La pandemia ha golpeado duramente no solo la salud de los españoles, sino también su situación económica elevando varios de los indicadores de pobreza. De esta forma, el nuevo coronavirus que todavía mantiene en jaque a España -con una quinta ola- elevó al 7 % la población que se encontraba en situación de carencia material severa a finales de 2020 frente al 4,7% que sufría esta circunstancia el año anterior, según las cifras de la Encuesta de Condiciones de Vida publicadas por el Instituto Nacional de Estadística este jueves. Es el peor dato desde 2014, cuando se alcanzó el récord para este indicador (7,1 %) coincidiendo con el final de la crisis económica que comenzó en España en 2008.
Según el INE, que elabora este indicador desde 2004, se considera que una persona está en situación de carencia material severa si no puede permitirse al menos cuatro de estos nueve elementos: irse de vacaciones al menos una vez al año; comer carne, pollo o pescado al menos cada dos días; mantener la vivienda a una temperatura adecuada; afrontar gastos imprevistos (750 euros); tener retrasos en el pago de la hipoteca, el alquiler, los recibos o compras financiadas a 12 meses; o disponer de un coche, teléfono, televisor o lavadora.
Los conceptos que más empeoraron en 2020 con la pandemia fueron el retraso en los pagos de la vivienda o compras (13,5 % frente al 8,3 % en 2019); no poder mantener la casa a una temperatura adecuada (10,9 % frente a 7,6 %) y no poder comer carne o pescado varias veces por semana (5,4 % frente al 3,8 % del año anterior), según recoge el INE en su nota de prensa.
No extrañan estas subidas si se tiene en cuenta que en 2020 se destruyeron 622.600 empleos y se elevó la tasa de paro hasta el 16,13 % tras sumar más de medio millón de desempleados, los peores datos desde lo peor de la crisis económica en 2012, según la Encuesta de Población Activa (EPA).
El 26,4 % de la población, en riesgo de pobreza o exclusión social
El índice de carencia material severa se utiliza junto al riesgo de pobreza (según los ingresos) y la baja intensidad en el empleo para calcular la llamada tasa AROPE, que mide el riesgo de pobreza o exclusión social. Esta tasa subió en 2020 hasta el 26,4 % frente al 25,3 % del año anterior porque aumentaron dos de estos tres indicadores (la carencia material y el riesgo de pobreza).
La tasa AROPE de 2020 es la más alta desde 2017 pero el propio INE advierte de que los ingresos que se tienen en cuenta para calcular el riesgo de pobreza son los de 2019, por lo que el efecto de la pandemia en la pobreza todavía solo puede conocerse parcialmente ya que se están utilizando indicadores económicos previos.
En 2020 el umbral de riesgo de pobreza -calculado con los datos de ingresos de 2019- se situó en 9.626 euros para hogares unipersonales y en 20.215 para aquellos formados por dos adultos y dos menores de 14 años. El año pasado estaban por debajo de este umbral el 21 % de la población frente al 20,7 % del año anterior.
Pero el INE, además de preguntar por la carencia material severa, también interroga en su encuesta por otras cuestiones que sí sirven para describir la situación económica que vivían las familias españolas a finales de 2020.
El 10 % llega a fin de mes con "mucha dificultad"
De esta manera, se sabe que al final del primer año de pandemia, el 10 % de la población reconocía llegar a fin de mes con "mucha dificultad", frente al 7,8 % de 2019. La población con problemas para pagar gastos imprevistos pasó también del 33,9 al 35,4 % y subió un punto, hasta el 34,4 %, aquellas personas que aseguraban que no se podían permitir una semana de vacaciones.
Las mayores dificultades para llegar a fin de mes se dan en Melilla (17,6 %), Canarias (15,6), Andalucía (14,8), Extremadura (12,7) y Murcia (11,2).