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Las princesas Disney nunca bailan solas

  • Disney sigue proyectando rivalidad entre mujeres y la belleza se mantiene como la principal herramienta de seducción

  • Las princesas tienen cada vez menos voz: las clásicas protagonizaban hasta el 70% de la película; en Frozen, el 40%

RTVE.es
9 min.

Siempre a la espera de un apuesto príncipe que las saque a bailar canciones como Eres tú mi príncipe azul o La puerta hacia el amor. Así representa Disney a sus princesas que, en pleno siglo XXI, todavía no han aprendido a moverse solas. Todos hemos visto tantas veces las películas de Disney que podríamos interpretar de memoria alguna escena de La Cenicienta (1950) o de Frozen (2013). Crecemos con ellas y así nos enfrentamos por primera vez a la muerte o al amor, pero la inocencia de los niños no siempre permite reparar en que tal vez el “dulce ideal” con el que sueñan Ariel, Aurora o Bella resulta ser peor que la manzana envenenada de la bruja de Blancanieves.

Bajo la imagen de estas mujeres, el imperio Disney se ha convertido en la productora más poderosa del mundo. Sin embargo, con el paso del tiempo sus princesas han ido perdiendo voz, literalmente. Elsa y Anna solo hablan el 40% del diálogo de Frozen mientras que en clásicos como Blancanieves y los siete enanitos (50%), La Cenicienta (60%) y La bella durmiente (71%) las protagonistas tenían más espacio en el guion.

Han pasado 83 años desde que se proyectó Blancanieves de Disney, pero no superamos la necesidad de ver a una princesa. Es lo que afirma Ana Vicens, en su libro Heroínas y princesas. Evolución de las Princesas Disney. Vicens define a la productora como “una especie de sistema cultural impuesto a un público tan indefenso como son los niños”. La autora afirma que “la nostalgia es la baza con la que juega Disney y con la que hemos edulcorado los relatos”. Tener una actitud crítica frente a clásicos donde los sueños se hacen realidad es un ejercicio muy complejo, más cuando el cine Disney sigue siendo la “niñera” de nuestros hijos, y según una encuesta que recoge la autora, el 100% de los maestros usaría siempre en sus clases películas del estudio.

Ellas, siempre en un segundo plano

La princesa Ariel ('La sirenita') y el rey Tritón durante una discusión. DISNEY

El cine tiene mucho poder a la hora de transmitir mensajes y sobre el lugar que ocupan los personajes femeninos. Según Vicens, en La sirenita la situación es evidente desde la primera secuencia: Eric, el hombre, es quien está arriba en la tierra y Ariel, la mujer, se encuentra abajo en las profundidades. Cuando se habla de estos seres mitológicos por primera vez solo se menciona al “soberano de las sirenas”, el rey Tritón. Lejos de que sea la sirenita quien domine la trama, vuelve a ser un hombre quien lo hace. La analista concluye que los planos contrapicados destacan una historia narrada desde la superioridad de Eric y Tritón.

Disney suele dejar en el olvido a personajes fundamentales de los cuentos cuando proyecta las historias en la gran pantalla. Las hermanas de Ariel son un pilar fundamental para ella en el libro, pero en la película no tienen ningún protagonismo.

Al menos, con respecto a Blancanieves, Vicens apunta una evolución en Ariel. La heroína hija del rey Tritón tiene un cuerpo más atlético y sus movimientos son más sensuales. Se pasa de la delicadeza a la sensualidad y al erotismo, una transformación causada también por la época, de los años 30 a los 80. Sin embargo, la autora asegura que “sitúan a Ariel junto a un padre gigante y así la inferioridad no se supera”.

El mito de la amistad imposible entre mujeres

Las hermanastras de Cenicienta, enfadadas. DISNEY

Otra asignatura pendiente es el “discurso misógino” de que las mujeres son malas amigas. Un discurso que también podemos encontrar en Blancanieves. Como señala Vicens en Heroínas y princesas, “la bruja representa a la femme fatale y la adolescente al ángel del hogar”. Ambas están enfrentadas por la belleza y por el amor de un hombre. La vejez y el poder femenino representados en la madrastra malvada, la reina Grimhilde, también se plasma como algo negativo en la adaptación del cuento de los hermanos Grimm.

“Igual que en la sociedad, en el cine ha habido una evolución, pero Disney está llegando un poco tarde. No tenemos heroínas para presentar al público infantil"

El problema es que todavía no se ha superado este discurso. Según Vicens, experta en Comunicación Audiovisual, aunque haya avances “no se ha llegado al nivel de amistad que se representa entre hombres”. En Frozen, se supera la relación madrastra-princesa y se muestra la vida de dos hermanas, pero en la primera película ambas están casi todo el tiempo separadas e incluso se produce alguna pelea. Aunque parezca que esa rivalidad ya no existe, en las producciones de Disney seguimos sin encontrar una amistad tan bonita como la que tienen, por ejemplo, Frodo y Sam en El señor de los anillos (2001-2003).

La ensayista tiene clara la solución: “Igual que en la sociedad, en el cine ha habido una evolución, pero Disney está llegando un poco tarde. No tenemos heroínas para presentar al público infantil. Debería haber más mujeres creadoras para idear personajes femeninos más ricos y profundos”. Este factor provoca que sea más difícil identificarse con ellas, añade. Ellas casi nunca son “súper”.

Un “sí quiero” forzado

El beso de La bella durmiente, entre la princesa Aurora y el príncipe Felipe. DISNEY

Las películas de Disney son la primera puerta para conocer historias cuando somos pequeños. Tienen su parte positiva porque nos enseñan a enfrentarnos a situaciones difíciles. Todos sufrimos con las huérfanas Blancanieves y Cenicienta cuando echan de menos a su madre. El problema es que cuando se trata del amor romántico no siempre se representa una imagen acertada. Ana Vicens expone a Ariel o a Aurora (La bella durmiente) como ejemplos de lo que no sería una relación sana: “Hay dos secuencias en toda la película en las que las jóvenes hablan con su apuesto príncipe. Un amor que no tiene más de una conversación no es un buen ejemplo”. La sirenita acepta las palabras de Úrsula cuando dice que “los hombres se fijan en las introvertidas”, y así asimila el significado del amor verdadero.

"Estamos acostumbrados a que los personajes femeninos tengan que acabar en matrimonio. Y si no es así, como le ocurre a Elsa, se generan debates sobre su orientación sexual"

“Estamos acostumbrados a que los personajes femeninos tengan que acabar en matrimonio, casadas y viviendo una relación forzada. Y si no es así, como le ocurre a Elsa, se generan debates sobre su orientación sexual. No deberían generarse estas polémicas, las princesas están para salvar el mundo. Nadie echa de menos que los héroes como Luke Skywalker (Star Wars) acaben casados”, completa la autora.

A pesar de este endulzamiento de los relatos que apacigua y arrebata el poder y el carácter de la mujer, en Frozen vemos una cierta superación del amor romántico: ya es la propia princesa Anna quien se salva a sí misma. Además, forma parte de un triángulo amoroso y, por lo tanto, vamos un personaje más moderno.

Disney también nos ha enseñado buenos ejemplos de afecto como podrían ser Mulán o Frozen porque tanto Mulán como Anna no acaban casadas porque sí, sino que “el final de la película es el comienzo de una relación sana”, afirma la autora madrileña. Esta idea también la vemos con Vaiana (2016), una niña con ambiciones que van más allá del deseo de casarse. La joven quiere salvar a su pueblo y es ella quien toma la iniciativa y quien domina la acción.

En 2018, la propia compañía fue la encargada de hacer autocrítica a través de Vanellope (Ralph Rompe Internet). El encuentro de la protagonista con las princesas Disney culmina con la pregunta que le hace Rapunzel: ¿Todo el mundo da por hecho que tus problemas se solucionan cuando aparece un hombre grande y fuerte?. La pequeña responde con un "sí" irónico y la Realeza del Imperio de Mickey Mouse afirma que, entonces, ella "es una princesa".

La reunión de princesas Disney de 'Ralph rompe Internet'. noticias

La belleza sigue siendo marca Disney

Una morena de los años 30, una pelirroja de los 80 y una rubia del siglo XXI. Tres princesas diferentes que, a pesar de la generación a la que pertenecen, nunca se olvidan de su “espejito mágico” para ser las más bellas del reino. A Blancanieves la quieren matar por su belleza, por el deseo de la eterna juventud de la bruja, y a la sirenita le sirve para que Eric se enamore de ella porque no puede hablar. Atendiendo a la evolución del cuerpo de las princesas Disney, Blancanieves es delicada, tiene un físico poco marcado. Ariel tiene más expresión, unos ojos más grandes y un cuerpo moldeado. Representa a una princesa sexualmente liberada, pero Ana Vicens cree que, al margen de esta evolución, sigue habiendo paralelismos con La Cenicienta “para no decepcionar a los más nostálgicos”.

En Frozen, la figura de las protagonistas se corresponde con un físico japonés: delgadez, sin caderas y con poco pecho. En esta última película se abre paso a una nueva heroína Disney, atrevida y moderna, pero sin olvidar una vez más el toque clásico. Aunque la trama busque demostrar que el poder en una mujer no tiene por qué contar con connotaciones negativas, ellas siguen siendo princesas.

Reescribir historias, una tarea pendiente para los padres

Además de más mujeres creadoras, la escritora del ensayo recomienda reflexionar tras la visualización de estas películas. Considera que es importante hacer autocrítica y dedicar tiempo “a verlas bien”. Y para ella, esto implica analizarlas y "reescribir o imaginarnos las mismas historias con nuestros hijos mejorándolas, creando papeles más fuertes y poderosos para ellas”. La autora resume que no debemos dejar de considerarlas como lo que son, obras de arte, pero subraya que no podemos permitir que los niños vean estas películas sin criterio.

Los niños viven una época en la que están continuamente frente a las pantallas, ante a un mundo lleno de imágenes y, según Vicens, “no les estamos dando las herramientas para que tengan una mirada más crítica y para que sepan interpretarlas”.

Tiana, princesa Disney de la película 'Tiana y el sapo' (2009). DISNEY

En definitiva, para que haya más heroínas en el mundo y mejores ejemplos para las más pequeñas, no solo habrá que enseñar a interpretar las imágenes, sino que se necesitan más mujeres al frente. Solo así lograremos ser menos nostálgicos para que ni una manzana más, ni un gélido hechizo, ni el poder de un tridente vuelvan a eclipsar a las mujeres, que son todas princesas a su manera. Porque ni tienen ni necesitan que se les aparezca un hada madrina para mejorar su apariencia con una varita mágica al son de Bibbidi-Bobbidi-Boo.

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