy importante hacerlo por medio de la pedagogía, sin que esto sea óbice para adoptar medidas restrictivas, especialmente en las comunidades donde las tasas de incidencia sean altas", continúa.

López Acuña: El pasaporte COVID no va a ser la solución clave para frenar los contagios.

Acerca de la obigatoriedad del pasaporte COVID para ciertas actividades de riesgo, López Acuña opina que "tenemos que tener claro que el pasaporte COVID, incluso si se pusiera en marcha en toda España, no va a ser la solución clave para frenar los contagios, porque entre otras cosas el 90% de la población ya está vacunada". Este epidemiólogo recuerda que los vacunados también "pueden infectarse y transmitir" la enfermedad, por lo que insta a "reforzar las medidas de protección con mascarilla, distancia y no aglomeraciones; además de restricciones en la medida en la que la incidencia suba".

"Estimular" en vez de "obligar"

Carmen Cámara, secretaria de la Sociedad Española de Inmunología (SEI) "entiende el enfado de Enjuanes", pero matiza que "en un país tan favorable a las vacunas como España, entrar en estas disquisiciones al final es darle alas a los no vacunados, porque es el mismo razonamiento por el que no deberíamos atender a gente que fuma cuando tiene neumonía".

Esta inmunóloga, que trabaja en el Hospital La Paz de Madrid, es partidaria "no de obligar, sino estimular de una manera adecuada", por lo que sí que le parece acertado pedir el pasaporte COVID para ciertos actos de ocio. "Donde creo que hay que ser estrictos es en trabajadores sanitarios y trabajadores de residencias, ahí sí que exigiría la vacunación obligatoria. Me parece una gran irresponsabilidad frente a los pacientes inmunodeprimidos y enfermos", manifiesta a RTVE.es.

Carmen Cámara (SEI): Las personas sin vacunar no son ahora el problema más importante que tenemos en España.

Cámara destaca "la diferencia que estamos viendo en España con respecto a otros países en cuanto a enfermedad grave", y pone el ejemplo de Países Bajos, donde el 80% de su población mayor de 12 años está vacunada (frente al más del 90% en España), y "tenemos mucha diferencia en cuanto a enfermedad severa". "En estos porcentajes tan altos de vacunación, pequeños porcentajes importan", asegura, y añade otro factor a su entender decisivo: que allí se ha abandonado la mascarilla en interiores, algo que no ha ocurrido en España.

"Las personas sin vacunar no son ahora el problema más importante que tenemos en España", apunta, aunque matiza que "todo vacunado importa, porque ayuda a hacer más escudo, ya que los vacunados tienen menos carga viral y contagian menos".

La amenaza para las personas con problemas de inmunidad

La investigadora del CSIC Matilde Cañelles cree que las declaraciones de Luis Enjuanes "están llevando al extremo un debate que está habiendo ahora, pero se están tomando demasiado textualmente, porque lo que él quiere acentuar es hasta qué punto la persona que no se vacuna está poniendo en peligro a todas las personas a su alrededor; principalmente aquellas que, aunque se vacunen, no son capaces de desarrollar una respuesta inmune suficiente".

Esta inmunóloga explica a RTVE.es que el vacunado sigue contagiándose, pero contagia a su vez mucho menos que una persona no vacunada: "Primero, porque es más difícil que llegue a desarrollar la enfermedad, aunque sea de forma asintomática. Después, si está combatiendo al virus, lo hace con mucha más eficiencia, por lo que la ventana de contagio es mucho más pequeña, y va a estar contagiando menos".

Matilde Cañelles (CSIC): Si se disparan las incidencias, siempre hay gente vulnerable que se va a ver muy perjudicada.

Asimismo, insta a pensar en esas personas con problemas de inmunidad, como ancianos o pacientes oncológicos, que suponen un porcentaje importante de la población española. "Si se disparan las incidencias, siempre tienes gente vulnerable que se va a ver muy perjudicada. Creo que muchas veces las personas que no se vacunan no son conscientes de que hay gente que no llega a desarrollar inmunidad", prosigue.

Cañelles recalca la necesidad de combatir este rechazo "con información". "Creo que hay un sector que no se está vacunando, pero porque no tiene toda la información en la mano, como los trombos que produce la COVID-19, o las secuelas de todo tipo del virus, o lo que les pasa a las personas que se contagian y que no pueden desarrollar sus defensas aunque se vacunen. Si se les enfrentara con toda esa información, la mayoría de ellos se vacunarían, sin medidas de presión", opina, aunque deja claro que "hay un porcentaje de ellos que no se va a vacunar por mucha información que reciban".

Las medidas "excesivas" pueden ser "contraproducentes"

El presidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV), Amós García Rojas, opina que en una situación como la que vive España en la actualidad, "tomar medidas excesivas puede ser incluso contraproducente". "Negarle la sanidad pública a personas que no se quieran vacunar es caer en una espiral complicada, porque por la misma regla de tres deberíamos evitar la sanidad pública a los que fuman", argumenta a RTVE.es.

García Rojas cree que con las tasas de cobertura vacunal que hay en este país, "sumadas a una serie de medidas que sería razonable implementar, podemos aguantar el tirón", y explica que estas medidas deberían estar ligadas a los ámbitos donde más se van a producir los contagios, como son "los espacios cerrados y poco ventilados, en los que además nos desprendemos de las mascarillas".

Amós García Rojas (AEV): La mayor parte de la gente que aún no se ha vacunado no son negacionistas.

"La mayor parte de la gente que aún no se ha vacunado no son negacionistas, ya que los negacionistas puros son muy pocos", continúa, y señala que hay un grupo etario con mayor porcentaje de gente sin vacunar: entre los 30 y los 39 años. "Esto se debe a una cuestión fundamental, y es que no tienen percepción de riesgo, y piensan que esto del SARS-CoV-2 va con personas de edad avanzada, y no con ellos. Lo que hay que hacerles ver es que la juventud no inmuniza, no vacuna contra las formas graves, y desgraciadamente ahí están las complicaciones para personas jóvenes sin vacunar, así que cuidado", advierte.

"Luego hay otro grupo de gente que todavía le tiene miedo a la vacuna, y lo que hay que conseguir es convencerles de que lo que realmente hace avanzar a la comunidad, y mejorar a nivel de salud a la ciudadanía, es hacer algo tan sencillo como aplicar el sentido común, que en ciencia no es otra cosa que aplicar el razonamiento científico, y el razonamiento científico lo que nos indica hoy es que hay que vacunar. Tenemos que potenciar la ciencia y frenar la inconsciencia", concluye el presidente de los vacunólogos españoles.

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