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Liberar las patentes de las vacunas: un dilema económico, político y moral no exento de polémica

SOFÍA SOLER
8 min.

El 16 % de la población mundial acapara el 60% de las vacunas contra el vacunas coronavirus que se han comprado hasta ahora. Son datos de la Universidad de Duke, en Carolina del Norte. Los expertos en salud pública reiteran que la pandemia no se habrá acabado hasta que no se vacune a la mayor parte de las personas, en todos los países del mundo, pero el mercado tiene sus reglas para proteger la inversión de las empresas en innovación.

En octubre de 2020, antes de la llegada de las primeras vacunas, Sudáfrica e India ponían sobre la mesa de la Organización Mundial del Comercio (OMC) una propuesta para “trabajar juntos” en garantizar que los derechos de propiedad intelectual no fueran un “obstáculo” para la lucha contra la COVID-19. Con el apoyo de otros 100 países, este jueves, se debatió la iniciativa para liberar las patentes de las vacunas y así propiciar que la producción llegue a todo el mundo.

Actualmente, la mayoría de países más ricos está en contra, incluidos Reino Unido, Estados Unidos, Australia o los estados de la Unión Europea, por lo que todavía se desconoce cómo terminará la disputa, paradigma de las desigualdades, que tiene muchas aristas legales, políticas, morales y económicas.

Liberar las patentes de las vacunas COVID aceleraría su producción

Activistas y organizaciones por la liberalización

"La mayoría de países de rentas altas, a su ritmo, tienen acopio suficiente de vacunas. Mientras países de rentas bajas o en África ni siquiera lo han iniciado. De lo que se trata es de reducir cada vez más ese desequilibrio", explica Raquel González de Médicos Sin Fronteras a TVE.

La ONG ha iniciado una campaña para recordar que "hasta que la última persona del mundo esté vacunada, ninguna estaremos a salvo" y pide a Pedro Sánchez que apoye la petición de Sudáfrica e India. Otras organizaciones como Unicef o Amnistía Internacional han alzado la voz en todo el mundo.

Además de las razones humanitarias, las consecuencias de vacunar únicamente en los países ricos las apunta Rafael Vilasanjuan, en un artículo para el Real Instituto Elcano. La epidemia puede hacerse endémica en los países sin vacuna, lo que generaría "un reservorio del virus, que podría retornar inmediatamente una vez hubiera mutado", señala el director de Análisis y Desarrollo Global del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal). Y advierte: "Si España vacuna a toda su población, pero los países del norte de África o de Latinoamérica apenas tienen dosis, habrá que seguir cerrando fronteras y frenando el comercio exterior".

14 horas - Retos del reparto equitativo de vacunas: suspensión temporal de patentes y más capacidad de producción - Escuchar ahora

El debate por las patentes

Para sacar adelante un acuerdo multilateral en la OMC se necesitaría al menos el apoyo de tres cuartas partes de los países, esto es, 123 estados. Entre ellos, el bloque de la Unión Europea parece reticente a ceder en la protección de sus patentes, no obstante, existen en su seno también algunas voces discordantes.

El abogado experto en transferencias de tecnología y propiedad intelectual, Javier Fernández-Lasquetty, explica a RTVE.es que, de hecho, la Comisión Europea, pese a las numerosas peticiones dirigidas al Ejecutivo de Ursula Von der Leyen. “La actual Oficina Europea de Patentes permite tener que hacer una sola tramitación, pero concede una patente en cada uno de los países”, detalla.

Aunque existe cierta armonización en Europa, la realidad es que sería necesario “ir país por país” para conocer exactamente qué mecanismos se contemplan para liberar las patentes, un derecho logrado con la Declaración de Doha en 2001, tras la pandemia de sida. Igualmente, varían las situaciones que se consideran excepción para hacerlo: emergencias, desabastecimientos y otros supuestos...

Fernández-Lasquetty nos pone algunos ejemplos: “Tienes una población de 45 millones de personas que necesita un medicamento, pero este no llega. El Gobierno se reserva la posibilidad de hacer que otro (productor, que no tiene la patente) lo fabrique, así que suspende o expropia los derechos derivados de la patente”. Igualmente, en países en los que no hay acceso a las medicinas a un precio razonable, "también se reservan la posibilidad de encargarlo a un tercero" para producirlo más barato, añade.

A la falta de competencias de la Comisión Europea para atajar el problema, se suma que ahora “tampoco está claro que haya motivos de falta de suministros que justificaran una medida como esta”, valora el experto. Y añade una tercera cuestión a tener en cuenta: “Cuando expropias o suspendes los derechos de una patente tienes que indemnizar y el precio puede ser elevadísimo”.

Las vacunas tardarán meses en llegar a África

La industria farmacéutica reivindica el sistema para favorecer la innovación

Pero, ¿qué alega la industria farmacéutica en este debate? Thomas Cueni, que lidera la Federación Internacional de Fabricantes y Asociaciones Farmacéuticas, defiende en una tribuna en The New York Times que suspender las patentes pondrá “en peligro la futura innovación médica, haciéndonos más vulnerables a otras enfermedades".

"Las empresas y los inversores que financian la investigación asumen tanto riesgo porque tienen la posibilidad de obtener una recompensa”, afirma el director de la patronal de fabricantes, que opina que la situación no es equiparable a la de la pandemia del VIH, cuando surgió la declaración de Doha. Para ello, Cueni recuerda que varias grandes empresas farmacéuticas están ofreciendo sus productos sin ánimo de lucro, han destinado millones de dosis a países con ingresos bajos y están desarrollando modos de colaboración para transferir tecnología, lo que permitirá ampliar la producción.

“Las empresas pueden permitirse el lujo de conceder licencias de patentes gratuitas o vender medicamentos a precio de coste precisamente porque saben que su propiedad intelectual estará protegida. Esto no es un defecto del sistema, sino que es la forma en que el sistema garantiza que la investigación farmacéutica siga siendo financiada”, ha advertido, incluso, reconociendo la cuantiosa inversión realizada por los estados para el desarrollo de la vacuna.

Según señalaba Federico Montalvo, presidente Comité Bioético de España, en una entrevista en el Telediario, preocupa también que liberalizar la patente pudiera dar lugar a "mercados alternativos" que permitieran a las personas con más recursos acceder a las vacunas sin Gobiernos mediante. Para evitarlo, proponen una vía intermedia y negociada entre países y farmacéuticas, con exenciones en determinados casos y mejoras en los precios.

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Un debate abierto en la UE

Así, la Comisión Europea continúa con su plan de colaborar con las farmacéuticas para solucionar los problemas de producción de las compañías con las que se ha llegado a acuerdos. Según publica Efe, este viernes, el comisario de Industria, Thierry Breton, prepara un grupo de trabajo para "eliminar los cuellos de botella" en la producción y que la UE logre "ser completamente autónoma en 18 meses".

No obstante, durante una entrevista en televisión la semana pasada, el ministro de Economía alemán, el democristiano Peter Altmaier, reconoció que si la cooperación con las empresas farmacéuticas para aumentar la producción fracasa, "estaría dispuesto a hablar de medidas coercitivas". También, varios europarlamentarios del Partido Socialdemócrata, como Udo Bullmann, han alzado la voz pidiendo "compartir las licencias y el conocimiento". No ha sido el único.

La acción de la OMS

“La innovación tecnológica es tan útil como lo es su aplicación en el mundo real”, advierte a las farmacéuticas Mariana Mazzucato, fundadora y directora del Institute for Innovation and Public Purpose (UCL).

Para la economista, referente en políticas públicas e innovación, optar por un "apartheid de vacunas" es “una catástrofe moral y económica”. Por ello, en un artículo de opinión, pide a las empresas y a los gobiernos que cumplan cuando dicen que quieren aportar valor a la sociedad (a “las partes interesadas”, los stakeholders, en inglés). Y, por lo tanto, que compartan “las patentes, los datos y los conocimientos técnicos de la vacuna a través del fondo común de acceso a la tecnología del COVID-19, que sigue sin utilizarse”.

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Mazzucato habla del programa C-TAP de la Organización Mundial de la Salud, que firmaron más de 30 países, entre ellos, España. No obstante, la iniciativa no ha dado demasiados frutos.

Algo más de éxito está teniendo COVAX, puesto en marcha también por la OMS, junto a la Coalición para la Promoción de Innovaciones en pro de la Preparación ante Epidemias (CEPI), la Alianza para las Vacunas (Gavi). En este caso, se financia directamente la producción y compra de suministros con antelación, con el fin de que 2.000 millones de dosis se puedan distribuir equitativamente para finales de 2021, un atajo solidario a un problema que todavía es inmenso y global.

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