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'La bestia', de Carmen Mola: violencia, sociedades secretas y un Madrid "dickensiano" arrasado por el cólera

  • Este thriller histórico ambientado en el siglo XIX es el ganador del último Premio Planeta

  • Sus autores utilizan el seudónimo de Carmen Mola y el misterio fue desvelado con el galardón

ANA BELÉN GARCÍA FLORES
4 min.

El misterio resquebrajado de la identidad de Carmen Mola se ha convertido en uno de los campanazos del año editorial. La tormenta mediática incluye dardos de “estrategia de marketing” o “novela a medida” dedicados a La bestia, la novela con la que tres escritores y curtidos guionistas han ganado el último Premio Planeta (dotado con un millón de euros) y que acaba de llegar a las librerías.

Los tres autores, Jorge Díaz (Alicante, 1962), Agustín Martínez (Lorca, 1975) y Antonio Mercero (Madrid, 1969), ahuyentan la humareda, “nos parece bien que se hable de una novela por unos días porque todo es polémico”, explican. "Lo importante es la historia y no si está detrás un señor mayor o una señora bajita", remachan sobre el experimento literario “Carmen Mola” que iniciaron en 2017 casi como un juego.

Los novelistas sí admiten que midieron los pasos “para salir del armario porque ya nos iban a pillar” mientras desgranan la gestación de La bestia. Un salto adelante consciente para alejarse de la original trilogía de novela negra de la inspectora Elena Blanco (La novia gitana, La red púrpura y La Nena) con la que llamaron la atención. Ahora, aterrizan a lo grande en el thriller histórico bajo un deseo explícito: abrir la horquilla a nuevos lectores.

“La empezamos a parir durante el confinamiento pero hacer una novela contemporánea sin saber lo que nos iba a pasar y que iba a ocurrir, nos pareció que cualquier propuesta iba a quedar desactualizada. Surgió la idea de irnos al pasado que está ahí y es inamovible. Nos pusimos a bucear en incidentes históricos y en un año que nos pudiera encajar y lo encontramos en 1834”, señalaba Antonio Mercero en una entrevista para RTVE.es. recién roto el anonimato.

Los guionistas aplicaron la escritura a seis manos de lluvia de ideas para cuajar el argumento. En La bestia, cadáveres de niñas desmembradas aparecen en las murallas de un Madrid decimonónico arrasado por una epidemia de cólera. Todos los indicios apuntan a "la bestia", un ser al que nadie ha visto pero todos temen.

Este es el enganche de la investigación de la que ramifican las guerras carlistas, con pinceladas de espionaje y contraespionaje, episodios históricos reales como la matanza de 73 frailes en la basílica de San Francisco el Grande por la sospecha de que envenenaban el agua y causaban la peste o el magma opaco de sociedades secretas como los carbonarios.

Madrid, un personaje más

A pesar del volantazo literario, parte de la huella del estilo “Mola” es muy reconocible en rasgos como los giros de impacto, la influencia del mal y el protagonismo de Madrid. Con un matiz, la ciudad se agranda y se transforma en un personaje más, ora hostil ora acogedora, en esta historia coral donde pasean sus desventuras periodistas honestos, policías descreídos, monjes guerreros o meretrices de buen corazón que bordean el cliché.

Si en los libros de La novia gitana se describía al detalle los rincones de la capital ahora la minuciosidad en la ambientación es abrumadora: casi una excusa para asomarnos al germen del Museo del Prado, el bulle bulle de la Carrera de San Jerónimo y sus tabernas o los teatros de sombras muy populares en el siglo XIX.

Las referencias a Madrid como elemento vivo y casi oráculo son constantes: “Hace poco esta misma plaza, esta ciudad, era un infierno. Un monstruo que parecía devorarse a sí mismo. Sin embargo, Madrid siempre renace. Sus habitantes encuentran la forma de sobreponerse…”, traza una de las protagonistas.

Los escritores que se escondían tras el seudónimo de Carmen Mola presentan 'La bestia'

Vertebran la novela las duras condiciones de vida de los madrileños a causa de la epidemia de cólera que asoló España en 1833. Un país atravesado por la superstición en el que se culpaba a la masa de personas que vivían en extrema pobreza en los arrabales de la desgracia de la enfermedad.

“Tiene un aire de Dickens. Queríamos hacerlo así, reflejar a los pobres de solemnidad, desclasados de los que nadie se ocupaba en una ciudad con la cerca cerrada para expulsarlos ante una epidemia brutal”, explica Antonio Mercero que califica La bestia como su novela más “ambiciosa y compleja”.

El ritmo de vértigo está presente, al igual que la violencia extrema y su reflejo en la sociedad aunque se aleja el gore de sus predecesoras. Sin destripar la trama, a Carmen Mola sigue sin temblarle la mano para desembarazarse de sus personajes centrales.

El objetivo del tridente de guionistas está conseguido: la novela esquiva el policíaco puro y abarca un público más amplio. Más un detalle, el argumento es tan visual que no es difícil tomarle el pulso cinematográfico. Otra herencia del ADN literario de sus autores.

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