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Chipre y gas en el Mediterráneo: los caballos de batalla que enfrentan a Grecia y Turquía desde hace años

  • En 2010 se reveló la existencia de yacimientos de gas en aguas chipriotas

  • Ambos países pertenecen a la OTAN, algo que “amortigua” las tensiones

LAURA GÓMEZ DÍAZ
6 min.

Turquía y Grecia llevan años enfrentados por diversas disputas territoriales. Una de ellas tiene que ver con la delimitación de Zonas Económicas Exclusivas (ZEE) en el Mediterráneo oriental, donde recientemente se reveló que existían yacimientos de gas natural. Este martes, ambos países retoman las conversaciones consultivas para crear un terreno común y resolver pacíficamente sus litigios territoriales, unos contactos que se celebran sin expectativas de acuerdo.

Se trata de la segunda reunión celebrada desde enero, cuando se retomó el diálogo interrumpido durante cinco años, que se suma a las más de 60 conversaciones que han mantenido ambas naciones a lo largo de las últimas décadas.

La rivalidad entre Atenas y Estambul viene de lejos y ambos países siempre han chocado por la cuestión de Chipre. A pesar de sus diferencias, son aliados en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), lo que “amortigua” las tensiones.

Las disputas por las reservas energéticas, sin fácil solución

En 2010, un informe del Servicio Geológico de Estados Unidos reveló la existencia de más de tres billones de metros cúbicos de gas y 1.700 millones de barriles de petróleo en el Mediterráneo oriental, en las costas de la Franja de Gaza, Siria, Líbano, Israel y Chipre.

Además, varias compañías petroleras –la estadounidense ExxonMobil, la italiana Eni y la francesa Total—descubrieron yacimientos de gas en aguas chipriotas. Este hallazgo hizo que Grecia y Turquía, que están en constante tensión por Chipre, se enzarzaran en una nueva disputa territorial por el control de las reservas.

El Gobierno turco envió en 2019 un barco de perforación al mar Mediterráneo, donde realizó perforaciones exploratorias y estudios sísmicos en aguas chipriotas, y en respuesta, la Unión Europea sancionó a Turquía deteniendo las conversaciones bilaterales de alto nivel y reduciendo 145,8 millones de euros en fondos de pre acceso a la UE del país.

La Unión Europea y Chipre consideran que el norte de la isla y las aguas que lo rodean forman parte de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) y, por ello, los países miembros del bloque pueden pescar y perforar la zona. Sin embargo, Turquía reconoce Chipre del Norte como independiente y recalca que Ankara tiene derecho a perforar.

Las tensiones crecieron más cuando Turquía firmó un acuerdo con los dos gobiernos paralelos que se disputan el control en la guerra de Libia, por el que se crea una zona económica exclusiva desde el sur de Turquía hasta el norte de Libia. Grecia calificó este acuerdo como “absurdo”, ya que se superpone a aguas de la isla griega de Creta.

“Estas disputas por aguas territoriales o por las zonas económicas exclusivas están enmarcadas también por los acuerdos bilaterales que Grecia ha firmado con Egipto, Turquía con Libia, y que entran en contradicción el uno con el otro. No es un tema solo a resolver entre Grecia y Turquía, sino que participan más actores”, explica a RTVE.es Eduard Soler, investigador senior y coordinador del Área de Geopolítica y Seguridad del CIDOB.

Cinco Continentes - Tensiones entre Grecia y Turquía en el Mediterráneo - Escuchar ahora

Tanto Grecia como Turquía han desplegado sus armadas desde finales de agosto para realizar ejercicios de combate en el mar entre Creta y Chipre y para vigilarse mutuamente.

Según Soler, la disputa territorial entre Grecia y Turquía por las reservas energéticas en el Mediterráneo oriental “no tienen fácil solución”. “Ejemplo de ello es que estamos hablando de más de 60 reuniones exploratorias para poner las posiciones de ambas partes sobre la mesa. No es una única disputa: desde aguas territoriales, plataformas continentales hasta soberanía de islotes y esto se complica porque no es solo Grecia y Turquía, también tenemos la cuestión chipriota”, subraya.

Los conflictos territoriales entre ambos países vienen de lejos

Las tensas relaciones entre Grecia y Turquía no son nada nuevo y ambos países han chocado desde hace décadas por la cuestión de Chipre. “Grecia se construye como país luchando contra el Imperio Otomano y Turquía surge como nación, como república, no solo tras la I Guerra Mundial, sino también tras una guerra entre Grecia y Turquía, la guerra grecoturca. Desde las independencias de ambos países, se construyen también en parte en oposición al otro”, señala Soler.

Grecochipriotas y turcochipriotas están separados desde julio 1974, cuando la junta militar en el poder en Grecia instigó un golpe de Estado en Chipre para anexionarlo y Turquía respondió invadiendo el norte de la isla, que únicamente Estambul reconoce como la República Turca del Norte de Chipre. Por su parte, en el sur está la llamada República de Chipre, que forma parte de la Unión Europea y es reconocida internacionalmente, a diferencia de la parte turca. Desde entonces, ambas comunidades están separadas por una zona desmilitarizada y administrada por Naciones Unidas

Aparte de los roces por la cuestión chipriota, Turquía exige que Grecia retire sus fuerzas armadas de las islas del Dodecaneso y del Egeo oriental, que Atenas afirma que militarizó para proteger la soberanía de Chipre amenazada por los turcos y que, según los Tratados de Lausana de 1923 y de París de 1947, deben ser desmilitarizadas. Turquía también sostiene que su vecino ocupa ilegalmente decenas de islas del Egeo, algunas de ellas habitadas.

Además, Grecia es el único país cuyo espacio aéreo y sus aguas territoriales no coinciden: su espacio aéreo alcanza las 10 millas, mientras sus aguas en el Egeo son de seis millas náuticas. Turquía considera que ambos espacios deben ser idénticos.

La pertenencia a la OTAN, un elemento "amortiguador"

A pesar de sus diferencias, Grecia y Turquía son aliados en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), algo que el investigador senior del CIDOB considera “un elemento que amortigua las tensiones”.

“Si solo formara parte de la OTAN una de las dos partes, aquella que lo fuera tendría una posición mucho más agresiva respecto a la otra. El hecho de que los dos países estén en la organización marca unos ciertos límites”, ha señalado Eduard Soler, destacando que “no es casualidad que ambos países entraran a formar parte de la alianza el mismo día”. “Había una voluntad por parte de aquellos miembros de la OTAN de evitar que pudiera convertirse en una disputa entre la organización y uno de los dos países”, asevera.

Sin embargo, Soler recalca que el riesgo real de un conflicto bélico entre ambos países “siempre está”, aunque es “un escenario altamente improbable”, ya que “todas las partes están convencidas de que sería un muy mal negocio”.

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