El coche del expresidente de la Generalitat de Cataluña Carles Puigdemont llevaba un geolocalizador incorporado por los investigadores españoles en su camino de regreso a Bruselas desde Helsinki. Viaje que se vio interrumpido por su detención en Schuby (Alemania).
Fuentes cercanas a la investigación han informado a Efe de que doce agentes del Centro Nacional de Inteligencias (CNI) se ocuparon de vigilar a Puigdemont desde Bruselas hasta Helsinki, un trayecto que hizo en avión el pasado jueves.
Estos agentes fueron relevados después por investigadores de la Comisaría General de Información, que se ocuparon de vigilar al expresidente en su viaje de regreso a Bélgica en coche.
Ni los agentes del CNI ni los policías españoles participaron en la detención
No obstante, ni los agentes del CNI ni los policías españoles intervinieron en la detención de Puigdemont, que se produjo este domingo por la mañana en una autopista de Alemania, donde entró a través de la frontera con Dinamarca, tras abandonar el viernes por la noche Finlandia, donde había sido invitado para ofrecer unas conferencias.
Fuentes de los servicios de inteligencia afirman a Efe que el CNI ha actuado ajustándose al artículo 1 de la ley reguladora del centro, que establece que su misión es neutralizar el riesgo o amenaza contra la seguridad nacional, la integridad territorial o la estabilidad contra el Estado de derecho.
También destacan que es fundamental en este tipo de operaciones, y más en el caso de la detención de Puigdemont, la colaboración internacional con otros servicios de inteligencia de países aliados y amigos, y concretamente ahora con Alemania, y con sus fuerzas de seguridad.
Así,La Policía española, el CNI y la Oficina Federal de Investigación Criminal de Alemania coordinaron la detención de Puigdemont cuando se dirigía a su casa de Waterloo, donde residía desde que huyó a finales de octubre para eludir la Justicia española, que lo reclama por los delitos de rebelión y malversación de fondos públicos en relación con el proceso catalán hacia la independencia.
En caso de que Puigdemont admita la euroorden, la extradición se realizará en un plazo de diez días, pero, si se opone, se abrirá un procedimiento en el que un juez alemán deberá escuchar al expresidente y tomar una decisión en un máximo de sesenta días, prorrogables a noventa.
Los delitos por los que la Justicia española le reclama tienen correspondencia en la legislación alemana, donde existe la figura de la alta traición, castigada con penas incluso más duras que en España que alcanzan hasta la cadena perpetua, lo que no ocurre en Bélgica.