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Cumbre del Clima

De Kioto a Madrid: los baches y acelerones de las cumbres climáticas

  • El protocolo de Kioto (1997) y el Acuerdo de París (2005) han sido dos de los grandes hitos de las cumbres

  • Desde este lunes y hasta el día 13 de diciembre Madrid es el epicentro de la lucha contra el cambio climático

  • Sigue toda la información sobre la Cumbre del Clima de Madrid (COP25)

PILAR BAYÓN
8 min.

Madrid es desde este lunes la meta más ansiada por el mundo ambiental, ya que supone la última reunión para activar en 2020 el Acuerdo de París, el más ambicioso hasta ahora debido al compromiso de reducir el calentamiento global a menos de 2ºC.

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Llegar hasta la 25º reunión de Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP, por sus siglas en inglés) en Madrid ha supuesto un largo viaje caracterizado por su limitada velocidad y la constante subida y bajada de pasajeros. Es decir, a pesar de que las señales indicaban que se debía aumentar la celeridad para transformarse ante el cambio climático, los países se mantenían en las marchas más cortas y seguían su camino confiados en los mecanismos diseñados en los últimos años (Protocolo de Kioto, Fondo verde, etc.).

No obstante, esta trayectoria está cada vez más bajo el ojo público. Así lo demuestran las manifestaciones por el clima sucedidas en los últimos meses y el ascenso de la joven activista sueca Greta Thunberg, que apremian al cumplimiento de las recomendaciones y advierten de que, si no se realizan acciones urgentes, el cambio climático aumentará aún más su velocidad, y se producirá un choque inevitable.

Punto de partida: el reconocimiento internacional del cambio climático

El punto de partida de este viaje sobre cambio climático empezó como cualquier trayecto debería hacerse: con la regulación de los elementos básicos que necesitamos para circular, es decir, con el primer reconocimiento oficial a nivel internacional del cambio climático en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el cambio climático y su entrada en vigor en 1994.

Después, los países, entre los que se encontraba España, se pusieron en marcha con la celebración de la primera COP- órgano supremo que examinará regularmente la aplicación de la Convención- en Berlín en 1995, y el propósito de estabilizar las concentraciones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) de la atmósfera.

A pesar de las buenas intenciones y de una segunda cumbre de negociaciones en Ginebra (COP2 1996), las acciones no se materializarían hasta la COP3 de 1997 y la firma del Protocolo de Kioto por 180 países, momento en el que viaje cambiaría de rumbo.

COP3: El protocolo de Kioto, el carril de aceleración

El protocolo de Kioto fue considerado el acuerdo más ambicioso en el ámbito climático por aquel entonces, ya que supuso un auténtico carril de aceleración en el compromiso con el medio ambiente. Su firma fue un hito histórico ya que se trataba del primer protocolo vinculante que proponía objetivos de reducción de emisiones en un 5,2% de media en el periodo 2008-2012 respecto al nivel de 1990 y la creación de mercados de carbono, donde los países intercambiaría los derechos de emisiones de los GEI. No obstante, el acuerdo tenía una particularidad, debía que incluir un mínimo de 55 países, cuyas emisiones sumarán al menos el 55% del total para entrar en vigor.

Conseguir este objetivo era complejo por lo que, a partir de que entonces, el viaje siguió sin pausa por Buenos Aires (COP4 1998), Bonn (COP5 1999), La Haya (COP6 2000), Marraquech (COP7 2001), Nueva Delhi (COP8 2002) y Milán (COP9 2003) para concretar el protocolo y la ratificación de las Partes. Tras una vuelta al globo, una nueva celebración en 2004 de la COP10 en la capital argentina y la firma de 141 países, entre ellos España, el acuerdo entró en vigor un año después.

Las siguientes cumbres en Montreal (COP11 2005) y Nairobi (COP12 2006), a pesar de albergar las reunión de las partes firmantes del Protocolo de Kioto, tuvieron un sabor agridulce. Importantes pasajeros se habían quedado en el camino: Estados Unidos, el mayor emisor de gases de invernadero de aquel momento, Australia y China, entre otros, no habían ratificado el Protocolo de Kioto y, por lo tanto, no les afectaban las disposiciones.

Los baches de la COP en Copenhague y el “volantazo” de Canadá, Japón y Rusia

Conscientes del tiempo que les había llevado el protocolo de Kioto y de los nuevos baches que se podrían encontrar en las siguientes cumbres, se comenzó a idear un nuevo plan de acción en la COP13 de Bali 2007. Este fue perfeccionado posteriormente en Poznan (COP14 2008) de cara a que, durante la COP15 de Copenhague de 2008.

La reunión en la capital de Dinamarca estuvo llena de baches y dificultades y, aunque se quedó lejos de ser el adelantamiento esperado, tuvo algunos avances: por primera vez se consiguió un acuerdo de aceptación del límite del calentamiento global a 2ºC con el apoyo de todos los grandes países emisores, pero sin albergar un plan de acción post-Kioto ni objetivos de reducción para el año 2020.

La COP16 de Cancún en el 2009 consiguió nuevos compromisos multilaterales y creó el Fondo Verde para el Clima con el cual se pretende quitar el freno de mano a los países en desarrollo para que también puedan contribuir a la lucha del cambio climático.

En 2011, el viaje sufrió un inesperado “volantazo”: Canadá, seguido por Japón y Rusia, pidieron retirarse del acuerdo y no pagar las multas que establecía el protocolo por haber superado las emisiones. Ese año también, la concentración de GEI en la atmósfera llegaron a un 40% más que en la era preindustrial, alcanzando un nuevo récord, según Naciones Unidas. Esto supuso un duro golpe al acuerdo climático y, aunque se consiguió idear un segundo protocolo de Kioto (COP17 Durban) y aceptar su prórroga hasta 2020 (COP18 de Doha 2012), los escasos avances de la COP19 en Varsovia, puso en evidencia la importancia de centrar los esfuerzos en un nuevo horizonte.

COP Lima 2014: Una nueva autopista con dirección París

Cuando se pensaba que estábamos ante un túnel sin fin, llegó la COP20 de Lima 2014. La reunión en la capital peruana consiguió lo impensable: redibujar la ruta, reencontrar a viejos pasajeros y hacerse con algunos nuevos. Estados Unidos y China anunciaron, por primera vez, un compromiso conjunto para la reducción de emisiones de efecto invernadero. Este gesto se consideró una autopista con vía librea la COP21 de París del año siguiente.

En ese entonces, el Acuerdo de París consiguió llegar a un primer punto de la meta ambiental impuesta en 1992 y aglutinó a 175 países, entre ellos los más contaminantes del mundo, bajo un mismo paraguas: mantener el aumento de la temperatura mundial en este siglo por debajo de los 2 ˚C con respecto a los niveles preindustriales y continuar con los esfuerzos para limitar el aumento de la temperatura a los 1,5 ˚C. Además, según Naciones Unidas, ya se contaba con 197 Partes en la Convención y 192 en el Protocolo de Kioto.

Esta época dorada fue reforzada en 2016 con una nueva COP22 en Marrakech, la segunda celebrada en este país, y con un saldo de hasta 111 ratificaciones, entre ellos España, lo que hizo posible su entrada en vigor. No obstante, la celebración fue más corta de lo que se esperaba, ya que Estados Unidos cambió de dirigente ese año y el actual presidente Donald Trump anunció la retirada de su país del Acuerdo.

Temiéndose un efecto llamada y una vuelta al año 1997, se buscó reforzar el mensaje con la celebración de la COP23 en Bonn, pero bajo la presidencia de Fiji, uno de los territorio insulares alrededor del mundo que podría ser fuertemente afectado por el cambio climático en los próximos años. Sin embargo, también han surgido corrientes críticas en otros sentidos, al considerar las medidas propuestas por los países poco ambiciosas.

La COP25 de Madrid: ¿Un “stop” al cambio climático?

La última COP24 se celebró en Katowice en 2018, dónde se estableció un libro de reglas para que los ya 197 países parte de la COP aplicaran el Acuerdo de París en 2020. Sin embargo, en él no se consiguió consenso sobre los mercados de carbono lo que llevó a posponer la decisión hasta la siguiente cumbre.

Llegamos así a la COP25, con la particularidad de que es la primera cumbre que ha cambiado de lugar hasta en dos ocasiones. Originalmente, se planteó en Brasil, pero el presidente del país, Jair Bolsonaro, retiró su candidatura y fue trasladada a Chile. A tan solo un mes del evento, se sucedieron las protestas sociales contra el presidente Sebastián Piñera por lo que el viaje climático experimentó un nuevo desvío, en esta ocasión, con destino España.

Madrid afrontará así, a contra reloj y con un Gobierno en funciones, el reto de albergar la cumbre bajo la presidencia de Chile, para no retrasar el cierre del Acuerdo. De conseguirse, la capital podría convertirse en la señal de stop que consiguió terminar el pacto que, a partir de ahora, deberá frenar a los países ante el cambio climático.

La realidad de este camino aún es limitada debido al anuncio oficial de Trump de la retirada efectiva del acuerdo en 2020. Esto, en cambio, podría no ser definitivo, ya que la próxima COP26 se celebrará del 9 al 19 de noviembre de dicho año en Glasgow (Reino Unido), seis días después de las elecciones de Estados Unidos, por lo que, en caso, de haber otro presidente, aún se podría revocar la salida y dar un nuevo rumbo a las cumbres climáticas.

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