menú principal Noticias

Teresa de Calcuta, la santa de la caridad, de los pobres y de las alcantarillas

  • Nacida en 1910 en Macedonia, se convirtió en monja a los 18 años

  • En 1946 recibió su vocación en un viaje de Calcuta a Darjeeling

  • Fundó las Misioneras de la Caridad, con centros en 140 países

  • En 1979 fue galardonada con el Premio Nobel de la Paz

  • Murió en 1997 y Juan Pablo II la proclama beata en 2003

RTVE.es/AGENCIAS
Tiempo de lectura 6 min.

La madre Teresa de Calcuta ha recibido muchos nombres a lo largo de los años: la santa de la caridad, la madre de los pobres o la santa de las alcantarillas son algunos de ellos. Todos tienen en común, la entrega en vida a los más desfavorecidos. Después de su muerte, un supuesto milagro reconocido por el Vaticano ha permitido su canonización este domingo tras el que ha sido el proceso más rápido para santificar a una persona.

Inés Gonxha Bojaxhiu, como se llamaba en realidad, encarnó la imagen de la caridad alrededor de todo el mundo, convirtiéndose en una de las personas más mediáticas e influyentes junto con figuras como la princesa Diana de Inglaterra o el presidente estadounidense Ronald Reagan.

La proyección mundial de su trabajo le llevó a alcanzar el Premio Nobel de la Paz en 1979, entre otros múltiples reconocimientos. Sin embargo, también recibió duras críticas por sus posturas ultraconservadoras en materias como el divorcio o los abortos.

La madre Teresa con la princesa Diana de Gales en una visita al convento en Roma el 19 de febrero de 1992 /AFP
Teresa de Calcuta recibe la Medalla Presidencial de la Libertad de la mano de Ronald Reagan en junio de 1985 /AFP/ MIKE SARGENT
Teresa besa la mano del papa Juan Pablo II el 8 de noviembre de 1978 durante una audiencia en el Vaticano /AFP
Teresa con la primera ministra de la India Indira Gandhi el 18 de noviembre de 1972 /AFP
Juan Pablo II visita a la madre Teresa en la 'Casa del corazón Puro' en Calcuta en febrero de 1986 /REUTERS/Luciano Mellace/File Photo
La madre Teresa en una visita a Amsterdam el 1 de enero de 1988 /AFP/ HERMAN PIETERSE
Juan Pablo II (i) sostiene la mano de Teresa de Calcuta durante una reunión en el Vaticano el 20 de mayo de 1997 /EFE/Vatican Pool
La madre Teresa tras llegar a Roma procedente de Nueva Delhi el 16 de mayo de 1997 /REUTERS/Paolo Cocco/File Photo
La premio Nobel de la Paz camina con un niño en brazos en agosto de 1982 en Beirut /noticias
La madre Teresa el 15 de mayo de 1997 en Nueva Delhi /AFP/ RAVI RAVEENDRAN
La madre Teresa presenta los documentos para una nueva casa a un aldeano de Latur en Bombay el 26 de de septiembre de 1994 /REUTERS/Savita Kirloskar/File Photo
La madre Teresa es atendida en una clínica el 26 de noviembre de 1996 en Calcuta /AFP
Varias religiosas velan el cuerpo fallecido de la madre Teresa en Calcuta el 6 de septiembre de 1997 /AFP/ ARKO DATTA

Una vida de sacrificio

Nacida en 1910 en el seno de una familia católica en Skopje, en la actual Macedonia, perdió a su padre a los ocho años, lo que dejó a su familia en una delicada situación financiera.

No esperó mucho, tan solo hasta los 18 años, para poner rumbo a Irlanda y entrar a formar parte de las Hermanas de Loreto, que fueron quienes la llevaron a su comunidad en Calcuta, en la India, para comenzar un trabajo misionero que ya nunca abandonaría.

Pero su verdadera vocación llegó en 1946, durante un viaje entre Calcuta y Darjeeling en tren. Allí, recibió la “llamada” de Cristo, según ha llegado a contar: “Ven, sé mi luz”.

Fue entonces cuando inició el proyecto de las Misioneras de la Caridad, una congregación que se distingue universalmente por los saris blancos con ribete azul y que hoy cuenta con 745 centros en 140 países, más de 5.000 misioneras y una legión de voluntarios. La congregación obtuvo el reconocimiento del papa Pablo VI en 1965.

En 1950 se nacionalizó india, aunque su identidad ya tenía múltiples perfiles. “De sangre soy albanesa, de nacionalidad india, por fe una monja católica, por mi devoción pertenezco al mundo y por corazón pertenezco completamente al corazón de Jesús”, decía.

Una de las figuras más influyentes del siglo XX

Como ciudadana del mundo, en 1975 fue designada por la Santa Sede como representante en México ante la Conferencia Mundial de Naciones Unidas con motivo del Año Internacional de la Mujer.

También participó como auditora religiosa en el sínodo convocado en 1980 por el papa Juan Pablo II, a quien la religiosa convenció para que en 1987 se abriera un albergue para indigentes dentro del Vaticano.

Pero su salud se debilitó al inicio de los años 1980. En 1989 le fue implantado un marcapasos y, tras pasar por varios hospitales de Italia, India y otros países, contrajo en este último país la malaria, lo que agravó sus problemas pulmonares y cardiacos.

Finalmente, tras varias recaídas, murió el 5 de septiembre de 1997 en la unidad de cuidados intensivos del asilo de Woodlands, en Calcuta, y enterrada el 13 de ese mismo mes en la capilla de la sede de su congregación con honores militares.

A su funeral asistieron millares de personas, entre ellas pobres y desheredados, así como reinas y jefes de Estado y de Gobierno de todo el mundo.

El reconocimiento materializado en premios

A lo largo de su trabajo, Teresa de Calcuta ha recibido los galardones más importantes. El más significativo de ellos, el Premio Nobel de la Paz, en 1979.

Antes, había recibido, en 1972, el premio Pendit Nehru del gobierno indio a la comprensión internacional.

La beatificación más rápida de la Historia

El papa Juan Pablo II, gran admirador de la obra y de la persona de la madre Teresa, aceleró en 1999, mediante dispensa, el proceso de beatificación de la religiosa y en 2002, en una misma sesión, promulgó los decretos por los que se reconocían las virtudes heroicas y un supuesto milagro por su intercesión.

El 19 de octubre de 2003, seis años después de su muerte, Juan Pablo proclamó beata a Teresa de Calcuta en el proceso de beatificación más rápido de la historia de la Iglesia Moderna.

En diciembre de 2015, el papa Francisco firmó el decreto que reconoce el supuesto milagro por el que la beata es proclamada santa.

Se trata de una “curación extraordinaria” que en marzo de 2016 aprobó por unanimidad la Iglesia católica y que se produjo en 2008 en un hombre brasileño en fase terminal por graves problemas cerebrales y que salvó su vida después de que su mujer pidiera la intercesión de la beata albanesa.

Ahora, este 4 de septiembre la madre Teresa se convierte en santa por una vida plena de ayuda a los desamparados que ella misma resumió en esta frase: “Cuando nos ocupamos del enfermo y del necesitado, estamos tocando el cuerpo sufriente de Cristo y este contacto se torna heroico; nos olvidamos de la repugnancia y de las tendencias naturales que hay en todos nosotros”.