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El 'boom' del teletrabajo se desinfla tras el verano: los retos de empresas y trabajadores para la vuelta a la oficina

  • Muchos trabajadores siguen optando por esta modalidad, pero hay muchas empresas que no pueden implantarla

  • De negarse, las empresas se enfrentan a multas de hasta 60.000 euros y puede ser causa de despido entre los empleados

DIANA FRESNEDA
10 min.

El final del verano implica tradicionalmente la vuelta al ‘cole’ o a la oficina, que este año, para algunos, seguirán marcadas por el teletrabajo. La necesidad de conciliar la vida laboral y familiar o la búsqueda de un mayor bienestar personal hacen que los trabajadores sigan optando por esta modalidad de prestación de servicios de cara a septiembre, una elección que en ocasiones colisiona con las dificultades organizativas o económicas de las empresas, ya de por sí en una situación complicada tras el golpe asestado por la pandemia.

Precisamente hace año y medio, en pleno confinamiento, hubo 3 millones de personas trabajando desde sus casas. Entonces, la medida se implementó con el objetivo de salvaguardar la salud de los trabajadores. Doce meses después, según los datos de la última Encuesta de Población Activa (EPA), la cifra se ha desinflado hasta los 1,85 millones -un 38 % respecto a entonces- y continúa en caída libre a medida que avanza la vacunación. En algunos casos, la fórmula de vuelta a la oficina se negocia entre el trabajador y el empresario, mientras que en otras es una decisión unilateral por parte de la compañía, denuncian desde Comisiones Obreras (CC.OO.).

“En algunos lugares, la vuelta se ha negociado y ha tenido como resultado fórmulas flexibles donde los trabajadores realizan parte de la jornada laboral de forma presencial y otra desde las oficinas. Sin embargo, en otros, la vuelta ha sido de forma directa y autoritaria, sin contar con la opinión de los trabajadores, sobre todo en aquellos lugares donde no existe representación sindical”, asegura a RTVE.es el responsable de Juventud y Nuevas Realidades del Trabajo del sindicato, Carlos Gutiérrez.

Una realidad que ha vivido muy de cerca Yolanda, de 26 años, y Asun, de 52 años. Ambas trabajan en una gestoría de administración de fincas en Madrid que ha decidido retomar la presencialidad total en septiembre. La primera, con un contrato temporal, ha acogido la decisión con optimismo, porque necesita “recuperar la normalidad” que se fue con la pandemia; la segunda, que lleva trabajando prácticamente toda su vida en la empresa, ha encajado la noticia con “resignación” después de “haber descubierto unos beneficios y una calidad de vida” que antes desconocía.

Despido para el trabajador o multas de hasta 60.000 euros para el empresario

En este sentido, la abogada laboralista Rosario Moreno-Opo señala que hay que diferenciar “el teletrabajo que tiene como principal motivo la COVID-19, del teletrabajo como forma de prestación de los servicios de un empleado, que se aplica al margen de la pandemia y de las conciliaciones labores y familiares y que obliga a un acuerdo entre las partes para que sea efectivo”. “Este es el principal motivo de conflicto entre empresarios y trabajadores”, añade a RTVE.es.

En el caso de la administración de fincas del caso anterior, que ha decidido poner fin a la prestación del servicio a distancia de sus trabajadores, la abogada subraya que la empresa deberá garantizar que se cumplen el protocolo de prevención de riesgos asociado a la pandemia. “Si la empresa cumple con todas las medidas que se le marcan y el trabajador se niega a volver a su puesto de trabajo, eso es objeto de desobediencia porque el poder de organización y dirección lo tiene el empresario. Entonces, puede ser sancionable de manera disciplinaria e, incluso, con el despido”, recalca.

“En el caso contrario, que sea la empresa este obligando a los trabajadores a una situación de presencialismo sin cumplir las medidas en relación de prevenciones laborales, que está sancionado por la ley de infracciones del orden social, podría ser incluso objeto de inspección de trabajo y sancionable con multas importantes entre 30.000 y 60.000 euros”, advierte la abogada.

Teletrabajo: un reto nuevo al que se enfrentan empresas y familias tras la vuelta de las vacaciones

Fórmulas flexibles para explotar ambos modelos

Mientras que existen empresas que intentan volver a la presencialidad pura y dura tras haber pasado lo peor de la pandemia, hay otras que apuestan por fórmulas flexibles, combinando trabajo presencial y remoto para explotar los beneficios de ambos modelos. Es el caso de Santiago, que sigue trabajando para una fintech -empresa tecnológica financiera- de Madrid, pero desde Aliaga, un municipio de Teruel.

“Lo que la empresa necesita es que ese trabajo salga y hemos demostrado que se puede", asegura a TVE, convencido de que una parte importante de esta decisión se debe a que la productividad se ha mantenido durante este periodo. En estos casos, sobre todo si el teletrabajo se va a prolongar en el tiempo, los expertos consultados aconsejan establecer un acuerdo entre empleado y empresa para garantizar que los derechos de ambas partes se cumplen.

“Muchas empresas son reacias a implantar esta modalidad, pero otras han descubierto que el teletrabajo es una manera de ahorrar costes y de que el mismo trabajo se lleve de la misma manera y productividad, dando además flexibilidad al trabajador”, afirma la abogada, quien también añade que, en ese caso, “sí que sería de aplicación la normativa, pero tiene que haber un acuerdo entre las partes: no puede ser ni impuesto por le trabajador ni por el empresario”.

En este sentido, desde CC.OO. apuntan que, aunque lleva poco tiempo en vigor la ley del teletrabajo, sí que están notando “que hay más convenios colectivos que, a través de la negociación, se adaptan a esta nueva normativa”. Precisamente en la empresa de Manuel, que se dedica a los seguros, han implantado convenios colectivos que ya incluyen el teletrabajo. En su caso, han optado por un modelo híbrido: dos días en remoto y tres presenciales. "Hemos firmado un acuerdo donde hay una compensación por estar en casa, además también nos apoyan con materiales", asegura a TVE.

Las pymes, las más afectadas

Sin embargo, hay otras compañías que sencillamente no pueden afrontar dichos gastos. Es el caso de muchas de las pequeñas y medianas empresas (pymes) de nuestro país, que abarcan el 99,8 % del tejido productivo de España: hay que tomar 1.000 empresas para encontrar dos que no sean pymes. Lo cierto es que su viabilidad financiera no pasa por su mejor momento tras el golpe de la pandemia, que tras su llegada ha provocado el cierre de cerca de 100.000 empresas, según los datos de la Seguridad Social.

Por ello, desde la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (CEPYME) consideran que la situación de una gran empresa “no es extrapolable” a la de una pyme o micropyme - de menos de 10 trabajadores y que facturan menos de 2 millones de euros-. En su caso, apunta a RTVE.es el secretario general de la organización, Luis Aribayos, se encuentran en “un momento de adaptación, el cual irá evolucionando según lo haga la transformación digital de las pymes y de las capacidades digitales de las personas que las forman”.

Porque, según destaca, hay grandes compañías que llevan 25 años invirtiendo “cantidades ingentes” en cómo desarrollar la cultura corporativa de su entidad para poder hacerlo digital “y aun así le está costando mucho llevarlo a cabo”. “Pues imaginemos una tienda de trajes”, recalca, para después afirmar que “sí se llevará a cabo” porque “el teletrabajo ha venido para quedarse”, pero ahora “vamos a ver un periodo de adaptación”, insiste.

Aribayos recuerda, además, que antes de la crisis de la COVID-19, solo el 14 % de las pymes españolas había iniciado un plan de digitalización. “Evidentemente esas cifras han mejorado, pero nos dice cuál era su grado de digitalización y, en este caso, está íntimamente relacionado: no existe trabajo a distancia si los procesos internos no están adaptados para ello”, puntualiza.

¿Y qué pasa con la conciliación?

Por otro lado, esta vuelta a la presencialidad también obliga ahora a replantearse de nuevo la organización personal y familiar. Los datos oficiales sobre conciliación publicados por el Ministerio de Igualdad revelan que las mujeres llevaron el peso de la conciliación cuando el teletrabajo se tornó forzoso en los primeros meses de pandemia: el 94 % de los trabajadores que pidieron reducciones de jornada por cuidado de hijos o mayores pertenecían al sexo femenino.

Creemos que el teletrabajo no es la fórmula más adecuada de conciliación

“Creemos que el teletrabajo no es la fórmula más adecuada de conciliación”, subrayan desde CC.OO. A pesar de que “puede ayudar a la conciliación”, señala Gutiérrez, “no es un mecanismo para conciliar y así lo hemos visto durante este tiempo como familias, la mayoría mujeres, han sufrido el doble trabajo: tener que teletrabajar desde casa y atender a la responsabilidad de los cuidados”.

En este sentido, la abogada laboralista Rosario Moreno-Opo subraya que, en función de la adaptación de jornada, y tal como recoge el artículo 38.4 del Estatuto de los Trabajadores, el trabajador tiene derecho a solicitar a la empresa la flexibilidad de horarios para conciliar vida personal y profesional, lo que comprende también la adopción del teletrabajo. Ello sin que suponga ni reducción de jornada ni de salario.

“Hay que llevar a cabo una solicitud formal por parte del trabajador, que debe ser contestada en el plazo máximo de un mes. La empresa debe decir si lo concede, si plantea una alternativa o si no lo hace. En este último caso, siempre tiene que justificarlo”, recalca Moreno-Opo,” ya que, si es un 'no' rotundo, sí que se puede iniciar un procedimiento de impugnar esa resolución por considerarla que no es acorde a derecho y por tanto sería nula y podría obligarse a la empresa a que se llevase a cabo”.

La conciliación continúa siendo la asignatura pendiente en la vuelta al trabajo

Y es que según la presidenta de la asociación ‘Yo no renuncio por la conciliación’, Laura Baena, “nos hemos olvidado totalmente” de la conciliación familiar y “hemos vuelto al punto de partida” tras la pandemia. Así, es imprescincible, destaca, un modelo de trabajo flexible y que conozca las necesidades de cada uno.

Los retos del teletrabajo

Ante este contexto, ¿hacia dónde irá el futuro del teletrabajo? El secretario general de CEPYME compara la situación con un péndulo: “La pandemia nos ha forzado a una aceleración de la digitalización y en este caso del trabajo a distancia, que en España era prácticamente residual, ha venido para quedarse. Pero, ¿hasta dónde llegará ese péndulo? ¿Hasta qué posición? Yo creo que no va a volver a la posición anterior, pero sí que es verdad que se producirá un ajuste en los próximos meses y años”, añade.

En este sentido, y en lo que respecta a las pymes, Aribayos reclama compensaciones por las pérdidas que han sufrido a raíz de la pandemia. “Que por el momento están siendo mínimas”, asegura, al tiempo que se muestra esperanzado con la llegada de los fondos europeos para acelerar esta digitalización. Eso sí, “tienen que llegar a esa última milla”. “Si el 99,8 % de tu tejido productivo son pymes y no somos capaces de conseguir que lleguen, será un fracaso”, destaca.

Por otro lado, desde CC.OO. instan a que “seguir adaptando la normativa general a los convenios colectivos”: “Esto es un proceso que se va dando y que con el tiempo habrá que evaluar”, apunta, ya que en su opinión “la mejor forma de acceder esta fórmula es regulándolo y desde la negociación colectiva para garantizar los derechos de los trabajadores y controlar que no se cumple ninguna discriminación, ningún sesgo, ni ninguna problemática en relación a esta forma de trabajar”, concluye.

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