La primera ministra británica, Theresa May, ha advertido este jueves, a su llegada a Bruselas para participar en la cumbre de líderes de la Unión Europea, de que "la amenaza de Rusia no respeta fronteras", por lo que pedirá a sus socios comunitarios su respaldo en el conflicto abierto entre Londres y Moscú por el envenenamiento del exespía ruso Sergei Skripal.
"Rusia perpetró un ataque descarado y temerario contra Reino Unido", ha vuelto a denunciar May. "Plantearé el tema porque la amenaza de Rusia no respeta fronteras y el incidente en Salisbury constituye un patrón de las agresiones de Rusia contra Europa y sus aliados cercanos, desde los Balcanes Occidentales hasta Oriente Medio", ha explicado.
De hecho, más allá de su discusión entre los 28 líderes europeos, la primera ministra británica tiene previsto reunirse con el presidente francés, Emmanuel Macron, y con la canciller alemana, Angela Merkel, para consensuar la estrategia frente al desafío ruso, según ha anunciado el palacio del Elíseo.
Compromiso con la seguridad común
En cualquier caso, May ha dejado claro que aprovechará el Consejo Europeo para reafirmar el "compromiso incondicional" de Reino Unido con la seguridad futura de Europa, a pesar del Brexit.
En este sentido, ha remarcado que la reunión también conmemorará los atentados terroristas del 22 de marzo de 2016 en Bruselas y del 22 de marzo de 2017 en Westminster, en el centro de Londres, de los que se cumplen dos y un año, respectivamente.
“Juntos podemos trabajar para asegurar que superamos los retos que todos afrontamos“
"Mientras recordamos a las víctimas subrayaré el compromiso incondicional del Reino Unido con la seguridad futura de Europa. Juntos podemos trabajar para asegurar que superamos los retos que todos afrontamos", ha asegurado May, cuyo país abandonará la Unión Europea el 29 de marzo de 2019.
Aliados "estrechos"
Así, la primera ministra británica ha detallado que abordará con sus homólogos "las oportunidades y retos mutuos" que enfrentan "como amigos y aliados estrechos" después del "temerario ataque ruso contra el Reino Unido" por el "intento de asesinato" del antiguo agente de inteligencia.
Serguéi Skripal, un exagente doble que fue condenado en Rusia por traición y después liberado en un canje de prisioneros, y su hija aparecieron en un centro comercial de la ciudad de Salisbury en estado crítico, tras ser expuestos a lo que las autoridades británicas han identificado como un potente agente nervioso de fabricación rusa.
Pese a las acusaciones británicas, Moscú ha negado cualquier implicación en el envenenamiento y ha amenazado con responder a toda represalia impuesta por Reino Unido y sus aliados. Así, el embajador ruso en Londres, Alexander Yakovenko, ha vuelto a insistir este jueves en que May no ha aportado "prueba" alguna sobre el envenenamiento y en que su Gobierno ha "construido su posición oficial sobre puras suposiciones".
Muestras de sangre
Mientras la tensión diplomática se agudiza, la investigación del envenenamiento sigue su curso: un juez británico ha autorizado este jueves que se extraigan muestras de sangre tanto a Skripal como a su hija con el fin de realizar pruebas sobre la sustancia que aún les mantiene hospitalizados, en estado crítico.
El magistrado de la Corte de Protección de Londres, que evalúa casos relacionados con personas que no pueden tomar decisiones de manera autónoma, ha dado luz verde a los inspectores de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas para obtener esas muestras.
Ese organismo evaluará en las próximas semanas la naturaleza de la sustancia con la que fueron atacados Skripal y su hija, que, según Londres, es un agente nervioso de uso militar fabricado por Rusia.