Aya y Mohamed son menores de edad. Entraron en Ceuta a nado hace justo seis meses. Pasaron frío, tuvieron miedo, pero no se arrepienten. Los dos echan de menos a su familia. Quieren volver a verles, pero no ahora: "España es mejor", coinciden.
“Aya y Mohamed: "España es mejor" “
Ceuta, España, Europa, significa para ellos educación, oportunidad. Ahora estudian en los institutos Almina y Clara Campoamor, aprenden el idioma, hacen nuevos amigos y van construyendo su nueva vida. Viven en un centro de acogida, como otros 400 compatriotas llegados en mayo. A los dos les gusta estudiar, quieren seguir haciéndolo. Les ayudan profesionales como Abdeselam Hamed. Es profesor técnico de servicios a la comunidad y nos cuenta la fortaleza física y mental que han demostrado estos chicos. Él cree que su evolución irá a más y confía en tener grandes resultados a final de curso: "Vienen con ganas de aprender".
Aya y Mohamed, como otros muchos chicos y chicas, han empezado a integrarse. Abdeselam está seguro de que terminarán de hacerlo cuando dominen del todo el idioma. Se lo han contado a Iñigo Alfonso al inicio del especial sobre los seis meses de la entrada masiva de inmigrantes a Ceuta.
Ellos son una cara de la moneda. La otra la protagonizan Mohamed, Said o Mohamed. Llevan seis meses viviendo en la calle. Duermen bajo cartones en el puerto. Buscan comida en la puerta de los supermercados de Ceuta o pidiéndole a los vecinos por la calle. No quieren ir a un centro: "En el centro todo es malo", dice uno de ellos. Temen ser devueltos a Marruecos y por eso prefieren organizarse por su cuenta.
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Su objetivo es llegar a la Península. Alguno de ellos ya lo ha intentado: "Conseguí entrar en el ferry, en los bajos de un camión". Lo descubrieron, pero está decidido a volver a hacerlo. El Gobierno de Ceuta calcula que hay unos 130 niños viviendo en la calle.
“Mohamed: "Conseguí entrar en el ferry, en los bajos de un camión"“
Cruz Roja intenta garantizar que a ninguno les falte lo más básico. Sus voluntarios, dos veces a la semana, mapean y peinan la ciudad de madrugada buscando a quienes viven en la calle. Intentan que no pasen la noche al raso. Noches con viento, con humedad, con frío. Los trasladan a las ya famosas Naves del Tarajal, donde tienen comida y una cama caliente. De allí pueden entrar y salir, pero ellos no lo saben y por eso, la mayoría, lo rechaza. Les da miedo ser devueltos a Marruecos. Hemos pasado toda una noche con ellos, viendo y escuchando cómo se organizan.
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Las mujeres, doblemente vulnerables
En las entradas de inmigrantes suelen encontrarse pocas mujeres. Las que dan ese paso suelen tener una situación especialmente complicada. Algunas han sufrido abusos en la frontera y salen de situaciones familiares muy complicadas que, poco a poco, van detectando las ONG. Se les intenta dar una protección especial pero cuando cumplen 18 años, esa ayuda desaparece.
“Muna, joven de 18 años: "Estoy mejor aquí que en Marruecos. Si me sacan de Ceuta, intentaré volver a entrar nadando"“
Ese es el caso de Muna, otra de las protagonistas de nuestro programa de hoy desde Ceuta. Ella ha vivido en los chalets con las niñas pero ya ha sido expulsada del sistema de protección de menores. En todo caso, ella no quiere volver: "No tengo miedo. Estoy mejor aquí que en Marruecos. Si me sacan de Ceuta, volvería a hacer lo mismo: intentar entrar aquí nadando", asegura.
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Colaboración con Marruecos
La situación de los menores es algo que preocupa y desborda al Gobierno de Ceuta. Nos lo cuenta su presidente, Juan Jesús Vivas, que insiste en que donde mejor están los niños, es con sus familias. Él defiende la actitud que tuvo el pueblo de Ceuta con la entrada masiva de inmigrantes y pide trabajo diplomático para evitar que esto vuelva a pasar: "Hacen falta medios, infraestructuras y mucha acción diplomática para que esto no vuelva a ocurrir. Sin la colaboración de Marruecos es muy difícil que la frontera funcione".
“Juan Jesús Vivas: "Sin la colaboración de Marruecos, es muy difícil que la frontera funcione"“
Vivas quiere que la frontera se abra con “condiciones” y que las autoridades marroquíes colaboren. También espera que haya trabajo con Marruecos para abordar el problema de la pobreza infantil. Reconoce que la gran mayoría de menores no quiere volver, pero recuerda que la ciudad no tiene recursos para atenderlos como necesitan: “No somos una ciudad presidio. Tenemos que buscar un equilibrio. Es un asunto de estado. Imagine que Madrid tuviera que acoger a medio millón de personas en un día”. Concluye reconociendo preocupación por la utilización de este tema por determinados partidos políticos, pero añade que la sociedad es madura y que Ceuta ya ha dado mucho ejemplo.
Las mañanas de RNE con Íñigo Alfonso - Juan Jesús Vivas: "Sin la colaboración de Marruecos es difícil que la frontera funcione" - Escuchar ahora
¿Deben ser trasladados a la Península?
Muy críticos con la decisión de trasladar a algunos de ellos a Marruecos son las ONG y organizaciones sociales que trabajan dentro y fuera de Ceuta. Todos coinciden en que la ciudad no puede atenderlos como necesitan, porque no tiene recursos ni espacio, y defienden su traslado inmediato a la Península.
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“Estamos en un callejón sin salida del que son víctimas todas las personas que entraron en mayo. Es hora de poner sobre la mesa lo que falta por hacer”, asegura Neus Arnal, coordinadora de Emergencias de Save the Children en Ceuta. Según esta ONG, el 99% por ciento de los menores no quiere regresar a Marruecos a pesar de las circunstancias difíciles en las que se encuentran en Ceuta. “Nos dicen que es un país en el que no pueden encontrar un futuro digno. Muchísimos de ellos huyen de violencia intrafamiliar o de género, han sido víctimas de trata, de mendicidad forzosa o han intentado ser raptados para ser víctimas de tráfico de órganos”.
“Save the Children: "Es hora de poner sobre la mesa lo que falta por hacer"“
Muy similar la idea que defiende Itziar Gómez, profesora de Derecho Constitucional de la Universidad Carlos III y miembro del Patronato de la Fundación Raíces. Ella dice que hay que hablar con los menores, víctimas en la mayoría de los casos y cree que es necesario reconstruir el sistema de solidaridad. Apuesta por un trabajo de calle y de educación social y defiende que la única opción es trasladar a los niños a la Península: “Si no ellos se van a meter en los bajos de un camión y vamos a tener muchas muertes en nuestras conciencias”.
“Itziar Gómez: “Se van a meter en los bajos de un camión y vamos a tener muchas muertes en nuestras conciencias”. “
Patricia Fernández, la abogada de la Coordinadora de Barrios que en su día denunció la devolución de algunos menores a Marruecos en contra de su voluntad, añade: “El traslado a la península, cuando sabemos que hay plazas disponibles, es la primera medida para garantizar el bienestar. Se pueden evaluar sus circunstancias. En Ceuta es imposible atender bien a esos niños, es una misión imposible”. Recuerda Fernández que por irse a la península no se anula la posibilidad de ser devueltos, si se considera necesario: “Lo que se ha decidido es mantener a los niños en Ceuta porque así tenemos la excusa para decir, como en Ceuta están mal, los devolvemos a su país”.
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El último punto de vista del programa lo hemos buscado al otro lado de la frontera, en Marruecos. Mercedes Jiménez es antropóloga y vive en Tánger. Dice que hay que asumir que no se puede estar bien a un lado de la frontera si al otro no estamos bien y lamenta que este proceso se ha hecho mal: “La Cooperación española financia proyectos para trabajar con esos niños. Cuando cruzan, se convierten en un problema. Hemos hecho mal algo que, con un poco de colaboración, se podría haber hecho bien”. Jiménez dice que en Marruecos tambien hay organizaciones que trabajan con los niños y que juntos podrían haber evitado la situación de la que hoy se cumplen seis meses.