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Una imagen vale más que mil patadas

  • La foto de una mujer de raza negra enfrentándose a tres neonazis inunda las redes

  • Tess Assplund coincidió en una manifestación con neonazis suecos del NRM

RTVE.es
3 min.

¿Quién es María Teresa Asplund? Una mujer negra con el puño en alto se encara a tres neonazis durante una manifestación. Un fotógrafo, David Lagerlöf, capta el momento y la foto se convierte en un fenómeno viral poco después. Ocurrió el domingo, 1 de mayo, en la localidad sueca de Borlänge. Y esa mujer es Tess Asplund, de 42 años.

Una imagen vale más que mil patadas, puñetazos, golpes, cañonazos. Imágenes de gestos claros, acuñadas como símbolos en el momento preciso, son armas poderosas y perennes.

Pasó en Suecia este fin de semana. Pasó en 1989 en la plaza de Tiananmen, Pekín, cuando un hombre solo detuvo una columna de tanques chinos. Las han protagonizado personajes como el Ché o Mandela, o niños como Aylan Kurdi, el pequeño refugiado sirio muerto en una playa turca. Arraigan en el imaginario y a ellas solo pueden oponerse otros símbolos de igual poder.

Nazis en el día del Trabajo

El encuentro y la fotografía tuvieron lugar durante las manifestaciones convocadas con motivo del Primero de Mayo. Los neonazis pertenecen al Movimiento de Resistencia Nórdico (NRM). Más de 300 miembros de esta organización neofascista convocaron una marcha ese día en el centro de la localidad sueca de Borlänge, según Reuters.

Tess Assplund, activista contra el antirracismo y residente en Estocolmo, se encontraba ese día en Borlänge también para manifestarse. "No tuve miedo", declaró, "pero estaba muy cabreada", reconoció a los medios.

El gesto fue una copia de otro parecido protagonizado por Nelson Mandela, apunta Asplund. "Pensé: ¡diablos no, no pueden marchar aquí! Ningún nazi va a manifestarse aquí, no estoy de acuerdo", ha declarado Assplund al diario The Guardian.

Para los medios suecos la imagen de Tess Asplund tomada por Lagerlöf ha traído a la memoria otra imagen, captada en 1985 por el fotógrafo Hans Runesson, en la que una señora golpea con su bolso a un neonazi que se manifestaba junto a sus correligionarios.

Suecia, país de acogida

La crisis de los refugiados ha alentado en Europa un renacer de nacionalismos y de grupos de corte abiertamente neofascista, como el NRM al que Asplund se enfrentó este domingo.

Pero Suecia es, por tradición, por su neutralidad desde la Segunda Guerra Mundial, un país de acogida. La embajadora sueca en España, Cecilia Julin, reconoció a TVE en una entrevista en marzo que "en los años 70, Olof Palme ya hablaba de lo que tratamos ahora, de los refugiados. Y, entonces, Suecia tenía que abrirse a los de América Latina, por las dictaduras de Chile y Argentina".

Más de un millón de personas procedentes de países como Siria, Irak o Afganistán llegaron el año pasado a territorio europeo en busca de refugio. De ellos, 160.000 llegaron a territorio sueco y el efecto llamada provocó que, allí, cundiera el pánico. "Por eso, en noviembre, tuvimos que introducir algunos controles en la frontera con Dinamarca", explica Cecilia Julin. "No se podía manejar el flujo, no había forma de acoger a la gente de una manera digna y humana", argumenta.

La legalidad de estos controles de frontera ha estado avalada más por la excepción que por la normativa regular, un tratado de Dublín que en la práctica no se aplica. No obstante, la Comisión Europea ha propuesto este jueves extender seis meses los controles internos temporales que ya aplican Alemania, Austria, Suecia, Dinamarca y Noruega, alegando que existen deficiencias en los controles de las fronteras exteriores de Grecia.

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