El primer tuit de Donald Trump tras ganar las elecciones de 2016 es, curiosamente, la excepción que confirma la regla. En un tono moderado e inclusivo, llama a la unidad de los estadounidenses y promete que su gobierno velará por aquellos que se han sentido olvidados.
A partir de ahí y en cuestión de días, el presidente de Estados Unidos se desinhibe y se convierte en un tuitero provocador, respondón y faltón. Hasta el punto de poner más de una vez a Twitter en el brete de tener que negar la mayor al jefe de Gobierno más poderoso del mundo.
Sus tuits sobre coronavirus o sobre el sistema electoral han merecido la etiqueta Get the facts, que viene a decir al usuario que compruebe bien si lo que dice esa publicación es cierto. Pero antes de eso, otros tuits fueron señalados como incitación a la violencia o al odio.
La red social para dirigir su espectáculo
Sus 87 millones de seguidores se han ido acostumbrando a sus habituales salidas de tono. Es más, hay quien espera su dosis de espectáculo diario a cargo de Donald Trump.
Raúl Magallón, profesor de Periodismo en la Universidad Carlos III de Madrid y experto en el papel que las redes sociales están adoptando en la comunicación política de nuestros días, afirma que "Trump es un hombre que domina el espectáculo; sabe el poder sugestivo que tiene y lo está utilizando".
A la pregunta de si es algo que obedece a su naturaleza impulsiva, o bien esta forma de tuitear forma parte de una estrategia, Magallón responde que poco importa. "El resultado es lo que cuenta: Trump logra alterar la agenda de los medios de comunicación, sus 'settings', e imponer él y sólo él los temas de los que se hablará ese día".
La contextualización, el reto de los medios
Quizá no sea casual que lance la mayor parte de sus tuits entre las seis y las diez de la mañana, cuando sus asesores no están encima de él, haciendo su trabajo. Un dato del que ya ha hablado la prensa estadounidense, que ha descrito a Donald Trump como un hombre de rutinas. También tuitea mientras ve la Fox después de cenar... E imaginamos a alguien dedicado en esa redacción a seguir en tiempo real las reacciones del presidente a sus contenidos.
Ese es otro de los fines que persigue el presidente estadounidense: tener contacto directo y en tiempo real con sus votantes, con sus simpatizantes y con el mundo entero, para ser más exactos. Es decir, obviar el intermediario, que son los medios de comunicación en la sociedad actual.
"Los medios, ante esta nueva forma de hacer política, que se está extendiendo más allá de Trump, deben adaptarse. Buscar su lugar. No tiene sentido ya el periodismo de declaraciones, porque los líderes ya se las ofrecen directamente al destinatario. Los medios ahora deben contextualizar", explica el profesor Magallón.
Los anuncios del presidente en Twitter
A Donald Trump le hemos leído ordenar la construcción de un muro con México y garantizar que lo pagarían los mexicanos, o prohibir la entrada a EE.UU. de ciudadanos de varios países de mayoría musulmana.
También ha anunciado nuevas incorporaciones a su Ejecutivo y ha atizado las brasas de los conflictos internacionales apaciguados en los años previos a su mandato. Le hemos leído asegurar que la vacuna contra el coronavirus estaba a la vuelta de la esquina o ironizar sobre lo necesario que es el calentamiento global porque en Chicago hace mucho frío.
Ironía no le falta, pero sí veracidad, según The Washington Post, que le ha contabilizado entre 14 y 15 mentiras diarias. Él sostiene que los falsos son ellos. "Dishonest" (deshonesto) es el calificativo que más repite contra determinados medios, ya bautizados directamente por él como "FAKE NEWS" y en los que también entran The New York Times o la CNN.
En los últimos días, el Trump tuitero, que -por cierto- sigue sólo a 50 personas, está centrado en la campaña electoral. A partir del día 3 cambiarán las cosas, aunque está por ver si @realdonaldtrump sigue siendo la cuenta más activa del presidente de Estados Unidos o vuelve a ser la de un hombre de negocios siempre dispuesto a llamar la atención.