El presidente de EE.UU., Donald Trump, ha declarado este miércoles que cree que el resultado de las elecciones de noviembre acabará en el Tribunal Supremo estadounidense, y que por eso se está dando tanta prisa para cubrir la vacante que ha dejado en esa corte el fallecimiento de la juez Ruth Bader Ginsburg. Además, el mandatario se ha negado a garantizar un traspaso de poder pacífico a su rival demócrata si pierde los comicios, en contra de la voluntad de su propio partido.
"Creo que esto [las elecciones] acabará en el Tribunal Supremo, y creo que es muy importante que tengamos nueve jueces", ha señalado Trump a los periodistas durante una reunión con fiscales generales de varios estados del país en la Casa Blanca.
"Es mejor si [aprobamos a una nueva jueza] antes de las elecciones, porque creo que este fraude que están preparando los demócratas, este fraude acabará frente al Tribunal Supremo de EE.UU.", ha añadido.
No garantiza un traspaso pacífico
Durante una rueda de prensa poco después en la Casa Blanca, Trump se ha negado a garantizar que, si pierde en noviembre, su traspaso de poder al candidato demócrata Joe Biden
"Tendremos que ver lo que ocurre, usted lo sabe, me he quejado mucho de lo que está pasando con las papeletas", ha afirmado Trump al ser preguntado al respecto.
Trump ha insinuado repetidamente que podría no aceptar el resultado de las elecciones del próximo 3 de noviembre si no se le declara ganador, y ha insistido en que quiere que el vencedor se sepa la misma noche de los comicios, algo improbable debido al gran volumen de votos por correo que se esperan a raíz de la pandemia del coronavirus.
El mandatario mantiene además una ofensiva contra el voto por correo, al insistir en que ese método -que él mismo ha utilizado- puede favorecer el fraude, algo sobre lo que no ha aportado pruebas y que es extremadamente improbable que ocurra, como han demostrado varios estudios.
Críticas en las filas republicanas
Horas después, sonados miembros del Partido Republicano, como el líder del Senado, Mitch McConnell, se han apresurado a contradecir las intenciones del presidente. De hecho, la propia Casa Blanca ha insistido en que el presidente "aceptará los resultados de unas elecciones justas y libres".
En un mensaje en Twitter, el senador republicano ha garantizado que el ganador de las elecciones "será inagurado el 20 de enero. Habrá una transición ordenada tal y como sucede cada cuatro años desde 1972".
Junto a él, varios legisladores del partido se han declarado a favor de una transición pacífica, si bien han evitado criticar al presidente en público. "El traspaso de poder está recogido en nuestra Constitución y es fundamental para la supervivencia de nuestra República", ha señalado la congresista Liz Cheney. También el senador Marco Rubio o el congresista Steve Stivers han salido en defensa de la Carta Magna estadounidense.
Los demócratas advierten del peligroso mensaje del presidente
Las declaraciones del presidente también han causado revuelo en el Partido Demócrata, aunque no sorpresa. Según su rival en la carerra presidencial, el presidente actuó de forma "irracional" al negarse a un traspaso de poderes corriente, algo que considera una "travesura" más del mandatario.
Su compañero Bernie Sanders ha advertido que Trump "está preparado para menoscabar la democracia con tal de permanecer en el poder: son unas elecciones entre Donald Trump y la democracia, y la democracia debe ganar", ha señalado.
Además, varios políticos han alertado sobre el mensaje "dictatorial" del presidente. "No está usted en Corea del Norte, ni en Turquía, ni en Rusia", ha señalado la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi. "Usted no es un dictador y América no permitirá que lo sea", ha declarado por su parte el líder demócrata en el Senado, Chuck Schumer.