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Los infectados de COVID-19 generan anticuerpos que se mantienen más de un año, según un estudio

RTVE.es / AGENCIAS
3 min.

La mayoría de quienes han pasado la COVID-19, independientemente de la gravedad, tienen anticuerpos protectores hasta un año después de la infección, según un estudio del IrsiCaixa en colaboración con el Centro de Investigación en Sanidad Animal (CReSA) y el Barcelona Supercomputing Center (BSC).

El investigador Julià Blanco, que ha participado en el estudio, explica que "la severidad de la enfermedad es la que determina la magnitud y efectividad de la respuesta inmunitaria frente al SARS-CoV-2". Así, los pacientes hospitalizados tienen una producción de anticuerpos superior, pero su capacidad de bloquear nuevas variantes del SARS-CoV-2 se ve más afectada en comparación a la de los pacientes asintomáticos o con sintomatología leve, que generan menos anticuerpos, pero más protectores.

Para la elaboración del estudio han participado 332 personas que han pasado la COVID-19, tanto de manera asintomática y leve, alrededor de un 60%, como grave, el restante 40%, y se les ha hecho un seguimiento de la respuesta inmunitaria neutralizante durante 15 meses.

"Lo que hemos visto a lo largo de este año es que en los pacientes hospitalizados los anticuerpos protectores alcanzan su nivel máximo pocos días después de presentar los primeros síntomas y, seguidamente, decaen de manera pronunciada, hasta que se estabilizan, manteniéndose elevados en el tiempo", explica Edwards Pradenas, investigador predoctoral en IrsiCaixa y otro de los autores del estudio. "En el caso de las personas que han pasado una COVID-19 de forma asintomática o leve, los niveles de anticuerpos protectores, aunque también se sostienen en el tiempo, se mantienen más bajos", añade.

El personal científico ha determinado que, en el caso de los pacientes hospitalizados, la calidad de los anticuerpos es menor. De hecho, el estudio demuestra que la capacidad protectora de los anticuerpos ante la variante Beta, que apareció por primera vez en Sudáfrica, se pierde de manera más acentuada en los pacientes hospitalizados que en las personas que han pasado la COVID-19 de forma asintomática o leve.

"Datos recientes apuntan a que, en ausencia de la vacuna, un 50% de los participantes del estudio podrían sufrir una reinfección por la variante Beta del virus, la más resistente a los anticuerpos descrita hasta el momento, y este porcentaje bajaría hasta el 30% en el caso del virus original", comenta Julià Blanco.

Refuerzo de la vacuna

La administración de la vacuna ha permitido que los niveles de anticuerpos de las personas participantes del estudio, de diferente magnitud según la sintomatología, hayan llegado a valores comparables. "Aunque no todas las personas a las que les hemos hecho el seguimiento han recibido la pauta completa de la vacuna, podemos decir que, en todas ellas, su respuesta inmunitaria contra el virus se ha visto potenciada, demostrando, de nuevo, los claros beneficios de la vacunación", celebra Bonaventura Clotet, director de IrsiCaixa.

"Hay que seguir haciendo un seguimiento de la inmunidad de la población a largo plazo para poder saber cuánto dura y si sigue siendo efectiva ante las nuevas variantes. Sólo así podremos diseñar estrategias de prevención óptimas para combatir la actual pandemia", añade.

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