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El coraje de Gennet: la primera licenciada sordociega de Europa

  • Me llamo Gennet recoge la historia de superación de esta española nacida en Etiopía

  • La joven no ve, no oye ni huele y se ha interpretado a sí misma en un rodaje complejo

  • Este jueves un pase especial en 120 salas destinará la recaudación a fines solidarios

ANA BELEN GARCÍA FLORES
4 min.

Gennet Corcuera tiene 38 años, no ve, no oye, no huele. Fue abandonada en un orfanato de África, pero le adoptaron y se salvó. “Vencí al silencio y la oscuridad” podría ser el lema de su vida porque ha conseguido un hito inimaginable: es la primera estudiante sordociega en obtener un título universitario en Europa.

“Nuestra mente no está diseñada para entender el aislamiento absoluto que siente una persona sordociega. Es la no vida de los sentidos, es como si no estuvieras. La oscuridad absoluta”, el director Miguel Ángel Tobías describe parte de la odisea de Corcuera.

Impactado con su historia que conoció por los medios decidió trasladarla a un largometraje de ficción. Tras casi tres años de un rodaje complejísimo entre Madrid y Etiopía ve la luz Me llamo Gennet.

La película, participada por RTVE, dedicará su recaudación íntegra a la Federación (Fasocide), en un pase solidario este jueves en 120 salas [Consulta el listado aquí]. Este viernes 5 de abril se estrenará en cines.

El filme es un emotivo relato de una persona “empática, fuerte, reivindicativa por los derechos humanos y que nunca se rinde”, señala Tobías, que compara su tesón con el de la activista y escritora norteamericana Helen Keller: la primera mujer sordociega en ir a la Universidad en 1905.

La experiencia vital de Gennet es un camino de superación infinito más allá del miedo y la inclusión. Nació en una Etiopía asolada por la hambruna y a los dos años una infección le provocó la discapacidad profunda.

Sus padres, que se dedicaban al pastoreo, le dejaron en un centro de acogida en Addis Abeba donde “vivió como un animal salvaje”. En su destino se cruzó Carmen Corcuera, suegra del por aquel entonces embajador de España en el país africano, que se convirtió en su madre adoptiva.

Con nueve años Gennet llegó a Madrid y aprendió a comunicarse con el alfabeto dactilológico (basado en la representación manual de las letras), en lengua de signos y a leer y escribir en Braille en un centro de la ONCE. Obtuvo un notable en Selectividad y acabó licenciándose en Magisterio. Actualmente trabaja como profesora en una escuela de Educación Especial en Sevilla.

Solo en Europa hay tres millones de personas sordociegas; no existen datos fiables a nivel mundial. En España este colectivo lo conforman 100.000 afectados. La sordoceguera es una de las grandes discapacidades y una de las más desconocidas.

Un ejemplo de integración y un homenaje a las madres

En la película la joven se interpreta a sí misma de adulta, mientras que Miriam Díaz Aroca encarna a su madre adoptiva y Ángela Molina a la primera maestra que le conectó con el mundo.

“Es el paradigma de todos los valores positivos que puede tener un ser humano. Es impresionante ver su autonomía, el orden absoluto que lleva en su cabeza. Es supervaliente: se va sola a la calle y lleva carteles en el bolso, cuando tiene que cruzar los saca para que los lean y le ayuden”, afirma el director a RTVE.es.

El realizador recuerda que Me llamo Gennet es un recorrido por una “sucesión de milagros” porque “ella debería haber muerto en África”, y a cambio ha avanzado en una sociedad que no tenía hueco para ella.

Miriam Díaz Aroca con Gennet Corcuera

Tras muchas horas de conversación con la profesora, Tobías le convenció para filmar su biografía y define su actuación como “espectacular”. “Tuve que inventar una ingeniería de rodaje completa. Primero le explicaba la escena a su intérprete en lengua de signos. Luego yo me colocaba detrás de Gennet y colocaba sus manos en las suyas, las movía como un robot para reproducir los movimientos que yo quería que hiciera”, explica el director especializado en proyectos solidarios.

Una de las razones por las que la educadora aceptó participar en la película fue servir de ejemplo de integración y homenajear a su madre, Carmen Corcuera, fallecida en 2017 y al “sacrificio que hizo por ella”. “Es una cinta que de alguna forma retrata la fuerza de las mujeres”, concluye Miguel Ángel Tobías.

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