Septiembre ha cerrado con 19.531.111 trabajadores y trabajadoras afiliadas a la Seguridad Social, 57.387 más que el mes anterior. Una legión de ciudadanos cotizando religiosamente con la base de cotización correspondiente. Por si existe alguna duda sobre la importancia de cotizar, en ‘Aquí hay trabajo’ te explicamos las claves para entenderlo.
Obligación
Esta clave es fundamental. Empresarios y trabajadores están obligados a cotizar en la Seguridad Social mientras dure su relación laboral.
Sin cotización no hay prestación
Cotizar es ni más ni menos que aportar mensualmente un dinero a la Seguridad Social. Con estas aportaciones se pueden financiar las prestaciones a las que tenemos derecho, justamente por cotizar. Por lo tanto, si no hay cotización, no hay prestación.
La base de cotización
La cuota a pagar sale de la base de cotización de cada trabajador. La base de cotización es lo que ganamos bruto al mes, más la parte proporcional de las pagas extra. Sobre esta cantidad, se fija una aportación a la Seguridad Social que se pagará mensualmente entre empresa y trabajador. Pero no cotizamos lo mismo: la empresa paga más. El empresario es el que tiene que ingresar su cotización y la de sus trabajadores. Por eso, nos descontará ese dinero de nuestra nómina.
Prestaciones de la Seguridad Social
La madre de todas las claves: gracias a estas cotizaciones conseguimos derechos por derecho. Por ejemplo, cobrar una baja cuando enfermamos o tenemos un accidente. Se llaman contingencias comunes. Por otro lado, la empresa se encarga de cotizar por las llamadas contingencias profesionales. Son las que nos cubren cuando sufrimos una enfermedad por culpa de la profesión o un accidente de trabajo. Vamos, que cotizar nos da derecho a prestaciones como una baja médica, maternidad, paternidad, riesgo durante el embarazo… Y por supuesto nos abre las puertas a la pensión de jubilación, de viudedad, orfandad en favor de familiares y a las prestaciones por desempleo.