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'Morir para contar', un relato en primera persona de los corresponsales de guerra

  • Los dos periodistas españoles asesinados en Burkina Faso, David Beriain y Roberto Fraile, participaron en este documental

  • Es un duro retrato de la realidad que viven, las secuelas que deja un conflicto bélico y la incertidumbre de sus familiares

FRAN MENA
10 min.

Los dos periodistas españoles asesinados en Burkina Faso, David Beriain y Roberto Fraile, participaron en Morir para contar, un documental sobre periodismo de guerra, estrenado en 2018 y coproducido por RTVE, que este sábado ha emitido 'La noche temática' en homenaje a ambos.

La noche temática - Los ojos de la guerra - Ver ahora

"Si te dedicas a esto, tienes que tener muy claro lo que quieres hacer y adónde vas, sabes el riesgo que conlleva", manifestó Fraile en la película. A su vez, Beriain agradecía el amor y apoyo de su familia a pesar de saber que podría pasar que "un día" sonase "el teléfono y dijesen que David no va a volver".

La cinta se centra en la figura de los periodistas, fotógrafos, cámaras y todos los profesionales que se juegan su vida para contar los conflictos en todo el mundo. Es "una experiencia visual dura que sumerge a la audiencia en las profundidades del horror", aseguraba el crítico de Hollywood Reporter, Jonathan Holland, que a la vez lo definía como "extrañamente reconfortante".

Esa es nuestra mejor arma a la que aferrarse, somos útiles

Mónica G. Prieto, periodista que ha sufrido la muerte de su marido Julio Fuentes en Afganistán en 2001 y el secuestro por el ISIS de Javier Espinosa -padre de sus hijos-, en Siria en 2013, cree que "puede o debería poder evitar que se repita la historia como, por desgracia, se repite, y esa es nuestra mejor arma a la que aferrarse: somos útiles".

David Beriain: "Creo que el miedo es necesario"

"Yo me tomo mi trabajo como la resolución de una ecuación. Por un lado tengo el riesgo que asumo y por otro el resultado que obtengo. Si consigo minimizar el riesgo y maximizar el resultado he hecho mejor mi trabajo, porque asumir riesgos no es mi trabajo", aseguraba el navarro, que se definía como "un 'cagueta'". "No soy una persona valiente, pero creo que el miedo es necesario", afirmaba.

El documental comienza señalando el sufrimiento de las familias de los reporteros de guerra. David aseguraba que él había tenido "la suerte" en la vida de que las personas que le han querido, le han "querido de la manera más hermosa y radical posible, que es libre. Aunque eso pueda significar que un día suene el teléfono y diga que David no va a volver. Y hay que entender que eso es una posibilidad, no es solo una forma de hablar", reconocía.

También explicaba la dificultad de readaptarse a la vida normal: "Yo volví de mi primera guerra, en la invasión de Irak en 2003, volví y miraba a la gente como con la soberbia de decir: 'Pero, ¿qué pasa? ¿No os habéis enterado? ¿No habéis leído lo que os he contado? ¿Cómo puede seguir siendo vuestra vida igual?'".

Beriain añadía que "en psicología existe un concepto que se llama 'umbral de excitabilidad', es la cantidad de impulsos que necesita tu cerebro para reaccionar. Por eso se produce muchas veces ese fenómeno que no entiende prácticamente nadie que no lo haya vivido, en el que se dice '¿Cómo puede ser que lo pasen tan mal aquí, en su vida normal?' Pasa porque tardas mucho en volver a conectarte con las cosas sencillas y, a veces, hay gente que no lo consigue".

Rosa Meneses, de El Mundo, incide en la misma idea: "Cuando vuelves tienes que volver a ir al súper, a coger el metro... Eso cuesta". Beriain también señalaba las secuelas que dejan en su propia personalidad los conflictos bélicos: "Traumas hay. Muchas veces a los periodistas nos parece obsceno hablar de nuestro dolor cuando hemos visto lo que hemos visto del dolor ajeno".

Roberto Fraile: "Si te dedicas a esto sabes el riesgo que conlleva"

"Si te dedicas a esto, tienes que tener muy claro lo que quieres hacer y adónde vas, sabes el riesgo que conlleva y cuando vas a un sitio lo tienes más o menos claro, yo al menos", comentaba en el documental Roberto Fraile.

Fue alcanzado por metralla de una granada de mano en Alepo, Siria: "Cuando estábamos con la milicia del Ejercito Libre Sirio que intentaba atacar una posición de francotirador de Al-Asad, cuando uno de los milicianos se disponía a tirar la granada, no sé muy bien qué pasó, y le reventó. Cuando me levanté y vi que me había alcanzado la metralla, lo único que se me vino a la cabeza fue pensar en mis hijos y en vaya 'putada' les voy a hacer si no salgo de aquí".

"Tardé en recuperarme un mes y medio y lo que tenía claro es que lo primero que tenía que hacer era volver a Siria y vivir una situación parecida para ver si era capaz. Mi familia, ni mi madre, nadie me dijo nada porque sabían que volvería", concluía el vizcaíno.

Maysun. 'Egipto', 2012 © Maysun © Maysun

Maysun, fotoperiodista que le acompañaba, aseguraba: "La metralla no le cortó ninguna arteria, esa fue la suerte que tuvo porque tuvimos problemas en encontrar una ambulancia, si no hubiera sido por el compañerismo de ciertas personas no lo hubiera contado".

La familia de un reportero de guerra

Antonio Pampliega, José Manuel López y Ángel Sastre permanecieron cerca de diez meses secuestrados por el Frente Al Nusra, filial de Al Qaeda, en Siria. Sastre aseguraba que "ninguna crónica o relato merece el sufrimiento causado a mi familia".

Ninguna crónica merece el sufrimiento causado a mi familia

"Cuando me quitaron la venda se me saltaban las lágrimas, y eso que aún iba esposado y con diez tíos con armas alrededor. Pero piensas 'ya puedo salir de aquí'. Desde el avión de las Fuerzas Armadas buscaba a mi madre", afirmaba a propósito del momento de su liberación.

El reportero de TVE ha cubierto los principales conflictos de los últimos 25 años, José Antonio Guardiola, explica que "piensan que nuestro peligro es 24 horas al día, no ese momento en el que te paran en un control, te encañonan y es el único momento de peligro que has tenido en un día... Desde aquí (España) se vive mal".

Ser corresponsal te permite ver historia en primera persona

Javier Espinosa, secuestrado en Siria junto a Ricardo García Vilanova, valoraba que "ser corresponsal te permite ver historia en primera persona" y la lección que pueden aprender sus hijos: "Yo quiero enseñarles que todo el mundo es importante, tanto un español como un sirio. Que no tienes que dejar de ir porque tengas una familia y lo más importante sea tu entorno, no. Que ellos sepan que su padre considera que hay una serie valores, como son dar la voz a los sirios y que está dispuesto a ir aunque sea más complicado".

El enviado especial a las guerras de Afganistán, Líbano, Irak o Colombia y ahora corresponsal en Washington de RNE, Fran Sevilla, lamentaba la pérdida de otro compañero: "Julio (Fuentes) decía que iba a ser su última cobertura". También se culpaba en el aspecto familiar propio: "Durante muchos años me he perdido la infancia de mis hijos"

El fotoperiodista y ganador del Pulitzer en 2013, Manu Brabo profundizaba en este conflicto. "Lo disfrazamos de pasión pero en el fondo estamos imponiendo algo que es jodido de llevar" para la familia.

Julio Fuentes, Miguel Gil, Julio Anguita y José Couso

Son algunos nombres de los periodistas españoles que han perdido la vida en conflictos bélicos. José Antonio Guardiola sentía la necesidad de: "prestigiar a aquellos que perdieron su vida por hacer este trabajo. A mí me parece que es necesario, absolutamente, para que nos sintamos, al menos, cómodos en este oficio".

Miguel Gil, abogado que dejó atrás su vida en un bufete y cogió una moto para ir a Bosnia, comenzó a enviar sus trabajos a El Mundo y Cadena Ser y acabó siendo un reconocido cámara de AP. Murió en una emboscada en Sierra Leona con 32 años.

Imagen. Miguel Gil, periodista asesinado en Sierra Leona

Un corresponsal que ha estado en más de una decena de conflictos bélicos, Ramón Lobo, recordaba que: "el lunes antes de que lo mataran (a Miguel), fue un miéroles, cenamos en Freetown Gervasio Sánchez, Javier Espinosa, Miguel y yo" y aseguraba que era "un ejemplo para todos los jóvenes periodistas que quieren hacer cosas. Es muy fácil, ¡ponte y hazlas!".

Javier Espinosa rememoraba un momento posterior a aquella cena. "Subimos juntos al sitio en el que lo mataron, a la misma intersección, y encontramos un montón de cadáveres de Naciones Unidas, había como 100 o 200. Él se dedicó a recoger los documentos de identidad por una cosa tan humana como que los familiares tuvieran conocimiento. A los dos días, como a 200 metros de ahí, lo mataron".

Secuelas del oficio

Sastre aseguraba que tras su secuestro ha tenido que superarlo: "Con tratamiento, intentando que no afecte al ritmo que quiero llevar. Lo estoy llevando como puedo y con la medicación". "Uno piensa que lo lleva bien pero a veces te despiertas con ataques de pánico, pinchazos en el pecho, palpitaciones, taquicardias...", finalizaba.

Al volver de Afganistán me diagnosticaron depresión

"Al volver de Afganistán me diagnosticaron depresión, es como si todo el cansancio de los casi ocho años que había pasado allí me llegara de golpe, no podía con mi alma, estaba totalmente cansada, como si me hubiera pasado un camión por encima", afirmaba Mónica Bernabé, la periodista española que más tiempo ha pasado viviendo y trabajando en ese país.

Julio Fuentes, asesinado en Afganistán en 2001, comentaba en delaraciones de archivo: "Siempre me gustó la cobertura de conflictos internacionales y siempre he intentado curarme las heridas lo mejor que he podido, anímicas quiero decir, lo que a veces llaman el famoso síndrome 'postrauma'. Pero abandonarlo definitivamente, no, porque, al fin y al cabo, esta es nuestra vida, nuestra carrera, y dejarlo a esta alturas... aún no me ha sucedido lo que tenía que haberme pasado para tomar esa desición".

Manu Brabo, secuestrado en Libia en 2011, bromeaba: "Todavía hay una colega en Asturias que cada vez que me ve, dice: '¡coño, el secuestrao!'". Pero también compartía la realidad que vives tras sufrir esa experiencia: "Tenía que lidiar con la persona que me había convertido en esos 44 días, que no encaja en el mundo de toda la vida. Hay un desajuste de la hostia. Y llega un momento que te notas que estás apartado del todo"

Lobo pedía "un cierto acompañamiento. Cuando regresas, muchos amigos te dicen: 'Cuéntame, ¿cómo te ha ido?' Pero es una pregunta retórica porque en realidad les da igual y tú no tienes palabras para contar cómo te ha ido porque acabas de regresar y cuando pasan unas semanas, un mes, tienes palabras y ya a nadie le interesa".

Si tuviera 20 años en lugar de 61, volvería a hacer periodismo

El periodista de El País mencionaba "una investigación sobre periodistas de guerra anglosajones: un 25% tiene estrés postraumático". Pero concluía con un mensaje positivo: "Si tuviera 20 años en lugar de 61, volvería a hacer periodismo, haría exactamente lo mismo".

'Soy humano y nada de lo humano me resulta ajeno'

David Beriain tenía claro que sí merecía la pena, "mucho". "Por las conversaciones, cuando esas personas te honran y se sientan a contarte parte de su experiencia. Cuando te conceden ese privilegio, para mí es algo casi místico. Está lleno de verdad y de sinceridad, en la medida en que eso se produce a mí me lo justifica casi todo, porque entronca con todas las preguntas que yo me hago y que me mantienen alerta en este mundo... ¿Quién eres? ¿Quién soy? ¿Por qué haces lo que haces? ¿Por qué estoy yo aquí?"

24 horas - Las batallas de Beriain y Fraile - Escuchar ahora

El documental Morir para contar concluye con una reflexión del navarro que resume la tarea de estos admirables reporteros que se juegan la vida para dar voz a quien no la tiene y ampliar la visión del mundo de la sociedad: "Decía Terencio: 'Soy humano y nada de lo humano me resulta ajeno'".

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