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Londres y Bruselas logran un acuerdo sobre el 'Brexit' que abre la negociación de la futura relación entre Reino Unido y la UE

  • La frontera entre Irlanda y el Ulster será permeable, pero respetará los acuerdos de paz de Irlanda del Norte

  • Bruselas cree que se dan garantías suficientes para los ciudadanos europeos en Reino Unido

  • Hasta la fecha de salida de Reino Unido no se concretará la factura económica

  • Tusk recuerda que empieza "lo más difícil" porque las diferencias son "muy grandes"

L. FRANCIA
7 min.

El Gobierno Reino Unido y la Comisión Europea han logrado un acuerdo en las primeras horas de este viernes sobre cómo quedará la frontera entre Irlanda y la provincia británica del Ulster una vez que el país abandone la UE. Se cierra así el punto que quedaba sin resolver de los tres asuntos prioritarios que sientan las bases del divorcio antes de pasar a la siguiente fase de la negociación del Brexit, la que debe definir la futura relación económica y política entre Reino Unido y la Unión Europea.

El acuerdo alcanzado no aporta medidas cerradas que den soluciones o cifras precisas, sino que consigna la promesa de Londres de cumplir una serie de compromisos respecto a la frontera entre Irlanda y el Ulster, los derechos de los ciudadanos europeos en Reino Unido y de los británicos que viven en la UE y la factura que debe abonar Londres por su retirada del bloque.

Después de una noche de trabajo intenso y llamadas cruzadas con Dublín y Bruselas, la primera ministra británica, Theresa May, se ha reunido antes de las siete de la mañana en la capital comunitaria con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.

Ambos comparecían poco después ante los periodistas para comunicar el acuerdo que cierra la primera fase del Brexit, la que debía resolver esos tres problemas básicos marcados por la UE.

Tusk: la nueva fase de negociación, "la tarea más difícil"

Ahora, la Comisión Europea considera que se han conseguido "garantías suficientes" en los tres campos y recomienda el paso a la segunda fase de la negociación, la que interesa más a Londres porque definirá el período de transición del Brexit y la futura relación comercial, económica y política entre el país y la UE.

En ese sentido, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, ha subrayado que con esa nueva fase empieza "la tarea más difícil", ya que las diferencias entre Londres y los Veintisiete países que seguirán dentro de la UE "son demasiado grandes".

El paso a esa nueva fase debe aún ser decidido por los 28 países miembros de la UE en la cumbre especial convocada el próximo viernes 15 de diciembre, pero todo apunta a que recibirá luz verde.

Como ha explicado Bruselas, si el Consejo Europeo considera que "se ha avanzado lo suficiente", los negociadores de la Comisión Europea y del Gobierno de Reino Unido "iniciarán la preparación de un acuerdo de retirada con arreglo al artículo 50 del Tratado de la Unión Europea". Al mismo tiempo, empezarán "inmediatamente a trabajar sobre cualquier posible régimen transitorio y a iniciar un debate que examine la relación futura" entre ambas partes.

No habrá "frontera dura" entre Irlanda y el Ulster

Según lo acordado este viernes sobre la frontera norirlandesa, Londres se compromete a que sea permeable, que no se convierta en una "frontera dura". Es decir, se permitirá la libre circulación de personas, bienes y servicios, sin establecer nuevas barreras regulatorias o aduaneras, pero respetará "la integridad económica de Reino Unido" recogida en los Acuerdos de Belfast, que en 1998 fijaron las condiciones para el cese de la violencia en Irlanda de Norte.

Este punto había mantenido bloqueado el avance de la negociación, ya que el Partido Unionista Democrático de Irlanda del Norte -que apoya al Gobierno en minoría de Theresa May en Londres- se negaba a aceptar que no hubiese frontera entre las dos partes de la isla irlandesa, al considerar que eso era, de facto, podrían diferenciar al Ulster del resto de Reino Unido y abrir la puerta a la reunificación de Irlanda en el futuro.

Durante su intervención, May ha insistido en que el hecho de que la frontera sea permeable no supondrá que Irlanda del Norte no abandone la UE, ya que es parte integrante de Reino Unido y este país saldrá entero del bloque.

Por eso, el acuerdo de este viernes determina que, si la futura relación comercial y económica entre ese país y la UE no permite mantener esa frontera permeable, Londres se compromete a proponer "soluciones específicas para afrontar circunstancias únicas". Si esas soluciones no se producen, "Reino Unido mantendrá una alineación completa con aquellas normas del Mercado Único y la Unión Aduanera que, ahora o en el futuro, apoyen la cooperación norte-sur, la economía de la isla entera y la protección del acuerdo de 1998".

En una rueda de prensa posterior, el jefe del equipo negociador de la Comisión Europea, Michel Barnier, ha dejado en evidencia la dificultad de cuadrar el círculo, pero ha dejado la pelota de la solución en el tejado de Londres.

"Reino Unido no seguirá dentro del Mercado Único y la Unión Aduanera porque así lo ha decidido. Reino Unido ha creado el problema y se ha comprometido a encontrar una solución", ha señalado Barnier, quien asegura que "se tratará de crear normas comunes que permitan mantener cierta unidad" entre las dos partes de la isla irlandesa.

Irlanda ya ha bendecido el acuerdo anunciado y el primer ministro irlandés, Leo Varadkar, ha asegurado que cumple con "todas" las demandas planteadas por su Gobierno, entre las que destaca el mantenimiento de una "frontera invisible" con la provincia británica de Irlanda del Norte.

De esta manera, dijo, se evitará el restablecimiento de una frontera estricta en la isla, clave para sus economías, y los ciudadanos norirlandeses seguirán teniendo derecho a la nacionalidad irlandesa y comunitaria, tal y como establece el acuerdo de paz de Viernes Santo de 1998.

La justicia de la UE, garante de los derechos de sus ciudadanos en Reino Unido

Además, los derechos de los ciudadanos europeos que residan en Reino Unido seguirán garantizados por la justicia europea y el Tribunal de Justicia de la UE podrá seguir dirimiendo los conflictos que surjan.

Eso implica que los europeos que residan en Reino Unido y los británicos que vivan en países del bloque podrán recurrir a las instituciones europeas para defender esos derechos.

Según ha explicado May durante la rueda de prensa, también los tribunales británicos "harán cumplir los derechos" de los ciudadanos europeos dentro de Reino Unido.

Este punto se concreta, según ha explicado el jefe negociador europeo, en que "los jueces británicos deberán tener en cuenta la jurisprudencia del Tribunal de Justicia de la UE después del Brexit". Para aquellos casos en los que no exista jurisprudencia previa a la salida del país, habrá un período de ocho años para poder legislar.

Según ha detallado Michel Barnier, "todos los ciudadanos llegados a Reino Unido antes de la salida de la UE [en la actualidad, casi 3,5 millones de personas] podrán seguir trabajando o estudiando como antes", al igual que ocurrirá con los británicos que viven en países de la UE y que ahora suman casi 1,5 millones de personas.

Además, esos ciudadanos mantendrán intacto el derecho a la reunificación familiar. "Los hijos siempre tendrán ese derecho [a reunirse con sus padres], aunque nazcan después del Brexit", ha precisado Barnier.

"Mantendrán todos los derechos sanitarios, de pensiones y otras prestaciones de la seguridad social, incluso después del Brexit", ha subrayado el político francés, quien ha reiterado que "esa exportabilidad de derechos incluye todas las prestaciones familiares".

La cantidad de la factura no se concreta

La primera ministra también ha asegurado que el acuerdo es "justo para el contribuyente británico", lo que permitirá al país en el futuro "invertir más en nuestras prioridades nacionales".

Hacía así referencia a la factura que Londres debe pagar a la UE por los compromisos adoptados con el bloque que dejará de cumplir, una cantidad que no se precisa en el acuerdo de este viernes porque, según Michel Barnier, "la cifra no importa, lo que importa es que Reino Unido respete todos los compromisos que ahora asume".

"No podemos calcular una cantidad concreta. Dependerá de muchas variables, como el crecimiento económico, los ingresos y otros indicadores", ha añadido el negociador, quien asegura que Londres se ha comprometido a asumir todos los compromisos que adoptó cuando era miembro.

"Reino Unido no pagará ni más ni menos que cuando ha sido un Estado miembro", ha resumido Barnier, quien ha indicado que la cantidad definitiva de la factura se fijará en la fecha de salida de Reino Unido: marzo de 2019.

Fuentes conocedoras de las negociaciones sitúan la cantidad que podría alcanzarse entre los 45.000 y 50.000 millones de euros, por debajo de los 60.000 millones calculados por Bruselas, pero muy por encima de los 20.000 millones que ofrecían al principio los británicos.

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