El desplazamiento forzado ha vuelto a batir récord y afecta ya a un 1% de la población mundial, según el informe Tendencias Globales de ACNUR, que denuncia que cada vez son menos las personas desplazadas que pueden regresar a sus lugares de origen por la falta de soluciones a corto plazo y la prolongación de los conflictos.
En el informe estadístico, que se presenta cada año dos días antes del Día Mundial del Refugiado, la agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados informa de que 79,5 millones de personas estaban desplazadas a la fuerza a finales de 2019. La cifra es la más alta registrada hasta el momento y prácticamente se ha duplicado desde 2010, cuando afectaba a 41 millones.
Si atendemos a toda la década, al menos 100 millones de personas se han visto obligadas a huir de sus hogares, buscando protección dentro o fuera de sus países, lo que representa más que toda la población de Egipto, el decimocuarto país más poblado del mundo.
Sin soluciones en el corto plazo
Durante la última década unos 390.000 refugiados han podido regresar a sus casas, según ACNUR, un registro muy reducido en comparación con las cifras de décadas pasadas: durante los noventa, lo hacían un promedio de 1,5 millones de personas cada año.
Para la agencia, esta tendencia constata que actualmente no existen -ni parece que vayan a existir en el corto plazo- soluciones ante el aumento del desplazamiento forzado en todo el mundo.
“Estamos asistiendo a una nueva realidad en la que el desplazamiento forzado hoy en día no solo está mucho más extendido, sino que simplemente ya no es un fenómeno a corto plazo y temporal”, ha declarado el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi.
Y es que según los datos proporcionados por ACNUR, el 77% de los refugiados del mundo están atrapados en situaciones de desplazamiento prolongado, como por ejemplo la situación en Afganistán, que cumple ya cinco décadas.
La mayoría huye a otras áreas de sus propios países
El informe Tendencias Globales de ACNUR muestra que más de la mitad de las personas desplazadas a finales de 2019 (45,7 millones, una cifra similar a toda la población española) había huido a otras áreas de sus propios países.
El resto había salido hacia otros países: el 29,6 millones eran refugiados, es decir, formaban parte de otros grupos de población que se habían visto obligados a desplazarse fuera de su país, mientras 4,2 millones de ellas todavía esperan una respuesta a sus solicitudes de asilo.
Según la información proporcionada por la agencia de la ONU, más de ocho de cada 10 refugiados se encuentran en países en desarrollo, generalmente, en un país vecino a aquel del que huyeron. El 73% de los refugiados y venezolanos desplazados fuera del país viven en países vecinos al de origen.
¿Por qué aumenta el número de personas desplazadas?
En 2019 se han producido nuevos desplazamientos, especialmente en la República Democrática del Congo, el Sahel, Yemen y Siria. En este último país, el conflicto cumple ya 10 años y es la causa de 13,2 millones de refugiados, solicitantes de asilo y desplazados internos, que representan una sexta parte del total mundial.
Pero el aumento anual del número de personas desplazadas por la fuerza, que a finales de 2018 se elevaba a 70,8 millones, se debe también a una mejor representación de la situación de los venezolanos fuera de su país, muchos de los cuales no están legalmente registrados como refugiados o solicitantes de asilo, pero para quienes se requieren mecanismos que tomen en cuenta consideraciones de protección.
Según ACNUR, solo cinco países, Siria, Venezuela, Afganistán, Sudán del Sur y Myanmar, son el origen de dos tercios de las personas desplazadas.
El 40% de las personas desplazadas son menores
El número de niños y niñas desplazados se estima entre 30 y 34 millones, esto es, un 40 % del total, de los cuales decenas de miles son menores no acompañados. Por otra parte, la proporción de personas desplazadas mayores de 60 años (el 4 %) está muy por debajo de su representación en la población mundial, que es del 12 %.
Por todo ello, el Alto Comisionado Filippo Grandi, pide a los países una actitud más "innovadora y más acogedora" hacia los refugiados, así como impulsos para resolver los conflictos que son origen "de este inmenso sufrimiento", ha declarado.