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El Reina Sofía se muestra en público con Soledad Lorenzo

  • El museo exhibe parte de los fondos cedidos en depósito por la galerista

  • Punto de Encuentro es una primera parte con 58 obras de 15 artistas

  • Incluye, entre otras, piezas de Tápies, Palazuelo, Txomin Badiola y Soledad Sevilla

LAURA G. TORRES
5 min.

Hace tres años, el mundo del arte en España vivió un hecho histórico: la cesión en depósito al Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de una de las mejores colecciones españolas de arte contemporáneo -392 piezas de 89 artistas-, la de la galerista Soledad Lorenzo, cuya galería fue durante sus 26 años de actividad (1986-2011) referente artístico de primer orden. Ahora, el gran público va a poder disfrutar al fin también de esa excelente colección gracias a dos exposiciones consecutivas organizadas por el museo madrileño.

La primera de ellas abrirá sus puertas este martes 26 de septiembre, hasta el 27 de noviembre, bajo el título Colección Soledad Lorenzo: Punto de Encuentro, y reunirá 58 obras de 15 artistas, todos ellos españoles y representados en la Galería Soledad Lorenzo.

"A través de estas obras la exposición aborda una serie de conceptos en torno al espacio, la construcción y las formulaciones geométricas, muy presentes en estos artistas de tres generaciones distintas", explica a RTVE.es Salvador Nadales, conservador del Departamento de Colecciones del Reina Sofía y comisario de la muestra junto Manuel Borja-Villel, director.

Tàpies y Palazuelo, punto de partida

La muestra, que no sigue un discurso estrictamente cronológico, arranca con dos figuras ya consolidadas en el panorama artístico cuando Soledad Lorenzo abrió su galería, como son Antoni Tàpies y Pablo Palazuelo, cuyas líneas de trabajo han sido consideradas tradicionalmente como opuestas -el trabajo en torno a la materia del primero frente al lenguaje geométrico universal del segundo- pero que establecen "un interesante diálogo al tratarse de obras de la época de madurez de ambos artistas", apunta el comisario.

A partir de ahí entran en juego el trabajo en torno a los mismos conceptos pero de artistas de otra generación, como son Soledad Sevilla -con su serie Belmont (1980)-, Ángeles Marcos -renovadora de la escultura española-, Guillermo Pérez Villalta, Pérejaume, Juan Uslé o el Grupo Vasco de la galería de Soledad, un conjunto de artistas vascos que ella apoyó directamente liderados por Txomin Badiola y Pello Irazu -también renovadores de la disciplina escultórica en los años 80- y otros más jóvenes como Sergio Prego, Ana Laura Aláez y Jon Mikel Euba.

Punto de Encuentro también incluye una representación de la apuesta de Soledad Lorenzo de una última generación más joven de artistas "abiertos a planteamientos más conceptuales", como es el caso de Íñigo Manglano-Ovalle y Adriá Juliá, indica el también responsable de Relaciones Institucionales del museo madrileño.

El título de la exposición también hace referencia a la galería como "lugar fundamental de encuentro entre creador y mercado", un "importante papel" jugado por las galerías especialmente a mediados de los años ochenta, "un momento de efervescencia en el que tuvieron un rol crucial no solo en la representación, sino en la divulgación y promoción exterior de artistas", apunta el comisario, que explica que, en el caso concreto de Lorenzo, empezó a trabajar con artistas españoles para luego ampliar su espacio a representantes de otras latitudes.

La segunda muestra, que abrirá sus puertas del 19 de diciembre al 5 de marzo de 2018, llevará por título Cuestiones personales y se centrará en la recuperación del lenguaje figurativo y las metamorfosis de la representación en las últimas décadas del siglo XX con una selección de unas 70 obras de artistas como Luis Gordillo, Alfonso Fraile, Juan Ugalde, Jorge Galindo y Manuel Ocampo, además del núcleo de artistas norteamericanos de Soledad Lorenzo, como David Salle, Tony Oursler, Ross Bleckner, Eric Fischl, George Condo y Julian Schnabel, entre otros.

Un "fenómeno ejemplarizante"

Según Nadales, Lorenzo, con absoluto "respeto" al discurso expositivo de los comisarios, ha trabajado "activamente" en el montaje de la muestra y su colaboración, gracias al conocimiento de su colección, ha sido "de gran ayuda". "Cada vez que hay un proyecto expositivo en torno a su colección, a Soledad le hace especial ilusión y hacerlo en el Reina Sofía, que para ella tiene una especial relevancia, le supone una doble satisfacción", asegura el comisario, que recuerda que tanto Santander como Valencia ya habían organizado exposiciones sobre la colección de Lorenzo, si bien centradas en mostrar la riqueza de la misma con una selección de una o dos obras por artista.

En cuanto al significado del depósito de la colección Soledad Lorenzo para el Reina Sofía, el conservador del Departamento de Colecciones destaca, no solo su "aportación cuantitativa y cualitativa", sino que se trata de "un fenómeno ejemplarizante". "Son muy pocos los casos en los que instituciones museísticas españolas puedan recibir un conjunto o núcleo de obras tan significativo, una fórmula más común en el mundo anglosajón", señala.

El comisario destaca además la "coherencia" de lo que define como "una colección no intencionada", ya que Soledad Lorenzo no es realmente una coleccionista, sino que, al cabo de sus 26 años de trabajo, fue acumulando una serie de obras, bien porque las adquirió ella misma o bien porque no tenían salida a través de la venta, de cuya coherencia no fue ella misma consciente hasta el cierre de la galería.

Con sus casi cuatro centenares de obras, el Reina Sofía ha podido reforzar la presencia de artistas ya presentes en el museo e incluir otros que no estaban representados y "dar un empuje" a la creación artística del siglo XXI, en unos años además en los que el museo referente del arte contemporáneo no ha vivido precisamente un desahogo financiero. "Se trata de obras que, en muchos casos, están ya fuera de mercado o están a precios que el museo no puede permitirse", concluye Nadales, lo que le da aún mayor impronta a la cesión de esta colección cuya propietaria reconocía que "solo podía vivir y ser útil en un museo".

Txomin Badiola. 'M.D.-19, 1990'. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Depósito de la Colección Soledad Lorenzo, 2014. Fotografía: Joaquín Cortés / Román Lores

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