Los rusos han votado este fin de semana en unas elecciones regionales, teñidas por caso Alexeï Navalny, principal opositor del Kremlin y presunta víctima de envenenamiento en plena campaña electoral. En 41 de las 85 regiones de Rusia, los votantes deben elegir gobernadores, asambleas regionales o municipales y a cuatro diputados al parlamento nacional.
El partido de Putin, Rusia Unida, sigue siendo abrumadoramente mayoritario pero no se descarta que las acusaciones de envenenamiento de su opositor Navalny puedan pasarle factura. Es la segunda vez que los rusos votan en medio de la pandemia. Para estas regionales, el escrutinio empezó el viernes 11 de septiembre y se celebra durante tres días, hasta el domingo 13.
Como en el referéndum constitucional del verano que validó la permanencia del presidente Vladimir Putin en el poder hasta 2036, el voto se realiza en muchos casos, en colegios electorales al aire libre para limitar los riesgos de propagación del coronavirus, .
El Coronavirus: voto al aire libre y sospechas de fraude
La medida, justificada para evitar hacinamientos y que no se respete la distancia social, ha sido criticada por independientes como el Movimiento de Defensa de los derechos de los votantes, Golos, que advirtió que cuanto más largos los períodos del voto, más dificultades existen para que los observadores detecten fraudes en los colegios electorales.
Para la presidenta de la Comisión Electoral Central, Ella Pamfilova, estas acusaciones "no son suficientemente objetivas y sí, bastante maliciosas". No piensa así, Sergei Boyko, cabeza de lista de una coalición en Novosibirsk, tercera ciudad más poblada de Rusia, apoyada por la organización opositora de de Alexeï Navalny, desafía al partido del Kremlin.
Según Boyko, se están dando "muchísimas violaciones", como los intentos de excluir a los observadores de la oposición o que estén rotos los precintos de "la caja fuerte que contiene las papeletas" de los dos primeros días de votación. En esta ciudad de Siberia, la campaña de la oposición ha sido particularmente activa, con carteles del partido pidiendo decir "¡No!" Para "cambiar el sistema" de las élites existentes.
El "voto inteligente" del opositor Navalny"
Aunque se espera que el partido Rusia Unida de Putin consiga la mayoría de los escaños, estas elecciones suponen una oportunidad para que la Fundación Anticorrupción de Alexeï Navalny pruebe una vez más su táctica del "voto inteligente", que consiste pedir el voto para el candidato mejor situado y perjudicar así partido gobernante.
Para ello, el equipo del líder opositor ha habilitado una página web y una aplicación en la que los ciudadanos pueden, con solo poner la localidad donde residen, conocer el candidato propuesto por el "voto inteligente". El método ya había demostrado su eficacia el verano pasado en Moscú, durante las elecciones municipales.
En esta cita con las urnas, la estrategia del "voto inteligente" hizo perder al partido del Kremlin, numerosos escaños y permitió a la oposición hacerse con 20 de los 45 escaños de la asamblea legislativa de Moscú, hasta entonces controlada casi totalmente por Rusia Unida. Navalny, que se hizo famoso por sus denuncias de corrupción, llama a Rusia Unida "partido de ladrones y sinvergüenzas".
Recogiendo el descontento
Las sospecha del envenenamiento de Navalny no ha dejado de planear sobre estas elecciones. Frente a las negativas de Moscú, los médicos alemanes sostienen que el opositor al Kremlin fue envenenado a finales de agosto con un agente nervioso mientras hacía campaña en Siberia a favor de los candidatos de la oposición e investigando la corrupción de las élites locales.
Otros partidarios de la oposición también fueron objeto de ataques, atracos y amenazas a lo largo de la campaña. Además de Rusia Unida y el Partido Comunista tradicional y LDPR (nacionalistas), también participan cuatro nuevos partidos, sospechosos de haber sido alentados por el gobierno para debilitar a la oposición y dividir el voto del electorado disconforme.
En un contexto económico y social difícil, juegan contra el partido del Kremlin las acusaciones de corrupción, la impopular reforma de las jubilaciones de 2018, años de constante caída del poder adquisitivo y últimamente, el descontento por la gestión que el gobierno del presidente Vladimir Putin ha hecho del coronavirus y la crisis económica que ha provocado.
A un año de las legislativas de 2021
Todo esto parece empezar a erosionar la popularidad del partido de Vladimir Putin, según los últimos sondeos, con solo un 30% de opiniones favorables cuando queda solo un año para las legislativas de 2021. Las elecciones regionales constituyen también para el Kremlin un termómetro con vistas a esa nueva cita con las urnas.
La presencia más activa de opositores ha sido un rasgo de estos comicios pero también las protestas en algunas ciudades como Javárosk, en el extremo oriente, cerca de la frontera con China. Allí no están previstas elecciones, perto es noticia porque Moscú no ha podido acabar con las grandes manifestaciones que, pero desde hace dos meses, denuncian la detención del gobernador que derrotó en las urnas al candidato del Kremlin.
Esta protesta que no da señales de ir a menos y el movimiento de oposición en la vecina Bielorrusia han alentado también manifestaciones de solidaridad a pequeña escala en varias ciudades rusas.