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El año más difícil para la Monarquía: las sombras de Juan Carlos I y su repercusión en Felipe VI

  • La salida del emérito de España, las sombras sobre sus finanzas y su pago a Hacienda marcan el 2020 'real'

  • Felipe VI se distancia de su padre pero Unidas Podemos y los nacionalistas aumentan la presión sobre él

ROCÍO GIL GRANDE
6 min.

Todas las miradas estaban puestas en el discurso del rey por Nochebuena que llega tras un año en el que la Monarquía ha atravesado su momento más difícil. La sombra de la presunta corrupción que acecha a su padre ha puesto en una postura complicada a Felipe VI, un monarca cuestionado por parte del Gobierno y del arco parlamentario como nunca lo había estado Juan Carlos I durante su época como Jefe de Estado.

Juan Carlos I abandonó España el pasado 3 de agosto tras la “repercusión pública de sus finanzas”. Comunicó en una carta su “meditada decisión” a Felipe VI y dijo que lo hacía “guiado por el convencimiento de prestar el mejor servicio a los españoles” y a las instituciones. Seguía manteniendo, eso sí, el título de rey emérito.

Por aquel entonces, Felipe VI ya había marcado distancias con su padre. En marzo, cuando entró en vigor el estado de alarma, la noticia de que Juan Carlos I había puesto a su hijo como beneficiario de una de las fundaciones con las que supuestamente manejaba sus fondos opacos llevó al rey Felipe a renunciar a su herencia y retirarle la asignación económica del Estado.

La decisión de Felipe VI llegaba tras un goteo constante de informaciones sobre posibles cuentas en Suiza, el manejo de fondos al margen de Hacienda y posibles comisiones recibidas por el AVE a La Meca, algunas de ellas reveladas por Corinna Larsen.

La salida de Juan Carlos I de España en agosto no suavizó la situación, ya que no dijo adónde iba. Hubo varias especulaciones en la prensa sobre el paradero desconocido del monarca y los partidos de izquierda -salvo el PSOE-, nacionalistas y alguno minoritario tildaron su salida de “huida”. Se dio también en el seno del Gobierno de coalición una “fuerte discusión” -en palabras del vicepresidente Pablo Iglesias- porque la parte de Unidas Podemos no había sido puesta al tanto de la situación cuando el emérito se marchó. Y cuando días después Zarzuela informaba de que Juan Carlos I se encontraba en Abu Dabi -Emiratos Árabes-, se reavivaron las críticas ante el establecimiento del monarca en un “paraíso fiscal”.

Investigaciones abiertas y el pago a Hacienda

Tampoco dieron tregua a las críticas a la Monarquía las noticias sobre las tres investigaciones que la Fiscalía del Tribunal Supremo dirigía con la ayuda de Anticorrupción sobre el emérito.

La primera, por las presuntas comisiones del Ave a La Meca y que Larsen cifró en 80 millones de euros. La segunda, sobre una presunta cuenta opaca en la isla de Jersey con unos diez millones de euros. Y la tercera, sobre el presunto uso de tarjetas opacas con dinero procedente de un empresario mexicano amigo suyo, Allen Sanginés-Krause, a través de un coronel de confianza del emérito. Tarjetas de las que habría hecho uso el monarca ya terminada su inviolabilidad, así como algunos miembros de su familia, aunque en ningún caso los reyes Felipe y Letizia ni sus hijas.

Las donaciones de este empresario estarían valoradas en unos 800.000 euros y habrían permanecido ocultas a Hacienda hasta que Juan Carlos I regularizó su situación el pasado 9 de diciembre con el pago de casi 680.000 euros. Un pago que implica reconocer el fraude fiscal, según los técnicos de Hacienda, y que está pendiente de revisión en el Tribunal Supremo, que debe determinar si la regularización del emérito es válida.

La intención de Juan Carlos I era volver a España por Navidad tras su regularización fiscal, según fuentes de su entorno. Poco después, Moncloa y Zarzuela desmintieron que estuviesen barajando retirarle el título de rey emérito para rebajar la presión sobre Felipe VI en su regreso a España y, finalmente, el monarca descartó regresar, alegando motivos sanitarios y por ser persona "de riesgo".

La comprometida posición de Felipe VI

Entretanto, la presión sobre Felipe VI aumenta, pese al distanciamiento con su padre. En el Congreso no paran de sucederse las peticiones que piden investigar al rey emérito pero, también, esclarecer si su hijo se ha podido beneficiar de algunos de los negocios de Juan Carlos I. Eso sí, todas estas peticiones, registradas por Unidas Podemos y los partidos independentistas, principalmente, han sido vetadas una y otra vez por el PSOE y por los partidos de centro-derecha.

“Vamos a seguir insistiendo” y “será por cabezonería”, son dos argumentos esgrimidos por Ione Belarra (Unidas Podemos) y Gabriel Rufián (ERC) para seguir registrando peticiones para investigar al emérito en el Parlamento.

Las críticas de Unidas Podemos al emérito se extienden también a su hijo y quedó especialmente patente con el último vídeo difundido en sus redes sociales con imágenes de los miembros de la familia real en comparación con un clan de narcotraficantes. La formación también ha pedido a Felipe VI "condenar" las irregularidades de su padre y han advertido de que "callar" será un signo de "debilidad" de una institución que habrá perdido "su razón de ser".

Entretanto, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha defendido reiteradamente que “la Monarquía no está en peligropese a las “inquietantes y perturbadoras” informaciones sobre las cuentas del rey emérito. PP, Vox y Ciudadanos salen constantemente en defensa de Felipe VI y de la Casa Real en crispados debates con Unidas Podemos y los partidos independentistas, que abogan por la república y hablan de una “Monarquía corrupta”.

El vicepresidente Iglesias y el ministro de Consumo, Alberto Garzón, llegaron a reprochar al rey una “falta de neutralidad” y "maniobrar contra el Gobierno" en septiembre, después de que Felipe VI comunicase al presidente del CGPJ que le hubiese “gustado ir” a un acto en Barcelona que cuya asistencia no fue autorizada por el Ejecutivo.

Las constantes críticas a la Corona han llevado a algunos colectivos como empresarios y jueces a defender la institución, aunque en algún caso, han surtido el efecto contrario, como la carta enviada por militares retirados buscando el apoyo del rey frente al Gobierno "socialcomunista, apoyado por filoetarras e independentistas".

Y a la crispación política, Felipe VI ha tenido que hacer frente este año a un importante enemigo más, la pandemia de coronavirus, que ha alterado en varias ocasiones su agenda -incluida la cancelación de su visita a Estados Unidos por invitación de Donald Trump-. Tanto los reyes como sus hijas llegaron incluso a tener que guardar cuarentena por contacto estrecho con positivos en COVID-19.

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