Donald Trump ha anunciado este miércoles el reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel, que ahora está en Tel Aviv, en una decisión que rompe el statu quo de la ciudad, viola toda una serie de resoluciones de Naciones Unidas, y amenaza con incendiar aún más una de las regiones más inestables del mundo, ya que los palestinos reivindican la triple Ciudad Santa como capital de su futuro Estado. Su homólogo israelí, Benjamín Netanyahu, ha aplaudido la decisión y la ha calificado de "noticia histórica", mientras que Hamás afirma que "abre las puertas del infierno"y el presidente palestino, Mahmud Abás, señala que Trump "viola todas las resoluciones y acuerdos internacionales".
"He decidido que es el momento de reconocer oficialmente Jerusalén como capital de Israel. Los presidentes anteriores han hecho de esto una promesa en sus campañas pero no lo han cumplido. Hoy yo sí voy a cumplir esa promesa, en el interés de Estados Unidos y para conseguir la paz entre los israelíes y los palestinos", ha afirmado Trump. El 45º presidente de Estados Unidos ha asegurado que su decisión "no es ni más ni menos que reconocer la realidad, es lo correcto, lo que tenemos que hacer". Es por este motivo que, en palabras de Trump, "de forma coherente con la ley de la embajada, he pedido que se reubique la embajada estadounidense desde Tel Aviv hasta Israel", un proceso que, según funcionarios estadounidenses, podría tardar entre tres y cuatro años.
El presidente estadounidense ha explicado en su discurso que las fronteras específicas de la soberanía israelí en Jerusalén estarán sujetas a negociaciones de estatus final con los palestinos, y que seguirá haciendo todo lo posible por mantener y apoyar el "statu quo en el Monte del Templo" o Explanada de las Mezquitas, tercer lugar sagrado para el Islam y donde sólo se permite el culto a los musulmanes. Asimismo, ha pedido a todos los líderes "políticos y religiosos" de Israel que "se unan en la noble tarea de conseguir una paz duradera" en la región, a la vez que ha llamado a la comunidad internacional "a la calma y a la moderación".
Estados Unidos se ha convertido así en el único país del mundo que reconoce como capital de Israel a Jerusalén, donde ningún Estado tiene su embajada debido a que, tras la anexión israelí de la parte oriental de la ciudad en 1980, la ONU llamó a la comunidad internacional a retirar sus legaciones de la Ciudad Santa.
Los aliados árabes de EE.UU. critican la decisión
Los rumores sobre este anuncio habían generado críticas de importantes aliados árabes de Estados Unidos en la región, como Turquía, Jordania y Arabia Saudí, y las fuerzas de seguridad israelíes han debido prepararse para un posible incremento de la violencia en el país, donde las facciones palestinas han declarado "Tres Días de Ira y Rabia Popular". Todas las facciones palestinas han llamado a la movilización este jueves. El movimiento de Trump va a obligar a Estados Unidos a extremar la precaución en sus embajadas. De hecho, Estados Unidos ha pedido a sus ciudadanos en Jerusalén que limiten sus movimientos para protegerse de las posibles protestas y la embajada en Jordania ha cerrado ante las protestas desatadas a sus puertas.
Los palestinos reclaman la parte oriental de la urbe (Jerusalén Este) como capital de su futuro Estado independiente, y precisamente el statu quo de Jerusalén ha sido una de las piezas claves en las negociaciones de paz de las últimas décadas.
La primera reacción oficial ha llegado por parte del presidente isarelí, Benjamín Netanyahu, que ha calificado la decisión de "noticia histórica" y ha agradecido a Trump la decisión: "Presidente Trump, gracias, el pueblo de Jerusalén estará por siempre agradecido". Netanyahu ha destacado que "no hay ninguna paz que no incluya Jerusalén como la capital del Estado de Israel" y ha pedido "a todas las naciones del mundo que reconozcan la ciudad como la capital y que muevan allí sus embajadas", mientras ha querido asegurar que "no habrá ningún cambio en el 'statu quo' de las religiones". "Israel siempre garantizará la libertad a los cristianos, musulmanes y judíos".
Por su parte, el movimiento islamista palestino Hamás ha señalado que la decisión "abre las puertas del infierno". El jefe político del grupo, Ismail Haniye, ha dicho que "no cambia el estatus religioso, legal y administrativo" de la ciudad. Y el presidente palestino, Mahmud Abás ha dicho que Trump "viola todas las resoluciones y acuerdos internacionales". "En esta declaración ha elegido violar todas las resouciones y acuerdos internacionales y bilaterales y contradecir el consenso internacional expresado por posiciones de varios países del mundo", ha señalado Abás.
Tanto la Unión Europea como Macron, May o Merkel rechazan el cambio, que el presidente francés ha tildado de "lamentable".
Compromiso para conseguir la paz y estabilidad en la región
Trump ha asegurado que, con su acción, su administración se reafirma en "el compromiso duradero para conseguir paz y estabilidad y en la región. Confiamos en que en el último término lleguemos a una paz, a un mayor entendimiento y a una mayor cooperación. Esta ciudad sagrada tiene que sacar lo mejor de la humanidad". "No tenemos que volver atrás con viejas luchas", ha dicho.
El presidente ha lanzado un mensaje que ya repitió en la cumbre de Arabia Saudí en junio: "Oriente Medio es una región rica de cultura e historia, pero el futuro increíble que espera a esta región está siendo retenido por la ignorancia, por los baños de sangre, por el terror". Por ello, ha pedido a los políticos y líderes religiosos colaboración para conseguir "una paz duradera". Así, Trump ha calificado Israel como "una de las democracias más exitosas del mundo" donde "gente de todas las religiones son libres para vivir y orar según sus creencias".
Trump ha explicado que, una vez que la embajada esté completada, "será un homenaje a la paz", a la vez que ha querido dejar una cosa clara: "Esta decisión no pretende en modo alguno reflejar nuestro firme compromiso de facilitar un acuerdo de paz duradero". "Ha llegado la hora de que la paz venza a los extremistas, de que todas las naciones civilizadas respondan a este acuerdo con paz y con calma y no con violencia y es hora de que las voces jóvenes y moderadas de todo Oriente Medio reclamen para sí mismos un futuro bonito y brillante".
"Que Dios bendiga a Israel, a los palestinos y a Estados Unidos", ha concluido.