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José Luis Cuerda, el genio 'sur-ruralista', en cinco películas

ESTEBAN RAMÓN
5 min.

“Si he sido capaz de escribirlo, el espectador es capaz de verlo y entenderlo. Estamos en igualdad de condiciones”, decía José Luis Cuerda. Solo ese pacto de respeto máximo al espectador explica que se lanzase a escribir y dirigir películas tan heterodoxas como personales y lograse una legión de admiradores.

Sabio sarcástico, revolucionario fallido y de fuerte carácer, fue un genio del idioma que difícilmente puede apreciarse fuera de nuestras fronteras. La influencia de Cuerda en el humor español de su tetralogía ‘sur-ruralista’ -como él la llamaba-, y especialmente Amanece que no es poco, es inagotable. Joaquín Reyes le dijo al conocerle: “Si tuviera que darte un euro por cada una de las ideas que te he copiado…”. A lo que Cuerda respondió lacónico: “Sí, dámelos”.

Pero Cuerda no solo creó hombres que brotan en huertos, exámenes sobre ingles, o suicidas que gritan “mátame, camión”; también filmó comedias contemporáneas (Tocando fondo), thrillers (Todo es silencio) y, especialmente, dramas históricos de la derrota republicana.

El bosque animado (1987)

“Azcona decía que los guionistas eran las putas del cine porque trabajaban para dejar satisfecho a quién pagaba. Pero nunca aceptaba un encargo con el que no comulgara totalmente”, recordaba Cuerda en el décimo aniversario del fallecimiento del guionista. Junto a Azcona, Cuerda se lanzó a adaptar el clásico de Wenceslao Fernández Flórez, en principio inadaptable (los animales y árboles hablan en el libro). Pero Cuerda se agarra al humor y la ternura de la Galicia rural, con una de las -ya es decir- mejores interpretaciones de Alfredo Landa como el bandido de buen corazón. La película obtuvo el Goya a la mejor película en 1987.

Qué grande es el cine español - El bosque animado

Amanece, que no es poco (1989)

El cénit del ‘sur-ruralismo’ fue primero incomprendido en su estreno y después un arrollador efecto de bola de nieve que ha llevado a varias generaciones a memorizar casi al completo cada línea de diálogo de ese pueblo de labriegos intelectuales en el que se plagia a Faulkner y los argentinos “unos días van en bici y otros huelen bien”.

Celebramos el 25 aniversario de 'Amanece que no es poco', de José Luis Cuerda, uno de los grandes clásicos de la comedia, con un reparto inolvidable

En una entrevista para RTVE.es se sorprendía de su estatus de culto’, ya que consideraba que la actual generación de 'amanecistas' "no ha vivido lo que pueda haber de la España de aquella época”. Y explicaba así su humor: “Lo mío, por decirlo así, son comentarios al margen; una manera de enfrentarme a realidades que básicamente pueden ser reconocibles en el mundo de Berlanga, Azcona o Fernando Fernán Gómez y de las comedias de aquella época. Lo que hago es retorcerle el cuello a eso y hacerlo víctima mía de alguna manera. Alguien decía que lo que pretendo es matar al padre, pero no. Yo no mato padres, pero sí que opino sobre ello",

La lengua de las mariposas (1998)

Tras darle su primera oportunidad a Alejandro Amenábar y producir Tesis, Abre los ojos y Los otros, Cuerda adapta –otra vez con Azcona- el relato homónimo de Manuel Rivas, sobre la relación de un niño y un profesor republicano en los días previos al inicio de la Guerra Civil.

El lamento de Cuerda por la historia fallida de España, se resume en un diálogo del dice el maestro rural interpretado por Fernando Fernán-Gómez: "Si conseguimos que una generación, una sola generación, crezca libre en España, nadie les podrá arrancar nunca la libertad, nadie les podrá robar ese tesoro".

Historia de nuestro cine - La lengua de las mariposas - Ver ahora

Los girasoles ciegos (2008)

En la misma línea de La lengua de las mariposas, Cuerda ajustaba cuentas con el franquismo de posguerra, esta vez adaptando la novela Alberto Méndez sobre un republicano escondido en su casa (Javier Cámara), su mujer (Maribel Verdú) y un sacerdote que la desea (Raúl Arévalo).

Así se hizo. Los girasoles ciegos

“Es una película sobre amores imposibles”, resumía Cuerda, que logró su segundo Goya al mejor guion adaptado, compartido de manera póstuma con Azcona. Su final, sin igualar la maestría de La lengua de las mariposas, es demoledor.

Tiempo después (2018)

Su película-testamento compendia buena parte de su obra: humor absurdo y azote político. En Tiempo después, el mundo del año 9177 se resume así: un solo edificio con dos guardias civiles, un bar, dos barberías y un puñado de personajes geniales.

El nuevo proyecto de José Luis Cuerda se ha presentado en San Sebastián. Se trata de la película Tiempo después, que imagina un futuro surrealista en el que el mundo es un edifcio donde vive una clase acomodada y algo aborregada y fuera un país lleno de parados... Un mundo donde hay delitos de opinión, la luz es cara y a los políticos se les suben los votos a la cabeza.

Al estilo de Total, Amanece, que no es poco y Así en el cielo como en la tierra, se suma un hilo argumental sobre la derrota de la izquierda y una crítica al sistema capitalista y a su virtud para absorber el impacto de cualquier revolución. “Es lo mejor que he hecho”, decía Cuerda en la presentación de San Sebastián antes de añadir: “En el cine, porque saludar a gente puedo hacerlo mejor”.

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