El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, acompañado del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, presentaba el martes en la Casa Blanca un plan bautizado como 'El acuerdo del siglo', con el que pretende conseguir la paz en Oriente Próximo y poner fin al conflicto palestino-israelí. Los expertos en Oriente Medio consultados por RTVE.es coinciden en que el 'Acuerdo del siglo' no es un plan de paz. Coinciden en señalar que Trump y Netanyahu han supeditado el conflicto palestino-israelí a sus intereses electorales y sus problemas judiciales.
El plan de Trump, compuesto de 80 páginas, incluye el reconocimiento de la soberanía israelí sobre territorios palestinos ocupados, entre ellos los Altos del Golán, parte del valle del Jordán y la casi totalidad de la ciudad de Jerusalén -a excepción de dos distritos periféricos del este-.
"No es un plan de paz, busca el apoyo en clave electoral", sentencia Jesús Nuñéz, codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH).
"No es un plan de paz porque no cumple con la definición clásica de acuerdo de paz debido a que falta una parte", explica Haizam Amirah-Fernández,Investigador principal para el Mediterráneo y el mundo árabe del Real Instituto Elcano.
"El plan tiene muy pocas posibilidades de salir adelante, se ha presentado para ganar dos elecciones, las de Israel y las de EE.UU", apunta Alberto Priego, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Pontificia Comillas y experto en Oriente Medio.
Después de 72 años de conflicto en los que Israel y Palestina han librado varias guerras y en los que se han sucedido tres intifadas y distintas operaciones militares, Amirah-Fernández se pregunta que "si esto se puede resolver inyectando enormes cantidades de dinero, ¿por qué no se les ha ocurrido a nadie antes?"
“La experiencia de los palestinos es que nunca ha llegado ese dinero“
Por su parte, Núñez explica que "la idea es intentar comprar a los palestinos con promesas de invertir mucho dinero y crear un millón de empleos", y recuerda que "la experiencia de los palestinos es que nunca ha llegado ese dinero".
No lo ve de igual modo Priego quien, tras recordar los últimos planes para pacificar la región (Olmert, Clinton y Obama), cree que será "difícil que a los palestinos les dan más de lo que ofrece Trump porque cada vez les han ido ofreciendo menos cosas", y remata su análisis explicando que "los palestinos son los perdedores de esta historia y nadie va a luchar por ellos". De hecho algunos países árabes como Qatar, Arabia Saudí o Emiratos ya han dado su visto bueno al plan de Trump.
Escenificación electoral
El experto del Instituto Elcano aclara que la escenificación para presentar el plan de paz "no sigue los mecanismos tradicionales de EE.UU., porque se trata de un plan que viene de lejos, del Likud, del partido de Netanyahu, que lo presenta junto a Trump en la Casa Blanca".
El codirector del IECAH insiste en esta idea del plan presentado en clave electoralista, especialmente en un momento en el que Trump está siendo juzgado políticamente en el 'impeachment' y Netanyahu ha sido imputado por corrupción. Ambos tienen a la vuelta de la esquina unas elecciones. "El plan busca el apoyo electoral a Trump y Netanyahu".
“Se trata de un plan mal presentado porque falta una de las partes en el conflicto“
Por su parte, para el experto de la Universidad Pontificia de Comillas se trata de "un plan mal presentado porque falta una de las partes en el conflicto", en alusión a la ausencia de los representantes palestinos en la Casa Blanca.
Un estado inviable
La propuesta de paz de Estados Unidos mantiene la solución de los "dos Estados" y da vía libre a Israel para que se anexione parte de Cisjordania y establezca Jerusalén como capital israelí.
"No cumple los mínimos para un estado", asegura con firmeza Jesús Núñez. "Sin fuerzas armadas, sin espacio aéreo, sin acceso a Jordania por el valle del Jordán, sin poder firmar acuerdos en temas de seguridad con otros países sin permiso de Israel", explica el codirector del IECAH. "Las condiciones son inaceptables para cualquier líder palestino", concluye.
"Hay aspectos muy duros para los palestinos, como que Jerusalén quede dentro de Israel aunque les concedan un par de distritos, o la anexión del Valle del Jordán", apunta Alberto Priego. "Pero el plan tiene algunas cosas positivas para ellos como la unión entre Gaza y Cisjordania a través de un túnel", aclara el experto en Oriente Medio y profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Pontificia de Comillas.
“No recuerda a ningún estado del mundo sino a un régimen de 'apartheid'“
"Es un intento de imponer la anexión por parte de Israel de los territorios palestinos ocupados y del Valle del Jordán, algo que imposibilita una continuidad geográfica", analiza Haizam Amirah-Fernández. "Basta con mirar el mapa. Son islotes. Unos más grandes y otros más pequeños", trata de explicar por teléfono el investigador principal para el Mediterráneo y el mundo árabe del Real Instituto Elcano. "No recuerda a ningún estado del mundo sino a un régimen de 'apartheid'", sentencia el experto.
Para Amirah-Fernández el peligro de la imposición de políticas de hechos consumados es que degenere en conflictos más graves en Oriente Medio, "igual no a corto plazo", pero lo cierto es que el plan "no resuelve ningún conflicto sino que dificulta cualquier futuro acuerdo de paz".
Las últimas conversaciones de paz entre israelíes y palestinos quedaron definitivamente rotas en abril de 2014 tras el 'acuerdo de reconciliación nacional' firmado en Palestina entre Hamas y Al Fatah. Ni siquiera la intermediación del gobierno de EE.UU. sirvió para que Israel continuase en la mesa de diálogo.
Lo inasumible y lo novedoso del plan de Trump
El acuerdo reta la narrativa de la comunidad internacional, al obviar en todo el documento el término de 'ocupación', y desafía el marco vigente planteado por los Acuerdos de Oslo (1993-95) y que debía ser temporal. Las fronteras, las colonias israelíes, los refugiados, la seguridad y el agua fueron los asuntos más sensibles que quedaron pendientes en Oslo a nuevas negociaciones directas.
En el documento de Trump, de 180 páginas, el hipotético estado palestino no controla fronteras exteriores, salvo el paso a Egipto por Gaza; y se elimina "el derecho al retorno o absorción de refugiados palestinos por el Estado de Israel", contemplado en las resoluciones de la ONU. Además, reduce una futura capital palestina a los suburbios de Jerusalén "al este y el norte" del muro israelí, que incluyen Kafr Aqab, la parte este de Shuafat y Abu Dis, barrios separados y deprimidos de la ciudad.
Con las fronteras previas a 1967, un Estado Palestino incluiría toda Jerusalén Este como futura capital, Cisjordania y Gaza. Sin embargo, la nueva visión excluye el corazón de la Ciudad Santa, e integra en Israel más de un 30% de territorio cisjordano, con todo el Valle del Jordán, limítrofe con Jordania, y la mayoría de los asentamientos judíos. El único aspecto novedoso del plan es unir a una hipotética Palestina el llamado Triángulo, poblaciones del norte de Israel de mayoría árabe.