Las redes sociales cambian y evolucionan. Unas mueren y aparecen otras nuevas que las sustituyen: dejamos atrás Vine, pero ahora usamos TikTok. ¿Qué tienen todas las redes sociales en común? Gatos. Los vídeos, fotografías, gifs y memes sobre estos animales son una constante de todas las redes sociales y por eso en ‘Cuando No Era Viral’ hemos querido darles su momento de protagonismo.
“@rtvenoticiasEn ##CuandoNoEraViral hablamos de lo más ##viral de ##internet: ##gatos ##AprendeConTikTok ��@antiareino
♬ Grumpy Cat - Clutch
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Los gatos e internet, amor a primera vista
La fuerza que tiene el fenómeno de los gatos en las redes ha hecho que tengan su propia categoría (‘cat content’). En la década de los 90 la gente empezó a comentar en foros y blogs información sobre sus gatos y su cuidado. También se creó ‘Meowchat’ en el que los dueños de los gatos se hacían pasar por sus mascotas como si fuese un juego de rol. Sin embargo, el ‘cat content’ cogió impulso con la llegada de YouTube y el primer gato que se subió a esta plataforma fue el de su cofundador Steve Chen.
También tuvieron mucha influencia los LOLCats y los Caturdays, dos tendencias para subir imágenes de gatos con textos humorísticos que empezaron en 4chan. Este tipo de memes llevan más de 15 años circulando por las redes y siguen estando vigentes.
Curiosidades gatunas
El ‘cat content’ no solo sirve para que nos riamos o generarnos ternura, también nos ha permitido conocer algunas curiosidades sobre estos felinos (de forma graciosa, eso sí). En Internet se hizo viral colocar un pepino al lado de un gato para ver su reacción, normalmente de susto. Esto tiene su explicación: por la forma de esta fruta, los gatos a simple vista lo confunden con una serpiente y, ¿a quién no le dan miedo las serpientes?
“@__mokshaaThe brain freeze���� #catsvsicecream #fack #vfx #mokshaa
♬ FACK by eminem - meez ♣︎
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A este experimento se le sumaron otros muchos como el de hacer que prueben helado, hacer sonido con un peine o colocarles una goma en las orejas. Aunque ver a un gato reaccionar a casi cualquier cosa es gracioso de por sí, no debemos olvidar que lo primero es mantener la integridad del animal y no causarle ningún daño. Por eso existe mucha gente crítica con este tipo de contenido que consideran maltrato animal.
El físico también importa
También hay gatos que no necesitan hacer nada para llamar nuestra atención. Simplemente su apariencia puede ser suficiente para hacerlo viral. Es el caso de 'Grumpy Cat', la primera gata que se hizo famosa por tener cara de estar enfadada.
También ocurre lo mismo con los gatos gigantes, que son diferentes razas de felinos que pueden llegar a ser más grandes que algunos perros. De modo que también es habitual encontrarse videos virales simplemente enseñando el imponente aspecto físico de estos gatos.
“@pandora.socinGiant Cat #giantcat #cat #catoftiktok #catsoftiktok #animals
♬ Baby Elephant Walk - Henry Mancini
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No importa si es video o imagen ,o si hacen algo o no hacen nada. Está claro que los gatos nos gustan de todas las maneras, en todos los formatos y situaciones posibles. Así que Internet y las redes sociales cambiarán con el paso del tiempo, pero el ‘cat content’ seguirá ahí para alegrarnos el día.
Obsesión por los gatos antes de internet
Todos sabemos lo importantes que eran los gatos para los egipcios, las numerosas leyendas alrededor de ellos y la preferencia en Asia por estas mascotas frente a los perros. Sin embargo, la obsesión por los gatos prevalece a lo largo de la Historia de maneras muy peculiares.
En 1870 Harry Pointer empezó haciendo fotografías a gatos con ropa a su alrededor y en 1906 Harry Whittier Frees fotografió a su gato con un sombrero puesto. Hoy en día ya estamos acostumbrados a ver a gatos con todo tipo de ‘outfits’ y disfraces.
Estos animales también han sido protagonistas de la literatura, como en ‘El gato negro’ de Allan Poe o en el poema ‘Los gatos’ de Baudelaire. Pero nuestra curiosidad por los gatos nos llevó incluso a fijarnos en su forma de pensar. El filósofo Michael de Montaigne, para demostrar que es imposible introducirse en la vida interior de cualquiera (humano o animal), planteó la siguiente pregunta: “Cuando juego con mi gata, ¿cómo sé que no es ella la que juega conmigo?”. Tampoco nos olvidamos del que es, probablemente, el gato más famoso de toda la historia, el de Schrodinger.