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'Doña Clara': Mucho más que la película que anticipó la caída de Dilma Rousseff

  • Se estrena la película brasileña más aclamada de los últimos años

  • Protagonizada por Sonia Braga, llega a las salas el 10 de marzo

  • Brasil no la seleccionó para los Oscar por las críticas de su director a Michel Temer

  • RTVE.es entrevista a su director Kleber Mendoça Filhno

ESTEBAN RAMÓN
4 min.

Doña Clara, la película brasileña más internacional de los últimos años, fue una de las ausencias más notables de los últimos Oscar. No es que fuera despreciada por la Academia de Hollywood: directamente no fue considerada por la propia Academia de cine brasileña como candidata. ¿El motivo del disparo en el pie? Las críticas de su director y reparto al impeachment que terminó con el gobierno de Dilma Rousseff durante la presentación de la película en Cannes el pasado mayo.

Doña Clara corona la carrera de todo un icono como Sonia Braga, con el papel más importante de su vida justo al cumplir 65 años. Interpreta a una crítica musical jubilada, de clase media-alta, superviviente de un cáncer de mamá en su juventud, viuda, independiente y vitalista. Vive en la costera Recife, en el único edificio de primera línea de playa que tiene más de 40 años. 'Aquarius', así se llama el edificio (y la película en el original), es codiciado por constructores que proyectan una enorme torre de apartamentos. Y empiezan a acosar a Clara, única residente que no ha abandonado el inmueble.

Sobre esa base de invasión y resistencia, Doña Clara es también estudio de un personaje único, retrato de las brechas sociales de Brasil, muestra de tensiones familiares, crítica del capitalismo, carta de amor a un Recife que no existe y, sobre todo, una defensa del apego a los paisajes, objetos y sonidos que conforman lo que somos. Su director, Kleber Mendoça Filhno (Recife, 1968), continúa así exploración de los espacios que habitamos que inició en su debut (Neighboring Sounds).

El director tuvo que convencer a Sonia Braga paseando dos días por Nueva York. Pero pronto supo que todo encajaba. “La elegí porque es increíble y, como cinéfilo, era parte de mi vida. Era arriesgado, pero fue una combinación perfecta. Ella también ha sido una mujer libre toda su vida. Está llena de energía y personalidad”, explica en una entrevista para RTVE.es. Y añade que le resultó muy natural escribir un personaje femenino y maduro, porque también está basado en su madre, fallecida a los 54 años.

Cuando el impeachment contra Dilma Rouseff prosperó, las resonancias eran obvias. “La asociación es muy clara, una gran coincidencia. Las dos mujeres tienen 65 años, han superado un cáncer y quieren ser expulsadas de sus casas por hombres”, dice el director. “El arte es como una antena: es la única explicación que tengo”.

Doña Clara es nostálgica en el mejor sentido de tan peligrosa palabra. “Creo en una nostalgia saludable, porque mucha nostalgia conduce a la depresión. Al mismo tiempo, en la era neoliberal, el respeto al pasado es malo para los negocios y por eso el mercado trata de cortarlo. Es algo fascinante de nuestra sociedad: no ocurre nada malo con el edificio, pero se desarrolla una narrativa de que debe ser derribado porque hay que hacer algo nuevo”.

La fascinante banda sonora recorre la historia musical brasileña, desde la música clásica hasta lo más popular: desde Heitor Villa-Lobos a Roberto Carlos, pasando por Gilberto Gil y María Bethânia, y apoya el sentimiento de apego de la protagonista.

"Doña Clara" ("Aquarius"), el relato de una mujer que "se atreve a decir no", llega a la cartelera española tras ser alabada por la crítica internacional, y después de sufrir un "boicot" en su Brasil natal, según ha asegurado su director, Kleber Mendonça. Clara (Sonia Braga) es una crítica musical jubilada que vive en un edificio de los años 40 sobre en Recife, un inmueble que un promotor ha comprado excepto su apartamento

Clara es también un puente entre las clases sociales brasileñas: desafiante con la poderosa clase dirigente y sin romper el lazo con la más desfavorecida. “En Brasil hay películas completamente burguesas que no saben que son racistas, estúpidas y arrogantes. O películas de burgueses sobre las favelas que pretenden ser amables sin saber que son jodidamente racistas", explica el cineasta. "En Brasil esta película es confusa porque Doña Clara es una burguesa que debería ser cliente de la constructora y vivir en esas horribles torres. Pero no quiere porque tiene una ética diferente. Y porque es burguesa tiene la situación financiera para decir: no os necesito. Es un ‘no, porque no’”.

Mendoça Filhno, que fue crítico cinematográfico antes que cineasta, dice que la pregunta para comprender cualquier película es: ¿Cómo es el mundo que tratan de contarme? E intenta responderla sobre su propia película: “Con suerte, el mundo es un lugar donde la gente se ama. Y donde tratas de vivir tu vida en tu lugar, aunque a veces es difícil. Y también está llena de momentos que recuerdas y que tratas de olvidar”.

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