El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha revelado este lunes que toma hidroxicloroquina y zinc a diario desde hace más de una semana, porque ha oído "muchas cosas buenas" sobre su efecto contra la Covid-19, pero ha insistido en que tiene "cero síntomas" de la enfermedad.
"Me la estoy tomando, la hidroxicloroquina. Empecé a tomarla hace un par de semanas. No me va a hacer daño", ha dicho Trump a los periodistas al final de un acto en la Casa Blanca con representantes del sector de la restauración. "En algún momento pararé", ha agregado.
Desde hace más de un mes, Trump lleva exaltando las virtudes de la hidroxicloroquina, un medicamento utilizado contra la malaria, el lupus o la artritis severa, que se ha recetado a muchos pacientes de coronavirus en todo el mundo, pero que aún forma parte de ensayos clínicos.
Trump asegura no presentar síntomas
El mandatario ha explicado que comenzó a tomárselo porque quería, y porque escuchó "cosas buenas" sobre el medicamento. Le preguntó a su doctor en la Casa Blanca qué le parecía y este dijo que "si quería" podía recetárselo.
Trump ha subrayado que tiene "cero síntomas" de coronavirus y que se hace el test "cada par de días" y "siempre sale negativo", pero ha decidido empezar ese tratamiento porque "muchos doctores y enfermeras lo están tomando como prevención". "Parece tener un impacto, y si no lo tiene, no te vas a enfermar y morir (...) Llevo tomándolo una semana y media y sigo aquí", ha añadido.
El mandatario, que en abril ya generó polémica al sugerir que las inyecciones con desinfectante podrían ser un tratamiento contra el coronavirus, ha insistido en que no ha tenido contacto con pacientes de coronavirus. Sin embargo, al menos dos funcionarios de su entorno han dado positivo en las últimas semanas en el test de la enfermedad, lo que ha llevado a Trump a mantener las distancias hasta este lunes con su vicepresidente, Mike Pence.
La FDA advierte del riesgo de la hidroxicloroquina
La Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA, en inglés) advirtió a finales de abril contra el uso de la hidroxicloroquina fuera de un hospital o un ensayo clínico, por el riesgo de desarrollar arritmias cardíacas. Además, no hay pruebas suficientes de que la hidroxicloroquina funcione como profiláctico, para prevenir el coronavirus, según un estudio publicado a finales de abril en el International Journal of Rheumatic Diseases.
La insistencia de Trump en promover la hidroxicloroquina para tratar el coronavirus ha generado tensiones en su Gobierno: un experto en vacunas, Rick Bright, denunció este mes que fue despedido de su trabajo en el Departamento de Salud por motivos políticos, tras expresar su preocupación por la exaltación de ese tratamiento.
Además, las alabanzas de Trump provocaron dificultades entre pacientes de artritis o lupus para conseguir hidroxicloroquina, y en marzo, un enfermo de coronavirus murió en Arizona después de ingerir una versión de ese químico que no estaba diseñada para el consumo humano, sino para limpiar acuarios.
Nueva polémica por posible venta de armas a Arabia Saudí
Trump también ha desatado una nueva polémica con el despido de un funcionario "incómodo" que estaba investigando una sospechosa venta de armas a Arabia Saudí, así como supuestos abusos del secretario de Estado, Mike Pompeo, quien hacía que otros se ocuparan de su perro y su ropa sucia.
El funcionario cesado se trata de Steve A. Linick, quien en 2013 comenzó a ejercer como inspector general del Departamento de Estado, una figura independiente de las presiones de cualquier Administración y que investiga cualquier mal comportamiento, desde abuso de poder a corrupción. Sus pesquisas son secretas, pero este lunes han comenzado a filtrarse detalles que avivan aún más el escándalo.
El legislador demócrata Eliot Engel, que preside el comité de Exteriores de la Cámara de Representantes y uno de los legisladores de mayor rango en la Cámara Baja, ha revelado este lunes que Linick fue cesado porque estaba examinando si Trump declaró el año pasado una emergencia nacional por las tensiones con Irán con el único propósito de vender directamente armas a Arabia Saudí.
El Congreso es el único que tiene poder para autorizar la venta de armamento, pero la declaración de una emergencia permitió a Trump vender armas por valor de 8.000 millones de dólares a diferentes países, aunque la mayor parte acabaron en las manos de Riad.
Tanto Engel como el jefe de la minoría demócrata en el comité de Exteriores del Senado, Bob Menéndez, han anunciado este fin de semana la apertura de una investigación sobre la salida de Linick. Trump dijo el viernes por la noche que planeaba deshacerse de Linick porque ya no tenía plena confianza en él, pero no explicó las razones de su salida; y, preguntado al respecto, el Departamento de Estado tampoco ha ofrecido detalles.
Para la demócrata Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes, la salida de Linick se enmarca en un "patrón de represalias contra los servidores públicos", ya que es el cuarto inspector general que Trump despide en las últimas semanas. El sustituto de Linick será Stephen J. Akard, hombre de confianza de Pompeo y fiel aliado del vicepresidente, Mike Pence
Acusan a Pompeo de abusar de los fondos públicos
No obstante, de acuerdo a asesores demócratas, Linick fue fulminado en represalia por otra investigación. Supuestamente estaba tratando de averiguar si Pompeo había usado fondos públicos para pagar a un asesor que se dedicaba a hacer recados para él y para su esposa, desde ir a la lavandería y telefonear a restaurantes para hacer reservas hasta pasear a su perro, llamado "Mercer".
En una entrevista este lunes con The Washington Post, Pompeo ha asegurado que no sabía que Linick había abierto una investigación sobre su actitud y ha asegurado que fue despedido porque estaba "socavando" la misión del departamento, pero se ha negado a dar detalles.
Desde hace meses, pesan sobre Pompeo sospechas sobre el uso indebido de fondos públicos, quejas de su dispositivo de seguridad por las peticiones del vicepresidente y críticas tanto a su uso del avión del Departamento de Estado para satisfacer sus intereses políticos como al papel de su esposa, que acompaña a Pompeo en numerosos viajes internacionales. Sin embargo, el Departamento ha defendido que sus acciones son impoluta en todo momento.
El propio Trump le ha apoyado al considerar que no hay nada de malo en que otro funcionario pasee al perro porque es un hombre ocupado. "Mike es una persona brillante y me estás diciendo que tenía a alguien paseando a su perro, lavando platos, y ¿sabes qué? Prefiero que esté al teléfono con algún líder mundial que lavando platos porque su esposa no está ahí o sus hijos", dijo Trump en declaraciones a la prensa.