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El jefe de la investigación asegura que el crimen del concejal de IU de Llanes fue "planificado"

  • Señala directamente como responsables del crimen a los cuatro acusados

  • Asegura que el presunto inductor del crimen era un hombre "controlador" y muy celoso

RTVE.es / AGENCIAS
6 min.

El capitán jefe de la Unidad de Policía Judicial de la Comandancia de Gijón que estuvo al mando de la investigación del asesinato del concejal de IU en Llanes Javier Ardines en agosto de 2018 ha afirmado que dicho crimen "fue planificado" y ha señalado directamente como responsables a Djilali B. y Maamar K., supuestos sicarios; Pedro N.A., como presunto inductor, y Jesús M., señalado como intermediario.

En la tercera sesión del juicio con jurado en la Audiencia Provincial de Oviedo, han declarado este viernes los agentes de la Comandancia de Gijón que asumieron la investigación tras el crimen y por el que los cuatro acusados afrontan una pena individual de 25 años de prisión. En la sesión anterior, los acusados ya prestaron declaración y se desvincularon del asesinato.

El agente ha relatado el desarrollo de dicha investigación, desde el 16 de agosto de 2018, día en el que apareció el cadáver, hasta su finalización, el 21 de febrero de 2019, seis meses después, con la puesta a disposición de los detenidos. Ha indicado que la misma ha sido "una investigación larga y compleja, muy de detalle, de analizar muchos datos, muchos teléfonos y muchas imágenes".

En su declaración, ha afirmado que el crimen fue "planificado", puesto que a principios del mes de agosto se halló una valla en el camino de salida de la vivienda de Ardines, como también ocurrió dos semanas después para obligarle a bajar del coche y tenderle una emboscada. Para el responsable de la investigación, la colocación de aquella valla tuvo que ser intencionada ante la ausencia de obras en la zona.

A preguntas de la Fiscalía, el agente ha negado que hubiera algún "tipo de presión ni de tipo político, ni interno", pese a tratarse de un caso muy mediático: "Ni había prisa ni dejaba de haberla".

Señala que el presunto inductor del crimen era "controlador"

El jefe de la Unidad de Policía Judicial de la Guardia Civil de la Comandancia de Gijón ha descrito este viernes a Pedro N.A., acusado de ser el inductor del asesinato de Ardines, como un hombre "controlador" y ha asegurado que los celos por su obsesión por las relaciones sexuales que este mantenía con su esposa fueron la motivación de un crimen "planificado".

El responsable de la investigación ha rebatido la versión que el propio Pedro N.A. había sostenido cuando declaró en un tono tranquilo que no era controlador e incluso había pensado en divorciarse de su esposa tras descubrir la infidelidad, y de esta manera se desvinculó de cualquier trama para matar al edil.

El agente ha detallado los mensajes de WhatsApp y de redes sociales que Pedro N.A. escribió tras descubrir que su esposa le engañaba y las llamadas que realizó posteriormente a la mujer y a la hija del edil asesinado, en las que, tras enviarles una grabación que hizo a escondidas en un restaurante con la que confirmó sus sospechas, se mostraba "abatido y como víctima".

En la sala se han reproducido parte de las llamadas en las que Pedro N.A. explicaba que creía que podía superar la infidelidad, pero después admitía que no podía más y reconocía que se sentía roto cada vez que oía "con cascos y en silencio" la grabación realizada a Ardines y a su esposa.

El agente ha explicado que la celopatía de Pedro N.A. está relacionada con su búsqueda de información en internet de métodos de vigilancia y control y sobre establecimientos de venta de cámaras y dispositivos de seguimiento.

En su declaración, ha señalado que tras descartar las vías política, laboral, familiar y vecinal como móvil del crimen, siguieron la pista sentimental donde hallaron que la víctima tenía dos relaciones extraconyugales: una con la esposa de Pedro N.A. y otra con una joven con la que tuvo relaciones sexuales la víspera del crimen.

Al interrogar a K.B., esposa de Pedro N.A. y prima segunda de la mujer de Ardines, ella reconoció que tuvo "un tonteo" con el concejal a los 17 años y que a partir de los 18 años mantuvieron relaciones sexuales que se llevaban a cabo cuando aprovechaban fines de semana o vacaciones, siendo la última vez en septiembre de 2017.

Los agentes encontraron restos biológicos de ADN de la otra joven con la que han relacionado a la víctima en el vehículo de Ardines, en sus uñas y en la valla de obra con la que le prepararon una emboscada, pero los agentes consideran que el hallazgo de su ADN se debió a "transferencia" de perfil genético realizada por el propio Ardines, y no porque ella hubiera estado en el lugar del crimen.

Descarta las coartadas de los acusados

Asimismo el jefe de la Policía Judicial de la Guardia Civil ha descartado este viernes que exista un hombre llamado Julián que pueda dar coartada al presunto inductor y al supuesto intermediario del asesinato para justificar que el viaje que realizaron desde el País Vasco a Asturias, unos días antes del crimen, fue para ver el desarrollo de unas obras en Belmonte de Pría y no para planificar su muerte.

El responsable de la investigación ha desmontado la tesis de las defensas que mantienen que el acusado como inductor, Pedro N.A.,  y el presunto intermediario, Jesús M., viajaron el 27 de julio de 2018 desde el País Vasco hasta Belmonte de Pría (Llanes) junto a un tercer ocupante llamado Julián para revisar las obras de rehabilitación del tejado de la vivienda que el primero tenía a escasos 100 metros de la del edil asesinado.

El testigo ha dicho que ese testigo no existe, ni nunca apareció en las diligencias hasta la declaración en el juicio de los dos acusados, y ha sostenido que el tercer ocupante era el presunto sicario Djilali B., como se pudo constatar a través de los repetidores de antena que su móvil aparecía en el interior del coche.

En un tono tajante, ha afirmado que el viaje respondía a la información de que Pedro N.A. y Jesús M. iban a facilitar información al presunto sicario sobre "dónde y cómo" se iba a cometer el asesinato. La finalidad era, según su declaración, ver el entorno de dónde vivía, dónde trabajaba y cómo se desenvolvía el concejal, así como las fechas elegidas para perpetrar el asesinato.

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