"Pensaba que no sabría andar". Ángeles, 57 años, vive en Madrid. Tiene una hija ya veinteañera, no tiene perros, teletrabaja y hace la compra online: llevaba 49 días sin salir de su casa. “Tenía dudas de si esperar al lunes, pero al final me he calzado las deportivas”. Su franja, de 6 a 10 de la mañana. “Me ha sorprendido la primavera de golpe, la vegetación se cuela por las aceras pero, sobre todo, la cantidad de gente que hace deporte en esta ciudad”, dice entre risas.
[GUÍA PARA LAS SALIDAS A LA CALLE: HORARIOS, EDADES Y LIMITACIONES]
En efecto, runners por avenidas con apenas tráfico han tomado las grandes ciudades desde las 6 de la mañana, inaugurando los paseos por franjas que rigen desde el 2 de mayo. “He notado a la gente muy feliz corriendo al aire libre”, explica Jaime, 25 años, que vive en Cáceres. “He salido a las 8 horas y me he encontrado a unas 20 personas corriendo o en bicicleta, todos respetando la distancia. Yo iba con una alegría inmensa”.
Han sido las horas más tumultosas. En Barcelona, en la Playa Nova Icària, el deporte parecía obligatorio y aunque la normalidad era tónica, las fuerzas de seguridad trataban de reorientar a los ciudadanos que se habían equivocado de franja. "Habíá grupo de amigos que han quedado, se veía”, explicaba una mujer a TVE. Y estampas similares de deportistas ofrecían Sevilla, Valencia o San Sebastián.
Acumulación en los paseos de mayores de 70
Entre las 10 y las 12 horas ha llegado el turno de los mayores de 70 años (que también disponen de la franja entre 19 y 20 horas). Mariluz, jubilada de 70 años, se ha encontrado un Madrid muy diferente al de los días anteriores cuando acudía a la compra o la farmacia.
“Ha sido toda una odisea. Están todos los mayores en la calle. Todos. Además, está la gente que saca al perro, la gente que va a comprar, adolescentes comiendo patatas fritas por la calle”, enumera. “Estaba lleno de gente: como tenemos tan poco tiempo para pasear, todo el mundo ha salido a la misma hora. Me ha entrado tal agobio, que he cogido otro camino. Somos muchos mayores”.
Precisamente cerca del portal de su casa, en el Puente de Toledo, se ha encontrado con un enorme despliegue de policías y ambulancias: sanitarios de SAMUR-Protección Civil han conseguido salvar la vida de un hombre de 50 años que entró en parada cardiorespiratoria montando en bicicleta. “Estaba todo lleno de gente mirando, con lo cotilla que soy, no me he acercado por precaución".
Al contrario que Barcelona, el Ayuntamiento de Madrid todavía no ha permitido el acceso a los parques, lo que a veces implica aglomeraciones en la aceras, aunque en el director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, apunta a que la apertura de zonas verdes "puede dificultar el control" y ha recordado que el objetivo de la apertura "es que la gente salga a dar paseos o haga deportes, no a que estén parados o hagan corrillos".
Surf en Canarias, normalidad en zonas rurales
Las Canteras, playa urbana de Las Palmas de Gran Canaria, se ha llenado de surfistas, privilegiados que pueden hacer deporte en el mar. Está permitido el piragüismo o la natación, pero no un baño recreativo. Algunos vecinos lo consideraban discriminatorio: “La playa tendría que estar cerrada para todos o abierta en general con normas estrictas”, protestaba un caminante, aunque celebraba su la posibilidad de caminar por el paseo marítimo.
En los municipios pequeños, menores de 5.000 habitantes, donde no hay franjas horarias y se permiten ya los paseos, la normalidad ha regresado sin estridencias. Daniel, 43 años, -acupuntor, masajista y profesor de medicina china- vive en Peguerinos (Ávila), pequeña localidad de la sierra de Guadarrama con 280 habitantes. Dos días antes de la declaración del estado de alarma empezó a cultivar a un huerto de autoconsumo al que ahora puede regresar.
“La distancia social aquí es algo natural", afirma. "Hay menos peligro de contagiar y de que te contagien”. Y apunta a lo que, espera, sea una clave para el futuro: "Vivir donde vivo, que tiene muchas desventajas en el día a día, ahora es una ventaja".